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Euskara y nobleza en la Llanada alavesa oriental

Artículo
Gervasio di Cesare y Kike Fernández de Pinedo
Euskara y nobleza en la Llanada alavesa oriental
FONTES LINGVÆ VASCONVM stvdia et docvmenta
Año XLIV • Número 115 • Julio-Diciembre • 2012
Descargable aquí.

En este artículo se sigue entre otros los Ochoa de Villanueva, una familia de la elite de Agurain/Salvatierra, vinculada por lazos de parentesco con las principales familias de la villa, como los García de Zuazo, Díaz de Santa Cruz, Luzuriaga, Ortiz de Salcedo, etc.
Además de ser una de las principales familias de Salvatierra, también fueron
una de las más ilustradas, tal como podemos saber por las bibliotecas que dejaron
algunos de los hombres de la familia, por ejemplo, la que dejó el licenciado
PedroOchoa de Villanueva en 1516 tasada en 15.000maravedíes.

Los nuevos datos presentados en este artículo junto los conocidos hasta ahora no hacen sino confirmar que el euskara sería la lengua mayoritaria y habitual de la Llanada alavesa oriental y único idioma para la mayoría de sus habitantes.

La nobleza de esta zona no fue ajena a esta realidad, y aunque fundamentalmente los hombres serían bilingües, el euskara sería la lengua familiar, dándose también casos de desconocimiento del castellano, sobre todo entre las mujeres. De esta forma, lo habitual sería que los hombres recibieran formación e instrucción, que incluiría aprender a leer y escribir correctamente en lengua castellana, fundamental para su estatus social y para poder aspirar a distintas profesiones como escribanos, secretarios, procuradores, alcaldes o a puestos relacionados con la corte. Por contra, gran parte, o una parte al menos, de las mujeres de estas elites quedarían fuera de esta formación, lo que conllevaba, como en el caso de Mari Ochoa de Villanueva y de Elena Ruiz de Ibarreta, el desconocimiento del castellano.

Una objeción a la reconstrucción del protovasco propuesta por Lakarra

Artículo

por María Pilar Alonso Fourcade (Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Ginebra).
Publicado en Academia

 Este artículo sorprendente evalúa la posibilidad de que podría haber existido ‘alguna vez’ un especie de lengua monosilábica precursor del euskera, tal como propone Lakarra en sus reconstrucciones.

La autora aplica la teoría de la termodínamica de sistemas abiertos, donde se observa una auto-organización a la génesis de una lengua. Esta teoría explica como se va produciendo en un sistema que fluye, desde el caos una autoorganisación de formas, tal como ha sido formulado inicialmente por Prigogine*. Armada de esta teoría intenta demostrar que un idioma nunca puede ser algo atomizado sino algo muy complejo con muchos niveles de organización. Intentaremos en esta reseña dar ejemplos del mundo físico para aclarar su postura que me parece de un nivel filosófico y conceptual que de muy lejos sobrepasa las trifulcas locales y parroquiales entre Lakarrianos y otros.

Si puedo ser sincero muy a menudo pienso que las teorías filológicas son un poco simples (por no decir que pienso que no tienen nada que ver con la realidad), como que en algún momento haya una uniformidad (unos marcianos aterrizan de Marte) cuando el cronometro está en cero, y de allí empieza el efecto torre de Babel, y el idioma empieza a evolucionar en diferentes direcciones según las leyes fonéticas fijas y indudables, para llegar únicamente ahora en una diversidad impresionante (tengo a veces la impresión que un idioma cambia de un pueblo a otro).

Mapi nos presenta aquí una visión realmente novedosa y muy de ciencias naturales sobre el origen de un idioma, y esto me da una satisfacción intelectual gratificante. 


Sin despreciar su análisis que me parece muy interesante, creo que algunas frases de sus conclusiones valen la pena de ser recordadas:

Un estado de lengua en el que, como pretende Lakarra, todas las raices-palabras-formas del léxico tuviesen una sola forma, la que él llama canónica, sería, y no seremos nosotros los que digamos“imposible”, un estado improbable para un sistema de comunicación. A no ser que, como hemos mencionado en la introducción, Lakarra se refiera a un estado en el que el sistema de la lengua no estaba todavía organizado y tendría más en común con el relinchar de los caballos, los gritos de los monos u otros animales que comunican emociones o pulsiones en base a imágenes mentales todavía sin discretizar.

 O esto:

Citando a Mandelbrot de forma libre ¡ que los arboles (los modelos radicales) no nos impidan ver el bosque (el léxico)¡ Y, desde la perspectiva del bosque, todas esas muchas formas que se repiten muy poco no deberían ser consideradas como excepciones molestas a la norma sino como piezas indispensables para mantener la organización del ecosistema de la lengua. Eliminarlas o pensar que se puedan eliminar seria como reducirlo todo a un monocultivo, letal para la capacidad comunicativa de la propia lengua.

El artículo no es una ocurrencia del momento, refleja su tesis doctoral:

Alonso Fourcade, Maria Pilar. (2002).
Le rôle des organisateurs et des séquences dans la structuration des textes basques. Une approche fractale
(Tesis Doctoral). Ginebra, Facultad de Psicologia y CCEE.

  ¡Gracias Mapi por ser tan original y científica!

Como contrapartida intentaré dar aquí unos ejemplos físicos, de modo artístico para no aburrir,  de sistemas abiertos donde se puede visualizar la auto-organización a diferentes niveles; es decir la misma organización se repite a diferentes niveles (de niveles microscópico a nivel macrosópico, la llamada fractalidad de la realidad).

Cuando el agua fluye sobre arena se genera a partir de una determinada velocidad una corriente turbulenta, en contra de lo que se puede pensar no se forma una organización caótica sino unos patrones muy regulares, es decir del desorden sale una organización, como vemos en los siguientes fotos de playas: 


Estas undulitas encontramos también como `fosil’ en los sedimentos:

Lo curioso es que encontramos estas mismas formas en imágenes de satélite de dunas en el desierto a una escala miles de veces más ampliada, donde cada duna lleva a pequeña escala las ondulaciones como en la playa:

Dunas cerca de un río…

Una unidad en la escala es 1 km!


Esta la organización fractal, es decir que la organización se repite a diferentes escalas, hay también en el mundo vegetal:

Este brocoli (‘romanesco) muestra una jerarquía de conos que están todos de la misma manera organizada tanto a pequeña escala como escala de la verdura misma. Es el ejemplo por excelencia de la fractalidad.


También cristales de hiele sobre un cristal forman figuras fractales donde el patrón a gran escala se repite a pequeña escala de manera matemática.

Hojas de helechos…

 Lo que Mapi intenta demostrar, a mi entender, es que en sistemas dinámicas como un idioma no existe en ningún momento un  estado ‘simple’ porque no es natural, va en contra de las leyes termodinámicas de las cosas, sistemas dinámicos tienden a una organización altamente sofisticada.

 
*)  Ilya Prigogine (1917-2003) es un físico-químico belga que recibió en 1977 el premio nobel por lo que es comunamente conocido como la ‘teoría del caos’ (del caos surge la orden). Era profesor de la Université Libre de Bruxelles.

Para saber más:

  1. Prigogine, Ilya; Stengers, Isabelle (1984). Order out of Chaos: Man’s new dialogue with nature. Flamingo. ISBN 0-00-654115-1

El Itinerario de barro: conclusiones y lecciones

Para no extender el post relacionado El Itinerario de barro: epigrafía versus ciencia recojo aquí las conclusiones después de haber estudiado debidamente el artículo de Ochoa et al.

Leemos en el informe en anexo del artículo de C. Fernández Ochoa, Á. Morillo Cerdán y F. Gil Sendino / El Itinerario de Barro. Cuestiones de autenticidad y lectura, Zephyrus, LXX, julio-diciembre 2012, 151-179, todavía no en internet, que el Laboratorio de Datación y Radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid certifica las siguientes fechas TL para respectivamente las tablillas I, II, III y IV:

MADN-5767rBIN: 1700+-202 BP, MADN-5781BIN: 1783+-138 BP, MADN-5782BIN 1734+-134 BP y MADN-5787BIN 1743+-207.

Ya sin elaboración estadística se observa que las edades de las 4 tablillas coinciden y que son romanas del siglo III/IV sin lugar a duda, visto que la edad de las 4 coincide.

Visto también que las inscripciones se realizaron según los autores con stylus («Presentan en la
cara anterior un texto inscrito en mayúsculas cursivas o actuarias, ejecutadas con un stylus, muy similar al que debía emplearse en las tablas enceradas
.»), o entendemos antes de cocción. Lo cual es afirmado también por el epigrafista García y Bellido (1975) quien estudió los originales, contrario a varios epigrafistas que afirmaron la falsedad, y nos afirma: «barro tierno– que, en este aspecto, venía a ser lo mismo, virtualmente, que la cera de las tabellae ceratae«

En la imagen se ve claramente la rebaba de una inscripción en ‘barro tieso’

(foto aportado por Raúl Villanueva)

Tal como está el estado de la ciencia, las inscripciones son romanas y no son fruto de una falsificación.

Este caso nos demuestra claramente que argumentaciones epigráficas ni pueden afirmar ni la falsedad ni la autenticidad de unas inscripciones de manera fehaciente , y que únicamente investigaciones materiales aportan las pruebas.

Las afirmaciones epigráficas basadas en argumentos intelectuales (i.e. de entre las orejas) deben ser confirmados por pruebas científicas para ser validadas. Es el merito de los autores de este estudio de haber buscado afirmación analítica, algo que no podemos afirmar de determinados epigrafistas que parecen operar ajeno a los avances científicos.

¡Que corrija quien se ha equivocado!

Isótopos estables en arqueología: 1 – introducción

Si hay un campo de la geoquímica que tiene muchas aplicaciones en la arqueología científica, y potencialmente también en el caso de Iruña Veleia son los llamados isótopos estables.Por está razón queremos aportar una pequeña introducción a nivel básico que debe ser inteligible para cualquier persona que no entra en pánico después de oír las palabras ‘elementos’, ‘átomos’ o ‘peso atómico’. No entraremos de lejos en la explicación de los fenomenos observados, únicamente intentamos indicar determinadas aplicaciones muy útil para la arqueología, y por su desconocimiento no amados…


Toda la materia consiste de átomos, y como aprendimos en clase de química y física, las características químicas de un determinado átomo es determinado por el número de protones que lleva en el núcleo. Es decir el número de protones corresponde con un determinado elemento: p. ejemplo el elemento carbono (C) tiene 6 protones, nitrógeno (N) 7 protones, uranio (U) 92 protones.

Los núcleos de los átomos no únicamente tienen protones, también neutrones. Como los protones son partículas con una carga positiva, y es bien sabido que cargas iguales se repulsan mutuamente, el núcleo para ser estable necesita un relleno con partículas neutrales. Se observa que los átomos estables tienen más o menos el número de neutrones que protones, aunque pueden tener algunos más, y especialmente para átomos con un peso atómico alto, p.ej. carbono puede tener 6 protones y 6 o 7 neutrones mientrás uranio al final de la lista tiene 92 protones y tiene 146 neutrones.

Como ya indicado un determinado átomo puede tener una cantidad de neutrones ligeramente variable y ser estable: por ejemplo el elemento oxigeno tiene 8 protones y puede tener 8, 9, 10 neutrones sin que el núcleo se convierte en inestable. Inestable significa que el átomo busca volver a un estado estable y es radioactivo: p. ej. carbono con 6 protones puede tener hasta 8 neutrones, pero la forma con 8 neutrones no puede existir para siempre y producirá una reacción nuclear (un neutrono se convertira en proton con la emisión de un electrón – radiación beta) para convertirse en nítrogeno estable de 7 protones y 7 neutrones.

Cada forma de un átomo, es decir con el mismo número de protones y un número de neutrones variables llamamos un isótopo y lo indicamos por su peso atómico (que es la suma del número de protenos + número de neutrones): p. ej. en el caso de carbono hablamos de los isótopos estables 12C (6+6) y 13C (6+7), mientras 14C (6+8) es el isótopo radioactivo de carbono.
En el caso de uranio el isótopo 238U (92+146) es estable, y 235U (92+143) y 234U (92+142) son los isótopos radioactivos. En la naturaleza, el isótopo de 238U es lo más frecuente, y solo hay un 0,7% del 235U. Para armas nucleares se necesita el inestable 235U. Entonces se debe ‘enriquecer’ en 235U, lo que es un proceso muy difícil y costoso (afortunadamente), porque ambos isótopos tienen casi exactamente los mismos características físicas y químicas, aunque si existe una muy  ligera diferencia por la diferencia en peso atómico. Con las llamadas centrifugas se es capaz de separar ambos isótopos pero esto costa mucho tiempo (cfr. proliferación de armas nucleares en el mundo).

Esta última digresión en realidad nos indica la situación de como se distribuyen los isótopos de un mismo elemento en la naturaleza. Debido a sus diferencias en peso atómica habrá en determinados procesos (procesos de equilibrio) una repartición de los isótopos que nos pueden dar mucha información sobre los procesos. Esto es el caso para los elementos ligeros, de bajo peso atómico, donde las diferencias en peso entre el isótopo ligero y pesado (p. ej. 16O y 18O) es relativamente grande, y los efectos de fraccionamiento son importantes (isótopos de oxigeno, carbono, nitrógeno).

En el caso de elementos pesados como plomo, estroncio, uranio no existen cambios en la composición isotópica durante los procesos, y son indicaciones de origen como se explicará a continuación.

Aparte de ser marcadores muy útiles para la arqueología como intentaremos demostrar en una serie de varios posts, isótopos estables tienen también el merito que se pueden medir de manera fehaciente en cantidades de material muy limitado (orden de miligramos) a través de un espectrómetro de masas. Esta medición y su preparación puede ser caro, pero en el caso de los isótopos de oxigeno y carbono de carbonato relativamente barato (50 euros).

En arqueología podemos básicamente distinguir entre 5 diferentes aplicaciones:

  1. estudios de origen: de donde viene la materia prima. Un ejemplo clásico es la determinación de la cantera del mármol de edificios y de esculturas, también el origen de minerales de metal (plomo), vidrio, también sílex, marisco
  2. estudios de paleo-dieta: qué se comía en el pasado. Se puede distinguir entre una dieta vegetariano, carnívoro, mixto, marino.
  3. estudios de paleoclimatología: en que fase climatológica se formó un determinado yacimiento. Gracias a los isotopos estables de oxigeno de perforaciones del hielo y de foraminíferos carbonáticos en el océano se ha podido reconstruir las variaciones climáticas de los últimos ciclos glaciales con un lujo de detalles.
  4. estudios migratorios: donde han estado hombres o animales. El suelo y el agua deja su signatura isotópica  en huesos y dientes. Los dientes se forman durante la primera fase de la vida, mientras que los huesos siguen registrando las signaturas de lugares de después de la juventud.
  5. estudios de autenticidad: los isotopos estables tienen el potencial de registrar las condiciones medioambientales en las cuales se desarrollan determinados procesos y dejar discriminar entre procesos naturales y artificiales.

Para saber más:

  1. N. Herz, E, G. Garrison Geological Methods for Archaelogy 1998
    Oxford University Press
  2. J. Hoefs 2009
    Stable Isotope Geochemistry
    Springer 6th Ed.
  3. Ricardo Guerrero y Mercedes Berlanga
    Isótopos estables: Fundamento y aplicaciones
    Descargable aquí

Erakusketa: Murumendi – Burdinarotik Aintzinaroa

Beasainen erakusketa bat aurkeztu nahi dugu

 


Datorren ostiralean atsaldeko 19etan izango da erakusketari irekiera emango dion hitzaldia

  Irakurtzeko gehiago:

    1. Murumendiko Burni Aroko Herrixka
    2. Encuentran en Murumendi parte de una estructura habitacional
    3. Restos de la edad de hierro en Murumendi

       

       

      El Itinerario de barro: epigrafía versus ciencía

      A raíz del artículo El «Itinerario de Barro». Cuestiones de autenticidad y lectura de C. FERNÁNDEZ OCHOA, Á MORILLO CERDÁN, y F. GIL SENDINO que afirman que se demostró la autenticidad con la técnica de termoluminescencia de las 4 tablillas que introduciremos a continuación, sería interesante evaluar si las afirmaciones epigráficas tienen algún valor demostrativo a la hora de evaluar un la autenticidad de un elemento epigráfico.  

      Las 4 tablillas forman una llamada itineraria adnotada de la zona de Astorga, supuestamente del siglo I AD (ver p. ej. Wikipedia para detalles epigráficas).
       Sobre sus aspectos físicos nos informa el epigrafista Antonio García y Bellido (1975) en El llamado «Itinerario de barro», uno de los pocos epigrafistas que realmente las ha estudiado físicamente:

      Volviendo a las tablillas dígase, antes de otra cosa, que los cuatro tituli cerámicos están escritos en mayúsculas cursivas o actuarias como casi imponía el material del documento –barro tierno– que, en este aspecto, venía a ser lo mismo, virtualmente, que la cera de las tabellae ceratae. Para su trazado se usó de un punzón o stylus, que hubo de ser en todo igual o muy similar al habitualmente usado en estas tabletas enceradas.

      Son inscripciones tipo antes de cocción, lo que implique que la inscripción es anterior al proceso de cocción, el mismo autor menciona la presencia de pátina. Es generalmente conocido en el mundo de la arqueología que se puede datar con bastante precisión el momento de cocción de gran parte de las cerámicas con la técnica de datación por termoluminiscencia. La técnica es utilizado de manera rutinaria para verificar la autenticidad (la edad) de objetos cerámicas desde muchos años en el negocio de antigüedades, y muchas empresas la ofrecen (ver p. ej. aquí). La técnica ya se aplica desde hace más 20 años en este tipo de aplicación. Así que discutir sobre la autenticidad de inscripciones antes de cocción sin mencionar esta técnica y la necesidad de utilizarlo como prueba científica fiable demuestra una grave falta de rigor científico.

       (Imagén proporcionado por Abo en Terrae Antiguae aquí; se trata de la tablilla nº 2)

      Datación por termoluminiscencia

      Sin entrar realmente en la físcia detrás de la datación conviene entender los principios.
      Cualquier material en nuestra tierra sufre un constante bombardeo por radiactividad natural (de origen cósmico, de la tierra etc.). Esta radiación genera ‘daños’ a la estructura cristalina (podemos imaginarnos deformaciones). Cuando se calienta el material por encima de los 500ºC estos ‘daños’ se curan, y la energía acumulada es emitida en forma de luz. La cantidad de luz es proporcional a la cantidad de daños, a más daños, más luz.

      La cantidad de daños es proporcional con el tiempo, si suponemos que el lapso de tiempo pasado es el doble, la cantidad de luz será el doble. Basta calibrar la escala y tenemos un cronometro que nos indica desde cuando se ha ido acumulando ‘daños’, es decir p. ej. la última vez que el material fue calentado por encima de los 500ºC.

      En la practica se necesita minerales de cuartzo y feldspatio (y se pueden datar hasta granos de arena individuales), y de alguna manera se debe estimar la dosis radioactivo que ha recibido el material.

      Por la naturaleza del proceso será extremadamente difícil de falsificar la edad por termoluminiscencia de un objeto.

      La discusión epigráfica

      La epigrafista A. CANTO dio en Terrae Antiquae su opinión sobre el asunto y hace un resumén de lo que es para ella en 2009 el state of the arte relacionado con las tablillas:

      Sí, ésa es, la placa II (la IV para García y Bellido), la única que presenta el asidero superior, y la única que según J.M. Roldán Hervás sería genuina, en lo que estaría de acuerdo (si acaso no es también falsa).

      Él trató de ellas, en efecto, primero en «Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificación moderna?», Zephyrus XXIII-XXIV, 1972-1973, págs. 221-232, y luego en Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península ibérica, Valladolid-Madrid, 1975. Dedica en este libro un capítulo a «Las tablas de barro de Astorga», págs. 163-175 (con láms. XXIII-XXX). En concreto comienza (pág. 165): «Una ojeada a las cuatro tablas permite observar que sólo una de ellas, la segunda, presenta caracteres genuinos y espontáneos, frente a las otras tres, en las que el tipo de letra es más pesado y no puede disimular su carácter de copia, de imitación de los tipos de aquélla«.

      La más convincente prueba que ofrece (pág. 166), al comparar las letras en las distintas tablas, es justamente sobre la M en el DACTIONVM IX (además mal escrito, por DACTONIVM IX) de la antepenúltima línea (que por cierto se ve estupendamente en la foto que Ud. puso), que es la única M que aparece en esta tableta, esto es, para un copista el único ejemplo de M «buena» en el que podría inspirarse.*

      Como ve, el numeral I del IX quedó bastante pegado a la M, con lo que, para un no experto (y estamos hablando de comienzos del siglo XX), puede parecer la abreviatura del praenomen Manius (que une M, A y N). Pues bien, en las tres tablas restantes todas las M se hacen de esa manera, lo que por sí solo ya demuestra que son falsas, pues tal M quita todo sentido a la palabra en la que está. Hay otros detalles, pero ése es muy significativo.

      Podría ser falsa también esta segunda placa, dice Roldán (pág. 167), al analizar el extraño final con C. LEP.M /II VIR que, si se fija Ud., entre otras rarezas presenta interpunciones al pie de las letras, algo insólito en epigrafía latina. Pero, «para salvar la autenticidad de la tablilla II», concluye que esas dos líneas podrían ser una adición del falsario. Pasa luego a estudiar vías y trayectos, que confluyen en la misma idea de la falsificación.

      Vea ficha de cada una con los dibujos y fotografías de ellas, y una bibliografía bastante completa, en Hispania Epigraphica On Line, fichas núms. 14524 a 27, bajo “Itinerario de barro”.

      Ahí verá que aún se mantienen las piezas como discutidas, igual que en el EDCS alemán (bajo la errónea localización “Sebastián”, quizá por su primer propietario). Ello se debe a que otras firmas importantes han seguido abogando por su autenticidad, como A. García y Bellido o Alain Tranoy (el artículo del viejo maestro es consultable aquí, está muy bien para seguir la bibliografía hasta 1975). Pero, junto con otros detalles, el señalado error de las M tiene demasiado peso como para aceptar las tablillas I, III y IV como buenas.

      Recuerdo ahora que hace poco Roldán ha hecho otras dos referencias a la cuestión: con F. Wulff en Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001, y en su “El Camino de la Plata: iter o negotium”, Gerión vol. Extra, 2007, págs. 323-340, donde dice: “(el Anónimo de Rávena)… la primera fuente antigua que nos da toda su extensión, de Mérida a Astorga, si dejamos de lado el peculiar y, a mi parecer, decididamente falso, Itinerario de Barro…”.

      Pienso lo mismo, pero no me extrañaría en absoluto que, sobre todo en Asturias, o en el Museo de Oviedo, la idea no se aceptara muy bien. Saludos.

       ¿Argumentos epigráficos realmento son determinantes en la evaluación de la falsedad?
      ¿Hasta que punto las guerras entre escuelas influyen en la formación de opiniones?

      *) Curiosamente el epigrafista A. Garcie y Bellido considerá las mismas observaciones como meros curiosidades:

      En cuanto a la M normal la vemos al terminar con otra extraña forma en MI, es decir, que
      muestra un palo vertical más, de tal modo que pudiera creerse, si la lectura no fuera en todos los casos segura, en una ligatura de MV, o en una sílaba.MI, sin ser ni una cosa ni otra. Por el momento no recuerdo haber visto caso similar en otras inscripciones. Es este, por tanto, un rasgo especifico de las tabellae, en todas las cuales aparece.

      Resultados termoluminiscencia y conclusión

      Leemos en el informe en anexo del artículo de C. Fernández Ochoa, Á. Morillo Cerdán y F. Gil Sendino / El Itinerario de Barro. Cuestiones de autenticidad y lectura, Zephyrus, LXX, julio-diciembre 2012, 151-179, todavía no en internet, que el Laboratorio de Datación y Radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid certifica las siguientes fechas TL para respectivamente las tablillas I, II, III y IV:

      MADN-5767rBIN: 1700+-202 BP, MADN-5781BIN: 1783+-138 BP, MADN-5782BIN 1734+-134 BP y MADN-5787BIN 1743+-207. 

      El «Itinerario de Barro». Cuestiones de autenticidad y lectura

      Artículo

      Zephyrvs, Vol 70 (2012)

      El «Itinerario de Barro». Cuestiones de autenticidad y lectura

      Carmen FERNÁNDEZ OCHOA, Ángel MORILLO CERDÁN, Fernando GIL SENDINO

      Resumen

      El empleo de la técnica de la termoluminiscencia sobre las 4 tablillas del denominado Itinerario de Barro, objeto de una encendida polémica desde su publicación hace casi un siglo, ha permitido esta blecer su autenticidad. A partir de esta constatación esbozamos la hipótesis de identificación de las mansiones de cada uno de los itinerarios y reinterpretamos esta fuente en el contexto de la red viaria del norte y occidente peninsulares, señalando los problemas que aún plantea.

      Megalitismo y cuevas sepulcrales en Gipuzkoa

      Artículo:

      Megalitismo y cuevas sepulcrales en Gipuzkoa. Distribución espacial y características generales
      Edeso Fito, José Miguel ; Mujika Alustiza, J. Antonio
      Isturitz. 12, 2012, 83-114

      Descargable aquí

       

      Gipuzkoa cuenta con más de 200 dolmenes, más de 110 cuevas sepulcrales y más de 20 cromlechs. Donde los dolmenes y cuevas sepulcrales pueden ser contemporáneos (neolítico – bronce), los cromlechs son claramente posterior, de la edad de hierro. Generalmente se asocian los dolmenes y cromlechs con el pastoreo. Pero en realidad todavía no entendimos bien cual ha sido su función aparte de ser sepulcro para los muertos, y lugar de incineración de los muertos respectivamente. Qué relación tienen los abrigos sepulcrales con los dolmenes?
      Un número importante ha sido excavado, pero otro número queda sin excavar, de manera que quedamos todavía con un conocimiento parcial de lo que se podría saber.

      Un aspecto que en Gipuzkoa nunca ha sido investigado en general, es qué podemos aprender de la distribución de los 3 elementos.

      En el artículo que se menciona aquí un geógrafo combina sus artes con las de un arqueólogo, ambos en realidad muy buenos conocedores del tema, en un análisis espacial de la distribución de los 3 fenómenos.

      Ya desde simple vista se observa en la siguiente figura que los cromlechs se limitan a la zona noreste, y que la mayoría de las cuevas sepulcrales se encuentran en la parte noroeste. Evidentemente son las cuevas y abrigos mucha más presentes en zonas karsticas y necesitan mínimamente un afloramiento de rocas (se puede ampliar la figura haciendo click encima).

      Un segundo fenómeno relevante es que los dolmenes son más frecuentes  en la parte alta del relieve. Esto observamos en el siguiente gráfico.
      Los autores entran después con mas detalle en la distribución de los dolmenes, y analizan aspectos como orientación, intervisibilidad (‘el dolmen como hito’), la densidad y distancias entre dolmenes. Evidentemente el porte de este tipo de análisis se limita por la no coetaneidad, es decir los dolmenes no son necesariamente contemporáneos.
      De las cuevas sepulcrales aprendemos que la gran mayoría se encuentra por debajo de los 500 m, en contraste con los dolmenes que mayoritariamente se encuentran por encima de los 500 metros. La ausencia de dolmenes en la zona del Bajo Deba y Urola es llamativa, justamente zona de mayor densidad de cuevas sepulcrales.
      Los autores sacan conclusiones interesantes como por ejemplo que los dolmenes son repartidos de manera desigual sobre el territorio y separado por zonas aparentemente vacías y concentrado en los llamadas estaciones megaliticas, que en muchas ocasiones todavía coinciden con zonas de pastoreo y en alineaciones en cordales montañosos que coinciden con rutas de trashumancia, algunas bien conocidas.
      En un gran número de casos, con sus excepciones los tres elementos son antagónicos, es decir donde aparece un fenómeno, no aparece el otro, y esto en el caso dolmenes – cromlechs se trata de un fenómeno diferenciado en el tiempo, lo cual es altamente curioso.
      Creo que es un estudio de síntesis muy interesante, sobre todo porque los autores no simplemente realicen un análisis estadística, son también los mayores especialistas en el tema en Gipuzkoa, que han excavado desde hace muchos años los dolmenes y cueva sepulcrales y han ‘pateado’ todo el relieve,