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El segundo informe del IPCE: Kafka en blanco y negro

Hace casi un año, un segundo informe sobre el caso ‘Iruñ veleia’ del Institituto del Patrimonio Cultural de España fue entregado a las partes por parte del Tribunal nº1 de Vitoria. El documento de 90 páginas tiene como referencia:

Tomás Antelo, ‘Informe de examen por imagen’.
Informe del Archivo General del IPCE, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Madrid, 2014.

Lo llamaremos a continuación informe Antelo (2014).
Como vemos en la portada lleva el nombre de 1 autor con 6 colaboradores de la investigación (entre los cuales no aparece Navarro).

La buena noticia de este informe es que aplicando diferentes tipos de radiación (luz, ultravioleta, infrarroja) se puede claramente distinguir entre pátina (llamado ‘rastro de impregnación’), costra y relleno. Entonces opinamos que tiene la clave para investigar la presencia de costras en los surcos.

No somos únicamente nosotros que compartimos este optimismo. En una reunión del 17/6/2013 entre la ertzaintza, el IPCE y el ESCRBC (‘Escuela de Restauración’), donde están presentes entre otros dos miembros del IPCE, José Vicente Navarro, autor del primer informe del IPCe de 28/10/2013 (fijarse en las fechas) se llega a la siguiente conclusión:

Conclusiones de la reunión del 17/06/2013 – Atestado del Ertzaintza 163A120028

Se concluyen en junio 2013 que es recomendable aplicar fotografía digital a las 39 piezas y así se comunica a la juez. La respuesta de la jueza es desconocida. Unas 4 meses más tarde Navarro entrega el 28 de octubre 2013 su informe ‘hiperconclusivo’ sin mencionar esta investigación recomendada (supuestamente por el mismo, visto la situación). No menciona resultados, o en caso que todavía no existía, no menciona la necesidad de reinterpretar sus resultados en función de los resultados de dicha fotografía digital. [A mi me parece un especie de engaño, aportar conclusiones definitivas antes de conocer los resultados de investigaciones adicionales muy relevantes.]

La naturaleza del informe Antelo (2014) es informativa, aunque se aventura también a un limitado número de observaciones. Aporta imágenes básicamente en luz visible (VIS; ‘fotos normales’) y de fluorescencia por ultravioleta (FUV; una técnica donde se irradia la pieza con rayos UV y se saca fotos en luz visible). La técnica FUV nos aporta información química muy detallada y admite de hacer micro-estratigrafía con todas las garantía. En una foto puede ser difícil de distinguir entre costras y rellenos, pero el efecto de la fluorescencia admite distinguir sin dudas. Muy importante para nosotros es que se aportan las imágenes de la pieza entera (no como en el informe Navarro, la parte que le apetece enseñar).

Nos vamos a centrar a continuación en la fluorescencia por UV.

Antelo afirma la utilidad de la técnica:

El material cerámico produce una fluorescencia que aun variando según el tipo de pasta cerámica y su acabado, permite que se destaque con razonable eficiencia la fluorescencia de . dos tipos principales de indicaciones correspondientes a restos cuya procedencia ha sido citada: rastros de impregnación y restos de encostramientos.
Se observa también un tercer tipo de fluorescencia que podemos ver rellenando surcos e irregularidades diversas, que comprende distintos tipos de detritos como’ limo y tierras con agregados que podrían incluir partículas orgánicas.

Se pueden entonces distinguir las pátinas, las costras y los rellenos con FUV.
Curiosamente a la ‘pátina’ llama ‘rastro de impregnación’, lo que nos parece otro indicio de diletantismo.
El autor afirma entonces que la técnica es muy potente y prometedora:

1. Rastros de impregnación
Como rastros de impregnación se consideran aquellos que han tenido lugar debido a la infiltración de sustancias aportadas básicamente por el terreno y originan la formación de una película o velo de variable contenido de las mismas. Estos restos se manifiestan con mayor o menor intensidad, en función de la porosidad de la superficie cerámica y su grado de lavado. Sobre ellos, se observan también suciedad y costras.
En las superficies vitrificadas, debido a la baja o nula porosidad de dicha superficie y al proceso de lavado, es probable que no se mantengan restos significativos, por lo que es poco factible su detección con este procedimiento. En cambio, en muchos casos, en los cantos de los fragmentos originados por rotura, se detecta gracias a la elevada porosidad de la pasta al descubierto. De haber sido cepillados estos espacios, la indicación de fluorescencia tendería a desaparecer.

En pequeña cantidad pueden no percibirse en el rango visible, pero con FUV presentan tonalidad verdosa que suele destacarse del tono generalmente cálido de la pasta cerámica. (p. 8-9)

Por cierto observamos con alguna alegría otro aspecto. Contrastando con el informe Navarro 2013, el informe Antelo (214) sí menciona y contempla en varias ocasiones los procesos de lavado normal en una excavación:

Las piezas proceden de un enterramiento arqueológico, y han sido lavadas siguiendo los procedimientos al uso en este tipo de actuaciones. Bajo estas circunstancias, se considera que dependiendo de las condiciones del entorno en que han permanecido enterradas y las características específicas de las diferentes piezas, pueden permanecer en ellas aun después del lavado, una serie de restos principales como costras y otras materias, originalmente ajenas a la pieza. Se entienden, por tanto, estos restos como procedentes fundamentalmente del terreno en que han permanecido, así como los propios de un eventual aclarado insuficiente tras el lavado, en cualquier caso, con componentes comunes en todos ellos. (p. 7)

Podemos reconocer pátinas de antigüedad…

2. Restos de encostramientos
En ocasiones pueden estar cubiertos de cantidad irregular de suciedad. Pese a ello, se distinguen dos tipos:

a) Costras extensivas de contornos irregulares: En el ‘visible se observa una coloración grisácea. En FUV su coloración amarillo-verdoso adquiere tono verde más oscuro por la acumulación de suciedad.

b) Formaciones de aspecto Mar: Suelen aparecer aisladas (Lámina 5, piezal 3371), o también pueden verse sobre las costras extensivas (Lámina 5, pieza 15920). Destacan por.su morfología y elevada fluorescencia. Si están limpias, esta fluorescencia es similar ala de los restos de adhesivo presentes en algunas uniones. (p.10)

La técnica FUV admite reconocer costras en surcos… como vemos en la siguiente imagen:

Antelo (2014). Se ven en la imagen a la izquierda en algunas zonas de p. ej. la F la presencia de fluorescencia.

Antelo concluye:

En cualquier caso, la imagen de fluorescencia es eficiente para discriminar la materia de relleno, de aquella debida a enoostramientos. Por lo general, también permite distinguir ambas materias de los restos de impregnación que se mantienen en los cantos de rotura.

A partir de estos apuntes, cualquier observador puede identificar las indicaciones aportadas mediante FUV que recoge el material gráfico de todo el lote de piezas que se adjunta.
Dentro de su alcance, estas indicaciones, que recordemos deben ser corroboradas en su caso por técnicas analíticas que caractericen con precisión, pueden servir de ayuda a! proceso deductivo tendente al esclarecimiento de la secuencia temporal de realización de los grafitos objeto de examen.(p. 13)

Durante 11 páginas aporta el autor una serie de observaciones, donde afirma encontrar únicamente clara fluorescencia de costras en los surcos de las piezas 11481, 10826 y 12799, y indicios de dicha fluorescencia de costras en una otra serie de piezas (11530, 12108, 11709, 11459, 104942 (SI), 11162, 11139, 11413, 11392, 12110, 11424. Afirma también algo sobre pátinas de 10765 que no entiendo sin ver las imágenes.

Sobre dichos indicios de fluorescencia afirma lo siguiente:

En el resto del repertorio examinado hay indicaciones en surcos de grafitos cuya fluorescencia señala como probables indicios a considerar. No obstante es difícil aventurar que pudiera tratarse de partículas de costra arrastradas en el cepillado, dado que su fluorescencia es semejante al de otros tipos de materia, como puede ser la orgánica. En las siguientes láminas se muestran exponentes de la diversidad y grado de entidad de este tipo de indicaciones. Entendemos que resultaría prolijo abundar en el detalle del total que pueden localizarse. (p.16)

El resto del informe consiste de únicamente en parejes de imágenes en VIS y FUV de las 39 piezas, sin ningún comentario o observación.

Hasta aquí las buenas noticias.
Desde hace casi un año (mayo 2015) la defensa intenta obtener desesperadamente una copia en color del informe. La copia recibida en blanco y negro no es interpretable…
(La defensa fue tampoco invitado el 25 de septiembre para la selección de las piezas a analizar…)

Conclusión

El segundo informe aporta una técnica sencilla para detectar desde fotos pátinas y costras que da en realidad la oportunidad a todo el mundo de verificar su presencia en los surcos. Lo que se agradece. Desafortunadamente no disponemos de una copia en condiciones…

El autor se atreve a unas pocas observaciones sin que se atreve a sacar conclusiones. En este sentido el informe no aporta nada científico; o se demuestra con fundamento, o no se habla, a medias y con la boca pequeña no se puede opinar como perito judicial, pero es lo que hace el informe en la parte de observaciones.

Tenemos la curiosa situación donde se presenta un informe pericial auxiliar después del informe pericial principal que ni es interpretado (lo deja al lector) y que no llega a conclusiones.

Más caos imposible.

PD.

Para darse una idea del nivel intelectual de las instituciones que han liderado la declaración de la falsedad y de la acusación del ex-director del yacimiento recordamos las palabras de la actual Diputada de Cultura sobre el informe Antelo:

Acta de la Comisión de Euskera, Cultura y Deporte de las JJGG de Álava del 3 de julio de 2014:

 Sí le quiero decir que además de este informe, y en fecha reciente del 14 de mayo, el Juzgado mandó otro informe, no lo tengo yo aquí, pero era sobre aspecto químico. La Secretaría General no fue capaz de discernir qué es lo que ponía en ese informe, el Jefe del Servicio de Museos tampoco, y se pasó a la Universidad para que nos hagan un balance de qué es lo que significan todas esas palabras tan absolutamente técnicas que venían en ese informe. De momento no tenemos esa valoración pero sé que están ya ultimando alguna cosa al respecto, dentro de las personas que en su momento componían esta Junta, y bueno, yo creo que son personas adecuadas a la hora de hacer un diagnóstico de qué es lo que dice el informe. Insisto, en aspectos técnicos no ha habido en la Diputación nadie capaz de discernir eso.

El informe Navarro (IPCE) suspende en estratigrafía: restos de metales encima del relleno

1. Un lección de estratigrafía

Para un geólogo la estratigrafía es tan importante como para un arqueólogo. El geólogo la aplica tanto a escala kilomética, como a escala micrométrica. Las relaciones estratigráficas le enseñan qué era primero y qué ha venido después, digamos que la primera ley de la estratigráfia es la absoluta base de cualquier estudio geológico, arqueomético, arqueológico…

Harris formula la primera ley de la estratigráfia de la siguiente manera en su manual (Harris, Edward. Principios de estratigrafía arqueológica. 1991.):

 En una serie de estratos y elementos interfaciales en su estado original, las unidades de estratificación superiores son más recientes y las inferiores son más antiguas, ya que se da por supuesto que una se deposita encima de la otra, o bien se crea por la extracción de una masa de estratificación arqueológica preexistente.


Este principio se traduce popularmente como: «lo más joven está encima del más antiguo».
Nos paramos un momento en un ejemplo que tiene varios elementos útiles para entender el caso de los grabados de Veleia, y su relación temporal con relleno, costra y restos de metales.

Un soporte (azul) con 3 grabados, costra (rojo), rellenos de diferentes edades
(amarillo, verde) y restos de metales recientes (*)

Podemos observar varias relaciones temporales (ojo, existen más posibilidades). La costra roja está depositada encima del soporte azul, entonces la costra es más joven que el soporte (lógico!). Las intrusiones por los grabados invaden en el caso izquierdo el soporte y la costra. Entonces el grabado es posterior a la costra (a no ser que es un proceso en dos pasos: primero grabado, después deposición de la costra, y después eliminación de la costra). Los restos de metales modernos son posteriores a la costra, y evidentemente al soporte.

En el grabado central vemos un grabado dentro de la costra, y entonces posterior a la costra. Además se ha depositado un relleno amarillo posterior al grabado. Observamos que los metales modernos son posterior al relleno porque están encima.

En el caso del grabado derecha vemos que el relleno verde es posterior a la costra… y posterior a los restos de metales modernos. Entonces el relleno es moderno, porque tiene elementos modernos debajo del relleno. Sobre los otros grabados y rellenos no podemos decir nada de su edad de formación.

Un principio sencillo y muy lógico. Normalmente un geólogo nunca fallaría en la aplicación del principio, excepto por puro despiste.

En el informe de Navarro (Instituto del Patrimonio Cultural de España) sobre 39 piezas de Iruña Veleia del 2013 observamos varias violaciones de este principio.

2. Rellenos intencionados

Una primera vez cuando afirma que todos los rellenos son intencionados:

El material que aparece rellenando los surcos de las letras y dibujos de algunos de los grafitos ha sido introducido intencionadamente para facilitar la lectura del grafito, siendo posterior a su ejecución y, caso de autenticidad, también anterior al período de enterramiento arqueológico (p.12).

Es importante señalar que este material de relleno, a pesar de su composición carbonatada dominante, procede de una aplicación intencionada y no debe ser confundido con un depósito carbonatado original que se hubiese depositado directamente sobre la pieza, como es el caso de las costras descritas en el apartado anterior. Suele presentar líneas de craquelado por contracción que nos indican que el material ha sido aplicado con cierto grado de humedad. (p. 15)

El relleno de los trazos de los grafitos es intencionado, mostrando una distribución asimétrica que sigue una pauta similar en todos los surcos, acumulándose en el lateral derecho y zona superior de los mismos (figura
11252.5). Presentan una naturaleza mixta con un elevado contenido de carbonato cálcico, proporciones menores de silicatos y muy bajo contenido de fósforo (figura 11252.5a), aunque en uno de los puntos estudiados se han detectado partículas gruesas de fosfato cálcico (figura 11252.5b). (p.69)

Fragmento de jarra de cerámica común con engobe ocre, con el grafito epigráfico ‘TACITO SIINII/HORACIO TIT/VIRGILIO/SALVSTI’ en la superficie exterior de la pieza. Algunos de los surcos del trazado de las letras presentan restos de un relleno intencionado, de color grisáceo azulado y textura fina (‘A, O’ de HORACIO, ‘L, l’de VIRGILIO) (p. 105)

En diversos puntos del trazo del dibujo del cerdo aparecen restos de un material de relleno intencionado cuya composición y textura son similares a los descritos en otros piezas: granos angulosos de cuarzo y otras partículas silicatadas, carbonato cálcico, pequeñas partículas fosfatadas,… (figuras 11459.2b, c, d). (p.117)

Los surcos de los trazos del dibujo aparecen colmatados, en su mayor parte, por un material de relleno intencionado, de grano fino y color grisáceo, constituido mayoritariamente por partículas de carbonato cálcico, algunas de las cuales corresponden a bioclastos, acompañados por cuarzo y material limo-arcilloso (figura 13370.2); en uno de los puntos examinados se ha localizado un fragmento de la capa vitrificada del engobe incorporado al relleno. En los análisis EDX realizados se identifican, además, pequeñas proporciones de fosfatos, sulfatos y cloruros. (p. 177)

Los surcos del trazado del texto aparecen, por su parte, ocupados por un material de relleno, intencionado, de color gris y textura fina, de características también similares al descrito en otras piezas, estando constituido mayoritariamente por granos y fragmentos de carbonato cálcico, cuarzo (en mucha menor proporción), partículas fosfatadas, fragmentos de costra biológica carbonatada, granos de circón, nodulos ferruginosos (abundantes en la matriz cerámica), fibras,… (p. 181).

Navarro no demuestra nunca para el caso general que el relleno es intencionado, es decir hecho por una persona. Si un grabado se llena durante el proceso de enterramiento con sedimento (lo que es de esperar), sería un proceso completamente ajeno a la intervención humana. Navarro parece inventarse este criterio sin que haya indicaciones o razones estratigráficas.

(ver también: Tarjeta roja por juego sucio: la pieza 12799)

2. Restos de metales encima de rellenos de surcos

Otra situación en la cual el razonamiento estratigráfico de Navarro es erróneo es cuando interpreta restos de metales modernos (pero también restos de costra o de engobe) encima del relleno de surcos como prueba de la modernidad del relleno del surco (y de falsedad). Navarro documenta este fenómeno en unas 4 piezas: .

Algunas de las partículas metálicas de aleación de hierro y manganeso y de restos de niquelado aparecen semienterradas en el material de relleno permitiendo establecer relaciones temporales con el mismo, señalando que tanto las partículas como el relleno tienen origen muy reciente [subrayado Navarro]. (p.39)

Figura 11530. 4 Mapa de distribución de elementos (a), detalles (b, c) de la nube de partículas metálicas inalteradas presentes en los materiales de relleno de la T de ‘TARQVINO’ (el material del relleno recubre parcialmente alguna de ellas) y análisis EDX representativo (p. 128)

Este mismo tipo de aleación se ha identificado en los análisis realizados sobre los granos del material de relleno de la letra ‘B’ de 1BIITA’ y en la ‘N’ de ‘ANA’. En el examen del material de relleno también pueden señalarse algunas anomalías, en particular la presencia de fragmentos de costra biológica calcárea similares a los restos de tejidos vasculares identificados en las costras analizadas en muchas otras piezas. Si la formación de dichas costras es posterior a la ejecución del grafito sus fragmentos no pueden aparecer en el relleno de las letras. En este relleno aparecen otras partículas anómalas: cloruro de cinc, carbonato de bario, fibras semienterradas,…) (figura 13397.4). (p. 186)

En el fondo del surco de las letras ‘O’ y ‘M’ de ‘AMARO’ y en los trazos de la cruz se han identificado partículas de hierro aleado con pequeñas proporciones de manganeso y cobre (Fe98,4-98.9-Mno,5-i.3-Cuo,5-1.0) (figura 15910.2). Este tipo de partículas, similares a las detectadas en otras piezas, también han sido localizadas sobre el material de relleno de las letras ‘N’ de ‘MAN’ y de la segunda ‘A’ de ‘TIANA’. (p. 188)

En las correspondientes imágenes observamos como escamas de metal moderno (figuras 10776.3e, 10776.4a, 11530.4, 15910.2c) o restos de costras, o engobe (figuras 10776.6.d, 13397. 4.) se encuentran en la superficie de algunos rellenos.

«Figura 10776. 3. Detalles de partículas de hierro aleado con manganeso que aparecen aisladas (b, c, e) o formando rastros continuos en ‘trazos deslizantes’ (a, d, f) tanto sobre el engobe como semienterradas en el relleno de los surcos de las letras del texto [ver imagen e]..» (fuente: Navarro 2013)

«Figura 10776. 6.d) Detalle de la base de la letra ‘R’, donde se observan fragmentos de engobe incluidos en el relleno..» (fuente: Navarro 2013)

«Figura 10776. 4. a) Mapa de elementos y análisis EDX (b) realizado sobre una partícula de niquelado sobre aleación de hierro con manganeso que aparece semienterrada en el engobe en la zona del ‘rabillo’ de la letra ‘Q’. c) En la misma zona, estela de partículas de hierro-manganeso incrustadas en el engobe y análisis EDX (d) de una de ellas..» (fuente: Navarro 2013)
«Figura 11530.4 Mapa de distribución de elementos (a), detalles (b, c) de la nube de partículas metálicas inalteradas presentes en los materiales de relleno de la T de ‘TARQVINO’ (el material del relleno recubre parcialmente alguna de ellas) [fijarse en el estado quebrado del relleno].» (fuente: Navarro 2013)
«Figura 13397. 4. Detalles de partículas Incluidas en el material de relleno de las letras, a, b) fragmentos de costras biológicas calcáreas, c) restos carbonosos, d) filamento. En algunos de los granos del relleno de la Imagen a aparecen partículas metálicas (zona remarcada con flechas)». (fuente: Navarro 2013)
«Figura 15910. 2. Detalles de partículas de hierro y manganeso localizadas en el fondo del surco de la cruz (a), sobre un grano de cuarzo del desgrasante en el trazo de la letra ‘M’ de ‘AMARO’ (b), sobre el relleno de la letra ‘N* de ‘MAN’ (c), en el del surco de la segunda ‘A‘ de ‘UANA’ (d), en la ‘O’ de ‘RO’ y análisis de esta última. En todos los casos se trata de metal inalterado.» (fuente: Navarro 2013)

La presencia de materiales modernos o restos de costras o engobe encima del relleno no implica que el relleno es reciente. Se puede tratar de restos dispersados durante la limpieza/eliminación de costras.
La presencia de metales modernos encima del relleno (o semienterrados) puede ser un prueba de la limpieza parcial del relleno cuyo superficie puede haber arrancado restos de los metales de las herramientas de limpieza.

La única prueba de que el relleno es moderno es encontrar metales modenos debajo del relleno!

En varias de las fotos observamos que el relleno parece machacado (p.ej. figura 11530.4c) lo que podría ser el resultado de una pasada con una herramienta con el objetivo de limpiar el surco.

3. Presencia de metales modernos en los surcos

Navarro encuentra en muchos surcos en el fondo del surco, o en los bordes, restos de metales modernos. Visto que los metales están encima del grabado, según la primera ley de la estratigrafía estos metales no datan el surco (pueden tener su origen en la limpieza), a no ser que se puede demostrar con experimentos que los metales únicamente pueden haber llegado con una tal morfología durante el grabado, pero sobre esto no nos informa Navarro. Navarro los interpreta como prueba de su realización reciente los que es un tajante error estratigráfico. Su origen puede explicarse simplemente por una contaminación posterior, por ejemplo durante la limpieza o posterior.

5. Conclusión

El informe Navarro aplica mal los principios de la primera ley de la estratigrafía, y hace una interpretación sesgada de sus observaciones. Muchas observaciones se explican mejor por la existencia de una limpieza con herramientas de metal posterior, algo que el informe Navarro no contempla. Navarro no formula hipótesis alternativas.

Cada geólogo sabe que la presencia de metales modernos encima de un relleno no implica que el relleno es moderno, pero el informe Navarro no lo parece saber.

Encontramos en el informe Navarro errores estratigráficos extraños.

Estás partículas semienterradas en la superficie parecen demostrar que los metales modernos son de después del relleno, y entonces no estarían relacionadas con la ejecución del grabado.

PD. En la pieza 11305, Navarro observa una partícula de hierro oxidado semienterrado, que tiene la morfología idéntica como las señalados anteriormente. Pensamos que se trata del mismo fenómeno.

(Navarro 2013)

INFORME DEL ÁREA DE ARQUEOLOGÍA DE LA UPV: ¿análisis objetivo o evaluación interesada?


(Informe entregado a la Jueza Instructora del caso de Iruña Veleia)

Autor:
Dr. Luis Silgo Gauche, Doctor en Arqueología y especialista en epigrafía ibérica y en ibero-vasco.

Título:
Informe sobre la «Valoración» del Área de Arqueología de la UPV, en relación a los hallazgos excepcionales de Iruña-Veleia (2010).

Objeto:
El informe de la Comisión Científica Asesora por parte del Área de Arqueología de la UPV: «Valoración arqueológica del ‘Informe conjunto arqueológico de Iruña-Veleia’.»
Por Dr. Agustin Azkarate, Belen Bengoetxea, Dr. Julio Nuñez, Dr. Jose Antonio Quirós, profesores de la EHU-UPV, con la colaboración de los profesores Dr. Dominic Perring, de la University College London y Dr. Marco Milanese, de la Universidad de Sassari, Cerdeña.
[Registro de entrada: 3 de diciembre de 2008!]


Sobre el autor:
Luis Silgo Gauche se doctoró en Arqueología por la Universidad de Valencia con la calificación de sobresaliente cum laude. Se ha dedicado a estudios de arqueología y epigrafía en diferentes ámbitos pero sobre todo en la epigrafía ibérica de la que es un reconocido especialista. Discípulo de D. Domingo Fletcher Valls, el más importante y hábil estudioso de la epigrafía ibérica de su tiempo, se benefició de sus enseñanzas y en especial de la verificación de inscripciones. Ha publicado cuatro libros y más de ochenta artículos dedicados principalmente a la epigrafía ibérica.

Entre sus estudios destaca el Léxico ibérico (Valencia, 1994) en que, los hasta entonces opacos segmentos ibéricos, son analizados a fin de identificar las palabras que lo forman y que sigue siendo un manual imprescindible de la iberística. El mismo año, en el Coloquio sobre Lenguas y Culturas paleohispánicas celebrado en Coimbra presenta su “Avance a un estudio de las formas flexivas en ibérico” donde por primera vez se identificaba y describía el paradigma verbal ibérico. En 2005 en “Lengua y Epigrafía ibéricas” dentro del volumen colectáneo presenta un resumen actualizado de las investigaciones, insistiendo sobre todo en la declinación, los avances en el estudio de la morfología verbal y establece, también por primera vez, las reglas fonemáticas regulares entre lexemas ibéricos y vascos por lo que queda confirmada la relación prehistórica entre ambas lenguas.

El presente trabajo es un examen de la “Valoración” elaborada por el Área de Arqueología de la UPV sobre sendos informes de las excavaciones de Iruña-Veleia que presentó Lurmen. Como se pone de manifiesto en este trabajo la “Valoración” prescindió de aspectos fundamentales para comprobar la actividad arqueológica y los hallazgos efectuados por Lurmen. No sólo ésto sino que por no haber solicitado información complementaria, la “Valoración” presenta deficiencias y errores. Además esa “Valoración” está llena de supuestos y posibles no fundamentados. En consecuencia carecen de valor las conclusiones negativas a que llega la “Valoración” sobre la actividad de Lurmen en el dicho yacimiento.

Citamos aquí su evaluación de las  “conclusiones finales” de la “Valoración” propiamente dicha.

«Según éstas:

1.     No existe neta diferenciación en el “Informe” o incluso en la “Documentación” entre lo que es “dato” e “interpretación””.
No puede aceptarse esta conclusión. Cualquiera que vea los dos documentos encontrará como se delimitan perfectamente los datos escuetos de las interpretaciones.
2.     La estrategia de excavación seguida no es la más adecuada para conocer con rigor este yacimiento “en el que creemos que existen procesos postdeposicionales y/ o intrusiones de diversa naturaleza” que podría explicar los hallazgos excepcionales.
No se sabe bien a qué se refiere esta conclusión. Si es a que no debieron hacerse sondeos estamos en desacuerdo. Si es a que es escasa la superficie excavada en los sectores 5 y 6 nosotros no creemos que una mayor rapidez en la intervención sea garantía de mejor excavación. Si es al proceso de excavación nosotros
creemos que el método Harris ha sido seguido con rigor y hasta con exhaustividad. Por último no puede admitirse ni como argumento ni mucho menos como conclusión de un documento de estas características un “creemos” que nada prueba. No podemos dejar de señalar que parece darse una necesidad de demostrar (cosa que no se consigue) que en el yacimiento se dieron procesos postdeposicionales (de los que no se muestra evidencia alguna, solamente “creemos”), para explicar la presencia de un material arqueológico que, para ellos, es intrusivo, al no corresponder a la cronología del estrato (o tal vez -según se puede deducir del conjunto de informes de la Comisión por ellos conocidos – falsos).
3.     Graves deficiencias conceptuales en la “comprensión de los procesos formativos de los depósitos arqueológicos, hasta el punto de condicionar definitivamente la fiabilidad de los resultados obtenidos e invalidar el análisis arqueológico llevado a cabo”.
La “Valoración” se refiere aquí al recinto 59. Concretamente a la cuestión del derrumbe y del semisótano. La idea del semisótano es enteramente admisible y a día de hoy la más factible pero, aún sin tener en cuenta esto, la “Documentación” es suficientemente detallada para que sea posible formular otra hipótesis. Respecto a la cuestión del derrumbe de la cubierta y los muros ya se ha explicado que es una falta de comprensión del “Informe” y de la “Documentación” por parte de la misma “Valoración”.
4.     Entre el “Informe” y la “Documentación” de campo existen “contradicciones inexplicables y de profundo calado (subrayado y cursiva en el original)… que parecen reflejar dos estratigrafías y dos lecturas diferentes de los mismos contextos arqueológicos”.
Ha sido explicado ya que las aparentes diferencias entre el “Informe” y la “Documentación” se deben simplemente a un diferente estadio en la excavación del recinto 59: sin terminar cuando se elabora el “Informe” y ya concluida cuando se lleva a cabo la “Documentación”. Por tanto, lo que ocurre es que en el documento más reciente, dada la continuidad de las excavaciones en el recinto 59, se integran los nuevos descubrimientos. La falta de documentación, no requerida por la “Valoración”, ha hecho que ésta cayera en un error que hubiera sido fácilmente remediable.
5.     Las dataciones presentan graves problemas por no haber sido calibradas como por no haber realizado análisis cuantitativos y cualitativos de los materiales hallados.
Las dataciones sí fueron calibradas, todas las realizadas. Esto es una falta de atención de la “Valoración”. También cabe atribuir a la “Valoración” la falta sobre la carencia de información. Por otra parte, en la “Documentación” del recinto 59, se presentan cuantificaciones exhaustivas de absolutamente todo el material arqueológico localizado en el recinto, clasificado por tipos de evidencias, así como una relación individualizada de todo el material inventariado (p. 154 a 209). La información cronológica del material de cada estrato, junto con las fechas de C14, se cotejan en la ficha de cada UE. El cotejo de fechas entre el conjunto del material ya se reflejaba, no obstante, en el “Informe”. Por lo tanto nos encontramos con una afirmación carente de base.
6.    No se ha contado con un programa arqueométrico riguroso … un estudio geoarqueológico de la micromorfología de los suelos, p. ej., “podría haber establecido si los depósitos se encuentran en posición secundaria o primaria, si ha habido procesos postdeposicionales”.
Cabe considerar esto como una “ocurrencia” de la “Valoración”. Si la “Valoración” consideraba esto necesario llama poderosamente la atención por qué no se solicitó su realización.

7.     Con la información de que dispone la “Valoración” le resulta “muy difícil” comprender “cómo estos materiales han aparecido en Iruña-Veleia, si es que realmente han aparecido en el yacimiento”.
Nos encontramos de nuevo ante el argumento circular. Se parte de que los hallazgos son falsos para invalidar la excavación y no al contrario. Llama poderosamente la atención la frase “si es que realmente han aparecido en el yacimiento”. La “Valoración” carece de pruebas para decir esto. No solamente esto es así sino que la insinuación sobre los excavadores de LURMEN es infamatoria e injuriosa si no fuera simplemente extravagante y ridicula.
8.     “Por lo tanto, y a la luz de todo lo dicho, no nos resulta posible validar la fiabilidad ni de la estrategia de excavación, ni del sistema de registro, ni de la comprensión de los procesos formativos, ni de la datación de los contextos arqueológicos(negrita en el original).
Se trata de la conclusión de conclusiones. Ya hemos visto que no se han demostrado deficiencias en el sistema de registro, ni falta de comprensión del proceso formativo que al contrario, en el “Informe” se demuestra conocer muy bien, ni fallos en la datación de los contextos arqueológicos (como se ha dicho, esto es un fallo de la “Valoración”). La estrategia de excavación es la del método Harris, no sólo de forma correcta sino exhaustiva.
Queremos recordar además que en el Anexo III de la “Valoración”, punto 4, el Área de Arqueología se comprometía no solamente a contactar con especialistas de arqueología, sino de acompañarlos al yacimiento, cosa que no se hizo; y, sobretodo, de garantizar “el acceso a la documentación o a la información necesaria”, de la que todo el mundo está de acuerdo en que es insuficiente (al acudirse solamente al “Informe” y a la “Documentación” sin haber solicitado otra).
Toda la “Valoración” está repleta de “supuesto”, “llama la atención”, “sorprende”, “creemos”. Expresiones que encubren la falta de documentación para demostrar lo que se llega a concluir, en cada uno de los capítulos y en las conclusiones finales. De ninguna manera se ha podido demostrar que haya habido intromisiones responsables de los hallazgos excepcionales, ni han podido señalarse las unidades estratigráficas afectadas, ni las acciones a las que hubieran dado lugar, ni alteraciones en los registros o el material. Con éstos y otros argumentos que podrían ser aducidos queda claro que para la parte que debe ser primera y principal, la de la comprobación arqueológica de los hallazgos, la “Valoración” del Área de Arqueología de la UPV queda invalidada y no es útil para la materia objeto de debate, sino que se mantienen los resultados y conclusiones aportados por LURMEN S.L., cuya metodología de excavación resulta adecuada y correcta.»

Sobre el tono general del informe escribe este especialista en arqueología:


Desde el inicio de la “Valoración” encontramos en ella una orientación neta de descalificación de las actuaciones de LURMEN S.L.. No se concede nada a la actuación de los excavadores. Sin embargo la condena, por llamarla de alguna manera, de las prácticas de LURMEN con frecuencia no se especifica, sino que va envuelta en una fraseología determinada (“llama la atención”, “sorprende”, “pensamos”). La reiteración de tales expresiones – como veremos a lo largo de todo este trabajo – parece que tenga por cometido sustituir la ausencia de datos reales por un tono acusatorio. Nos gustaría equivocarnos en lo que acabamos de decir, pero lo vemos confirmado incluso cuando hechos anodinos o completamente normales son presentados de manera desfavorable para LURMEN S.L.. Veamos algunos:

Ya al principio la “Valoración” (p. 7) se “sorprende” por la realización de un gran número de catas para conocer el yacimiento: “Pero es quizás en el proceso de delimitación del yacimiento en donde se ha utilizado una estrategia más llamativa”. No entran a discutir “la operatividad o no de estas estrategias” sino que indican como más conveniente la excavación de superficies abiertas. Nosotros queremos indicar que la realización de sondeos para conocer el yacimiento es normal, y más bien hay que felicitar a LURMEN por la extensión de los sondeos para obtener una visión completa del yacimiento antes de las excavaciones en extensión o para la delimitación del yacimiento de cara a su protección, habiendo aplicado la estrategia necesaria para ello. A nosotros lo que nos sorprende es el largo espacio dedicado a la crítica de la excavación por sondeos. (p. 2)


EDWARD C. HARRIS ha hablado en Madrid sobre su método arqueológico y ha vuelto a validar la praxis arqueológica de LURMEN en Iruña-Veleia.

Fuentes: «Euskararen Jatorria», 
Programa MAN (Museo Arqueológico Nacional-Madrid), facebook…
   Empezaré diciendo que no entiendo de arqueología, ni entiendo el inglés. Fijaros qué pobre.
–¿Y aún te atreves a escribir un post sobre “ello”?
–Me atrevo («pulsionado» tal vez por el “ello” freudiano ;-), aunque pido disculpas por mi insolencia y mi insolvencia, y por hablar «de oídas».  Las cosas como son.
   Sin duda, era mejor que sacaran el tema otros, en éste u otro foro, otros que entienden en la materia, incluso alguien de entre los asistentes a la conferencia de Harris en Barcelona o en Madrid, al menos alguno de los atentos vigías que se hacen eco de toda (o de casi toda) mención a Iruña-Veleia…
   Pero esta vez, no. Como ha pasado “desapercibida” esta visita de Harris y como juzgo significativa su mención al trabajo arqueológico en Iruña-Veleia, me parece procedente hacerme eco de “ello” aquí.
   No es la primera vez que Harris acredita la aplicación correcta de su propio método arqueológico en Iruña-Veleia por el equipo de Eliseo Gil.  Recordemos: “Una evaluación arqueológica” por Edward C. Harris  http://www.sos-irunaveleia.org/harrisdonde dice:  “…está claro que los directores han entendido y aplicado los principios modernos de estratigrafía arqueológica y, en consecuencia, lo más probable es que las secuencias que ellos han recopilado reflejen la realidad estratigráfica de los restos arqueológicos que encontraron, excavaron y registraron durante el transcurso de sus excavaciones en Iruña-Veleia”.
   También hablaron sobre la praxis arqueológica la catedrática de arqueología Dra. Carmen Fernandez Ochoa y Dr. Angel Morillo Cerdán  http://www.sos-irunaveleia.org/dictamen-cientifico-sobre-el-metodo-arqueologico-ochoay el arqueólogo y profesor Emilio Illarregui http://www.sos-irunaveleia.org/dictamen-cientifico-sobre-el-metodo-arqueologico-illarregi
   Muy diferente es el juicio que les merece el mismo trabajo arqueológico a los miembros de la Comisión de expertos, Dr. Agustin Azkarate, Belen Bengoetxea, Dr. Julio Nuñez, Dr. Jose Antonio Quirós, profesores de la EHU-UPV, con la colaboración de los profesores Dr. Dominic Perring, de la University College London y Dr. Marco Milanese, de la Universidad de Sassari, Cerdeña. que en un extenso informe, concluyen: “Por tanto, y a luz de todo lo dicho, no nos resulta posible validar la fiabilidad ni de la estrategia de la excavación, ni del sistema de registro, ni de la comprensión de losprocesos formativos, ni de la datación de los contextos arqueológicos”.     http://www.sos-irunaveleia.org/informeaa
   El desencuentro sobre la aplicación del método es enorme, incomprensible. ¿Cómo hemos de entender esa diferencia? ¿Harris es muy laxo a la hora de evaluar la aplicación de su método, tal vez? ¿Quizás algunos han evaluado con más purismo que el propio creador del método? Aunque encontremos en nuestra historia bastantes precedentes de ser “más papistas que el papa”, eso se dió en épocas medievales y con la excusa de la ortodoxía religiosa. En el siglo XXI y con métodos objetivos y racionales ¿Cómo hemos de entender esta disparidad de valoraciones entre profesionales cualificados sobre el mismo trabajo y con la observación de la misma documentación de campo?
   Ahí dejo la pregunta, formulada en público por un contribuyente espectador.

 

Imágenes:
A la izda: Harris durante su exposición.
(Euskararen Jatorria)                                                                                  A la dcha: Del cartel convocatoria de M.A.N.

Réplica a Alicia Canto sobre la ‘J gráfica’ y ‘paleografía versus epigrafía’

En el debate sobre los hallazgos excepcionales en los foros existen varios subdebates clásicos.
Uno de mis puntos de interés es hasta que punto las ciencias históricas pueden hilar lo suficientemente fino para demostrar la falsedad de unas inscripciones.
Pienso que la inspección y analítica con un microscopio de barrido hila más fino y debe tener prioridad sobre lo que aportan los diferentes expertos-historiadores (evidentemente es la estratigrafía quien manda, pero aceptamos por un momento que haya duda).

Por esta razón entro en debates donde no me llaman y no me quieren. Comento y opino sobre lo que entiendo como brechas en los razonamientos de algunos expertos de las ciencias históricas (ojo, la gran mayoría se queda callado). Algunos de estos expertos de las ciencias históricas también han opinado sobre los potenciales de ‘analítica’ (y muy contundente además; no sé como Alicia Canto se atreve a opinar sobre el valor del informe Navarro después de escribir un post sobre la inutilidad de analítica para el caso de Veleia en La Arqueometría y la autenticidad de los óstraka de Iruña-Veleia).

En está ocasión ‘debatimos’ las ‘J gráficas’, y aunque evidentemente tienen repercusiones para Veleia, es un debate más bien general: ¿existen las ‘J gráficas en el mundo romano o no?

Tres ‘J gráficas’ en las tablillas de Vindolanda. ¿Son los parecidos con las J de Veleia pura coincidencia?
Guillier, G./Thauré, M. (2003): Les graffites antiques de la cité des Aulerques Cénomans (G.A.C.A.C.).

En Monographies Instrumentum, nº 25. Ed. Monique Mergoil, Montagnac. Pág. 129, figs. 146 y 147
Sobre el último grafito Idoia Filloy en Informe sobre los textos en latín de los grafitos de carácter excepcional de Iruña-Veleia:
«Dibujo y foto de un grafito sobre un fragmento de ánfora localizada en el yacimiento Etoile-Jacobins de
Le Mans. Cronología: 2ª mitad del siglo I d.C.58 Grafito MART IA. Adviértase la prolongación de la I,
hacia abajo y su forma curvada».

Abecedario entre los grafitos de Pompeya. Aportado del informe de Idoia Filloy.
Lillo Redonet, F. (publicación virtual): Taller de grafitos y pintadas de Pompeya. La escuela, los
gladiadores, las elecciones.

Después de leer los argumentos desde la página 139 hasta 152 en el citado informe de Idoia Filloy con decenas de ejemplos, la situación nos parece aclarada. Sí existen, tanto en epigrafía como en paleografía (ver p. ej. 6 ejemplos epigráficos del “Epigraphik-DatenbankClaus/Slaby EDCS”). Da igual el valor fonético que tienen, o como las llamaban los romanos o ahora. Visualmente se demuestra la existencia de un carácter como la ‘J gráfica’.

Alicia Canto, tampoco parece conocer la existencia de la ‘J gráfica’, como menciona lateralmente en un comentario del 3/4/2009 en TA, recogido por Alicia Satué en su informe El latín de Veleia:

“El problema es que en latín el «Anchises» griego nunca sonó «Anquises» ni «ankíses», como Ud. cree, porque la CH no es igual a K (y mucho menos a QV) y, como dije ayer, en latín transcriben con ch sólo lo que en griego sonaba a «J» (dejando aparte que tampoco tenía originalmente la N latina, pues en griego, se escribía ‘Aγχίσης, sonando en estos casos la gamma como una ni). O, lo que es igual, en griego sonaba «Anjíses», como si fuera con nuestra moderna J, pero en latín no existía la letra equivalente para el sonido J (ni la J gráfica misma, que es otra muestra de falsedad en varios óstraka). Es por la misma razón que el griego ‘Aχιλλεύς (también con «ji») sonaba «Ajilleus» y se transcribía en latín «Achilleus», y no «Aquilleus». Creo que esta vez puede haberle quedado más claro.”

Después de leer esta afirmación me armo de valor y menciono en TA este aparente hiato en el conocimiento de la autora del blog.

Su respuesta es clara:

Comentario por Alicia M. Canto el marzo 3, 2015 a las 4:07pm
Sí, por ejemplo Ud. mismo, Sr. van den Driessche, que no conseguirá nunca distinguir las letras cursivas latinas de las mayúsculas latinas, que no se parecen entre sí apenas en nada y de hecho tienen sus propios campos de estudio, por lo que no se puede andar trasladando ejemplos de uno a otro tipo de letra, no es profesional.
Y no será porque no se lo haya advertido tantas veces… pero su personal «costra» hace todo le resbale, y vuelva y vuelva siempre a los mismos y tan trillados surcos. (…)

La epigrafista Alicia se va por los cerros de Úbeda y quiere llevar el debate a discusiones bizantinas. Si no existe la ‘J gráfica’, tampoco puede aparecer en letras cursivas…
René Cagnat,en su ‘Cours d’épigraphie latine’ de 1890, nos afirma que la diferencia entre escritura cursiva y la escritura monumental no era tanto, y la verdad es que con la tabla más abajo se puede entender la inscripción cursiva en algunos casos bastante bien, otros casos son verdaderamente crípticos por un no experto (especialmente en la llamada ‘escritura continúa’). No entendemos lo que tiene que ver el tipo de escritura con el fenómeno de la ‘J gráfica’.

Pero en el informe de Alicia Satué ( El Latín de Iruña-Veleia ) encontramos pruebas de que efectivamente en algunos textos se distinguía ya en la época de Pompeya (doscientos años antes Veleia), entre la I vocálica y la I longa, que tenía la valor de yod (la /y/ en castellano).

Veikko Väänänen, Introducción al latín vulgar, pág. 96. Cita mencionado en el informe de Alicia Satué (2013), El latín de Iruña-Veleia p.72
(imagen proporcionada por Alica Satué en AmaAta)

J.N. Adams (2013) va todavía un paso más lejos y afirma que en La Graufesenque se utilizó la I longa para indicar la yod, /y/ en español o como primera letra de una palabra (¿como en ‘Jupiter’ o ‘Julio’ en Veleia?).

3. Yod in hiatus. The significanse of I longa p. 107
Adams, James Noel. Social variation and the Latin language. Cambridge University Press, 2013.
Los grafitos – ostraka de La Graufesenque son epigrafía, como Veleia inscrito en sigillatas!

Además encontramos estudios que investigan la transición ‘iv > jv’ y parecen encontrar un fenómeno social en su uso, p.ej.:

Title:
The case of I longa in hiatus in the Vindolanda writing-tablets
Author
Francesca Cotugno, PhD student in Linguistics at University of Pisa
Aims
A systematic review of I longa in hiatus in the whole Corpus Vindolandense in a linguistic perspective supported by palaeographical analysis.
We are dealing with a process of resyllabification, where the heterosyllabic[i.V] sequence outcomes in a tautosyllabic sequence [jV] (e.g. Tab.Vind. 141
renuntIum: [re.ꞌnun.ti.um] > [re.ꞌnun.tjum])
This graphic phenomenon, which probably reflects a phonetic process of gliding, is also present in other corpora , such as the Pompeian graffiti, the Tabulae Archivi Sulpiciorum and the graffiti of La Graufesenque, thus supporting the actual diffusion of this feature across the Roman Empire
(Adams 2013:104-108).
It is important to observe that the large majority of I longa in hiatus occurs in the personal correspondence written by the lower ranks of the garrison and from civilians (e.g. Tab.Vind. 343), in drafts (e.g. Tab.Vind.225) and in accounts (e.g. Tab.Vind. 194, 196) , i.e. in text characterised by many non – standard features.
In our opinion, these data provide evidence of the presence of early diphthongisation in the Latin of Britain . We assume that the gliding i in hiatus occurred in Latin as spoken in Vindolanda.
The process can be described as an instance of the sociolinguistic variation since its frequency reflects diaphasic and diastratic dynamics.

Pero nadie lo dice tan claramente como el eminente catedrático de filología latina Sebastián Mariner Bigorra en  «La(s) ortografía(s) escolares del latín»:

«Como ejemplo de esta conveniencia puede servir el aspecto didáctico de una cuestión planteada desde el comienzo de estas reflexiones: el problema de la J. Contra lo que a veces se ha escrito, y demasiado frecuentemente se ha enseñado, la figura de la J no es ningún invento renacentista. La i prolongada hacia abajo se halla suficientemente acreditada en Pompeya, incluso, en ocasiones, indebidamente (…) Pero no: en las citadas Leyes de la época de Domiciano, de todos los usos de la l longa en la epigrafía hispánica, catalogados por J. V. Rodríguez Adrados11, el más abundante es precisamente este: entre grafías del tipo ejus o del tipo eijus se reparten los más de los empleos de l longa que allí se encuentran.

En principio, pues, el planteamiento es muy parecido al observado con la distinción mayúsculas/minúsculas: lo «moderno» -en este caso, la «invención» tantas veces atribuida a Petrus Ramus– fue una sistematización de lo que antes ya existía sin un uso regulado, pero precisamente –tanto en una cuestión como en otra- con la misma función que «modernamente» se le encomendó

La ‘J gráfica’ existía en época romana entonces según muy importantes especialistas, entre otros para indicar la ‘i consonántica’ o la primera letra de una palabra. QED.

La epigrafista Alicia Canto no lo va a reconocer y utiliza todos los canales para despistar:

Comentario por Alicia M. Canto el marzo 4, 2015 a las 11:18pm 
No tengo ganas de perder más tiempo explicando cosas obvias, pero ya que puso Ud. como «prueba» el caso de este Sexti (el único epigráfico de todos los que, en plan plasta, nos ha vuelto a pegar entre ayer y hoy), es obvio que la final es simplemente una letra I adornada, del tipo que llamamos «rústico» o «actuario», lo mismo que se puede ver que lo está la X. Por tanto esa I no es ninguna J, y no pone Sextj porque “Sextj” no es nada en latín. Por ello no sirve como paralelo ni apoyo para nada de Veleia. Y así con todo lo demás, empezando por todo lo de Vindolanda, que es del campo de la Paleografía, como los casos de Pompeya, la mayoría parietarios y en cursiva, que cita de mi viejo maestro y amigo don Sebastián Mariner (¿tampoco sabe Ud. que la «ortografía escolar» se hacía en letra cursiva?). Después de morir él le dediqué en 1989 este artículo, hace nada menos que 26 años, así que no me venga Ud. contando a estas alturas lo que decía Mariner, que además lo hacía desde el punto de vista del latín vulgar.
No vale nada de todo lo que ha puesto, incluído Veikko Väänänen, porque en los óstraca de Iruña-Veleia NO HAY LATÍN VULGAR. Lo que hay son meras falsificaciones de alguien que sólo tenía unas vagas nociones de latín, y que fue dejando churretes lingüísticos –y epigráficos– en tantas piezas, supuestamente en «latín» y en «euskera antiguo». ¡Hasta con «jeroglíficos egipcios» se atrevió, para darle al lote del supuesto “paedagogium” veleyense un puntito exótico y cosmopolita!, de aquel entrañable “maestro entre el Nilo y el Zadorra”, para «explicar» al cual se trajeron a una Rius, “egiptóloga” que tampoco lo era. Qué tiempos aquellos…
(…)
(1) A ver si se entera por fin de que la Epigrafía y la Paleografía son ciencias diferentes:
Clasificación científica de la UNESCO:
55 Historia
5505.01 Arqueología
5505.02 Ciencia de la cerámica
5505.03 EPIGRAFÍA
5505.04 Heráldica
5505.05 Iconografía
5505.06 Numismática
5505.07 Onomástica
5505.08 PALEOGRAFÍA
5505.09 Papirología
5505.10 Filología
5505.11 Sigilografía
5505.12 Estratigrafía
5505.99 Otras (especificar)

Observamos que Alicia Canto critica ‘SEXTJ’, pero no ‘MARTJA’. En realidad la intención era únicamente de aportar ‘J gráficas’ independiente de su valor fonética, pero entiendo que en MARTJA la J tiene efectivamente el valor de yod (I consonántica). Una I ‘adornada’ com J también es una ‘J gráfica’ parece.

Dos cosas, uno es de lógica elemental cuando afirma «Y así con todo lo demás, empezando por todo lo de Vindolanda, que es del campo de la Paleografía, como los casos de Pompeya, la mayoría parietarios y en cursiva, que cita de mi viejo maestro y amigo don Sebastián Mariner (¿tampoco sabe Ud. que la «ortografía escolar» se hacía en letra cursiva?). Después de morir él le dediqué en 1989 este artículo, hace nada menos que 26 años, así que no me venga Ud. contando a estas alturas lo que decía Mariner, que además lo hacía desde el punto de vista del latín vulgar.», afirma la existencia de la ‘J gráfica’, aunque sea en el latín vulgar (evidentemente tener amistad con alguién no es prueba de que no haya ‘J gráficas’ en época romana).

La otra cosa es que las ‘jotas gráficas’ son de paleografía. A petición de Xabier Rentería explica ella el porqué.

Citamos el comentario en cuestión del 5 de marzo 2015.

Sr. Renteria: Su comentario no es falso, pero no es pertinente, porque yo me refería precisamente a un geólogo haciéndose pasar por epigrafista, y no a un epigrafista-paleógrafo. Y el primer caso –que es el que periódicamente sufrimos aquí con el Sr. Van den Driessche–, usando sus propias palabras de Ud., «es un salto disciplinar ‘cuántico’«. [1]
Tampoco su definición de la Paleografía es correcta (quizá porque la haya tomado de Wikipedia), pero el que ésta se dedique a escrituras sobre materiales «blandos», y en general a escritos de la Alta Edad Media en adelante (ya que son muy pocos comparativamente los textos antiguos que se conservan sobre tales materiales: papiro, pergamino, madera, yesos…), ya sugiere las diferencias por las que, como ya dije, la propia UNESCO las clasifica como ciencias distintas. Y lo mismo hacen todas las universidades del mundo en sus ofertas docentes. En muchos casos, como en la propia UAM, Epigrafía y Paleografía se encuadran en áreas de conocimiento y hasta en departamentos diferentes.
Claro que ambas tienen algunos vasos comunicantes, pues de escrituras tratan (como los tituli picti romanos); pero precisamente no afectan a las «piezas extraordinarias» de Veleia, espontáneas pero en mayúsculas y rayadas sobre materiales duros, razón por la que resulta absurdo estar aduciendo continuamente ejemplos paleográficos para «explicar» letras epigráficas romanas (la mayoría encima más que extrañas), y además en plan «ven que te voy a dar una lección«. [2]
Es de cajón: escriba Ud. una nota a mano en un papel, en su letra normal, y a continuación trate de grabar el mismo texto sobre mármol. Ya verá cómo todo cambia, empezando por el tipo de letra que use. [3]

[1] Solo me he dedicado a recoger lo que han dicho eminentes especialistas y he sacado conclusiones. Leer podemos todo.

[2] No es  «ven que te voy a dar una lección«, es más bien que tengo la sensación que nos quieren llevar al huerto.

[3] Las cerámicas de Veleia son evidentemente no tan duro como el mármol que es una piedra metamórfica. Como vemos en las siguientes imágenes tanto en las sigillatas de Veleia, las de La Graufesenque, las paredes de Pompeya o con tinta sobre las tablillas de Vindolanda se pueden escribir perfectamente en cursiva, y de allí que a mi entender la separación en el campo de la epigrafía (La Graufesenque – Veleia) como la paleografía (Vindolanda – Ostia) es completamente arbitraría y no viene a cuento en este caso de inscripciones ‘domesticas’.

Cours d’épigraphie latine. de René Cagnat, de 1890.
Ostrakon de La Graufesenque [epigrafía]

Grafito de Pompeya – flechas indican I longas (estilo J) [¿paleografía ?]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Tablilla de cera de Pompeya – flechas indican la I longa hacia arriba [paleografía]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Tablilla de Vindolanda – flechas indican algunas I longas en forma de J [paleografía]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Pieza 3143 de Veleia en cursiva [epigrafía]
 

Intuyo que algunos expertos hablan con doble lengua…

Inscripción siria aportada en AmaAta por Miguel Thomson de origen desconocido [epigrafía]

PD. Soy geólogo, ni de lejos experto en la materia, y me puedo equivocar, como todo el mundo, pero sé leer, y tengo capacidad de aprender y de razonar.

Dedico este post a mis compañer@s de AmaAta por su dedicación, debate, inspiración y aportaciones.

La puntuación en latín de la época romana

Sobre la puntuación en época romana ya hemos leído dos posts en AmaAta, más concretamente sobre «comas»:

– “COMAS” EN LA ANTIGÜEDAD de Miguel Thomson

En este post breve solo quiero aportar una cita de un libro que trata el tema de la puntuación, y que me parece relevante.
En este libro muy citado, también Gorrochategui lo cita en la biografía de su informe en sus ‘Armas’, leo en el siguiente fragmento sobre virgula en la página 97 que la virgula se utiliza virtualmente en los mismos casos que la coma actual, y hasta como coma gramatical, además como punto, punto y coma, y en listas:

Curiosamente, Prof. Gorrochategui en su informe afirma lo contrario (ver lo negrito):

2.2. En numerosos epígrafes se aprecia la existencia de comas gráficas para separar palabras dentro de una serie o lista, o bien pequeños sintagmas dentro del texto total: 5 piezas del sector 5 y 15 piezas del sector 6. Sin embargo, la coma como signo gráfico fue totalmente desconocida en la antigüedad. Como he dicho arriba, el único signo gráfico empleado con normalidad en la escritura latina fue el de la interpunción, consistente en un punto a altura media de la caja; tenemos en nuestro conjunto epigráfico un caso seguro de interpunción en el grafito n° inv. 12067 (titulus pictus con la lectura P • C). Sabemos que de manera muy esporádica se utilizaron otros signos para indicar aspectos prosódicos del texto: paradas, finales de párrafo, etc. (Véase a tal efecto la inscripción de Ankara que recoge las res gestae Augusti, comentada en Armas, p. 7). En cambio, no hay ningún testimonio de la existencia de comas gráficas, en el uso que nosotros le damos ahora, hasta el inicio del Renacimiento. El sistema tardo-antiguo, continuado en la Edad Media por la transmisión realizada por los gramáticos latinos y por eruditos como San Isidoro, consistía en la utilización de puntos a diferente altura de la caja según se quisiera indicar una mayor o menor pausa, coincidente con el final de una unidad semántica mayor o menor. Un signo gráfico consistente en una pequeña raya era la virgula, pero se escribía siempre en la parte superior de la caja de escritura (véase Armas).

En el conjunto epigráfico también se documentan guiones separadores de palabras en listas (6 en el sector 5; 2 en el sector 6 y sondeos y otros 2 en el sector 12); me parece un fenómeno reciente, pero pudiera pensarse (sin duda exagerando) que son una forma de interpunción a media caja, de modo que no los tengo en cuenta como prueba.

La encartelada semanal delante la Diputación tiene éxito!

Ayer se acercaron unas 25 personas a la encartelada semanal.
Ver el post ‘Encartelada semanal ante la Diputación Foral de Álava‘ para más información. Muchos paseantes se interesaron por la causa.

(euskeraz hemen)

Tarjeta roja por juego sucio: la pieza 12799

La única pieza con grabados auténticos – según el Sr. Navarro – es la IR 12799.
Se trata de una ficha recortada de un recipiente en T.S.H, con a los lados una espiga.
En esta ficha, Navarro descubre costras carbonáticas de origen biológico encima de surcos del grabado. Las considera como pruebas ‘absolutas’ de autenticidad, y estamos de acuerdo.

Fig 1.

Navarro nos afirma que se trata sin lugar a dudas de un grabado auténtico y que es una pieza de referencia:

Atendiendo a los criterios de autenticidad establecidos en relación con la composición y el estado de alteración de los restos metálicos y con la superposición estratigráfica de depósitos y costras producidos durante el período de enterramiento arqueológico sobre los surcos del grafito, la cerámica 12799 puede ser considerada como pieza de referencia por confluir en ella un conjunto de elementos que hacen que su antigüedad no deba ser cuestionada.» (p. 168)

En las 4 páginas que dedica a esta pieza, Navarro describe el tipo de restos metálicos, en forma de huellas alargadas de óxidos y hidróxidos de hierro, no en pequeñas escamas como  en las otras piezas. Describe además varios tipos de costras, pero la palabra ‘relleno’ no aparece. Curiosamente solo aporta un espectro químico, relacionado con los metales (muy relevante), pero por el resto no aporta ninguna información química más, aunque se trata de una ‘pieza de referencia‘.

Fig. 2. Navarro afirma lo siguiente sobre la foto 12799.4.b, aunque representa a nuestro entender una costra sobre un relleno: «b) Detalle de costra biológica carbonatada sobre el trazo de una de las espiguillas laterales en el reverso de la pieza.» y parece evitar la palabra ‘relleno’

En las explicaciones de las figuras habla de la presencia de trazos de metales oxidados y costras. En ningún momento afirma que la costra carbonatada está, p. ej. en la figura 4b, encima de lo que Navarro llama ‘relleno’. Con las fotos en blanco y negro es difícil de apreciar el relleno.

Sobre el relleno hace Navarro afirmaciones generales – sin demostrarlas nunca – muy sorprendentes:

«El material que aparece rellenando los surcos de las letras y dibujos de algunos de los grafitos ha sido introducido intencionadamente para facilitar la lectura del grafito [¿?], siendo posterior a su ejecución y, caso de autenticidad, también anterior al período de enterramiento arqueológico.» (Introducción p. 12)

Según Navarro durante el enterramiento no entra sedimento en los surcos… entonces la presencia de sedimentos en los surcos siempre es intencionado (i.e. antropogeno), lo que es una afirmación completamente gratuita, y absurda para un geólogo, pero por lo visto Navarro la necesita para su castillo de naipes argumentativo.

Podemos concluir que Navarro deja al lector con muy poca información sobre la pieza de referencia para la autenticidad. No tenemos una descripción física completa de la pieza, no informa sobre la presencia o ausencia de rellenos (como hace en varias otras piezas), ni sobre la composición química en caso de tener un relleno, nada sobre la composición química de las costras. Lo único que se documenta con detalle es el rastro de metal oxidado/hidratado.

El atento lector se da cuenta de que es muy extraña información tan escueta sobre una pieza de referencia, pero no tiene más remedio de quedarse en ayunas.

Mirando las fotos una por una, encontramos una foto espectacular en la p. 11 en un apartado donde comenta el sistema de microscopia de barrido y la interpretación de las fotos:

Como herramienta adicional de trabajo, la información contenida en las imágenes BSE y espectros analíticos se ha completado mediante la realización de mapas de distribución de los elementos más significativos presentes en el área analizada. Este método operativo ha sido especialmente útil para identificar, o descartar, la presencia de restos de costras carbonatadas sobre los trazos de los grafitos o para discriminar de forma global los distintos tipos de partículas que aparecen formando parte del relleno de los surcos. Se presentan en forma de imágenes donde sobre una imagen BSE, se fusionan, mediante un código de colores, los datos espectrales de una serie de elementos preseleccionados (figura 3.3).

Fig. 3. En la Fig 3.3 del informe (Navarro) hemos añadido nuestra interpretación material de los colores (en negro). Navarro no interpreta fiablemente lo que se ve en su figura 3.3.b cuando afirma: «En este caso los elementos seleccionados y la imagen obtenida permiten discriminar con facilidad entre engobe, depósitos superficiales, costra y restos metálicos.». No menciona el relleno, que podemos reconocer claramente. Navarro tampoco localiza la foto sobre la pieza 12799 como hace con las fotos de las fichas.

Está imagen (Fig. 3) visualiza a la perfección la potencia del sistema de visualización, ‘mapas de distribución de los elementos’, que nos indican los diferentes materiales/minerales (silicatos/cuarzo, carbonatos, fosfatos, metales). Las fotos microscópicas en tonos gris, complicadas de interpretar, se convierten en alegres imágenes donde contrastan los diferentes materiales, ideal para la interpretación. Por qué Navarro las reserva para algunos casos y no en otros, es un gran misterio.

La imagen demuestra la posibilidad de utilizar el microscopio de barrido, un instrumento ‘sencillo’, en el estudio de autenticidad. Vemos una costra con estructuras biológicas (azul) sobre un relleno (moteado rojo/azul). El relleno es claramente antiguo, es decir autentico, entonces el surco también. Demostrada la autenticidad.

¿Pero de donde viene esta foto? ¿Es de Iruña Veleia? Ah, ahí hay algún número, en la esquina izquierda, abajo, 12799-24. Pero, por qué ‘se esconde’ esta esplendida imagen en un relato sobre el microscopio. Esta imagen es de lo más educativo que hay. A ver, qué foto de ‘mapas de distribución de los elementos’ encontramos en la ficha de la pieza 12799? Uy ninguna. Qué extraño, alguien que esconde sus propios éxitos. Y la pieza de referencia no merece ninguna de estas imagines tan explicativas…

Ampliamos la foto todo lo que podemos. Vemos algún craquelado y vemos gránulos rojos y azules (cuarzo/carbonato)… pero es igual que el relleno que hemos visto en otras piezas!

Fig. 4. En estas imagines se comparan rellenos de un surco contemporáneo – según Navarro – de la pieza 10776 y el de un surco verdadero – según Navarro – de la pieza 12799. Reconocemos una matriz fina de básicamente carbonato (color azul) con gránulos redondeados de carbonatos y silicatos (probablemente cuarzo) flotando en dicha matriz, es decir tanto la textura como la composición química son parecidas. Esto nos parece que no puede ser casualidad. Es una observación muy importante que Navarro no menciona en su informe. Tampoco nos escapa el craquelado en la imagen de 12799 que en otras piezas parece ser indicio de falsedad («se ha aplicado el relleno en estado húmedo«).

En la fig. 5 vemos la imagen-fuente del relleno de la pieza 10776, uno de las pocas piezas donde el relleno está correctamente documentado con los 3 elementos: imagen SEM, imagen ‘de color’ – mapas químicas – y su análisis química. Está información nos esconde Navarro en la ficha de la la pieza 12799.

Fig. 5. Observamos los 3 elementos esenciales para informar sobre el relleno: la foto SEM, la foto de ‘color’ y el espectro con la composición química. ¿Por qué Navarro no los aporta sistemáticamente para cada pieza que lleva relleno, si era un de las peticiones de la jueza?

Si resumimos los hechos, observamos en primera instancia que Navarro no aporta imágenes ‘didácticas’ de color en la ficha de la pieza 12799, que es además muy poco documentada por ser la única pieza ‘verdadera’. Navarro no menciona la presencia de relleno, que es claramente presente como vemos en las figuras 3 y 4. Navarra no identifica su imagen 3.3 tal como imagen de la pieza 12799 (o muy escondido) y además no interpreta la imagen correctamente, porque se olvida del relleno. Navarro tampoco menciona la correspondencia tanto químico como en textura entre relleno de la pieza 12799 y p .ej. 10776, y en realidad la mayoría de los rellenos considerados como contemporáneos, que son como el mismo reconoce una variación sobre el mismo tema en la introducción del informe:

«Muchos de los surcos del trazado del texto o el dibujo de los grafitos aparecen total o parcialmente rellenos por un material de color gris, granulometría fina (figura 4.3) y variable estado de agregación. Al igual que en el caso de las costras presenta gran uniformidad composicional en su conjunto, estando constituido por un agregado de partículas de composición carbonatado-cálcica dominante, con un menor contenido de granos silicatados (cuarzo, arcillas) y una gama variada de partículas accesorias: fosfato cáicico, óxidos de hierro, circón, ilmenitas, restos de la capa de engobe o del propio sustrato cerámico erosionados en el trazado del surco, restos carbonosos, materia orgánica.» (Análisis del material de relleno de los surcos del texto y dibujos, p. 15-16).

 Un investigador se puede equivocar, puede olvidarse de determinados elementos, pero nos parece que no es el caso. Visto lo visto, se debe pensar en intencionadamente esconder evidencias que son de máxima importancia para la interpretación de la autenticidad: si los rellenos con costras encima son parecidos a los rellenos de la mayoría de las piezas esto sería un importante argumento para su autenticidad. Observamos además un desinterés general por los rellenos de muchas piezas, que no han sido documentados.

En dos piezas más (13368 y 13371) hemos observado que se documentan gráficamente zonas periféricas sin un aparente interés especial, mientras que la zonas que llaman la atención por sus relaciones ricas y complejas entre costras, surcos y rellenos no son documentadas gráficamente, lo que trataremos en un post siguiente para la pieza 13371. Ver también el post ‘Las trampas en el informe Navarro: pieza IR 13368‘.

Estas evidencias nos hacen concluir que el Sr. Navarro intenta esconder material gráfica de alta relevancia, que va aparentemente en la dirección contraria de sus conclusiones, y esto merece a nuestro intender tarjeta roja por juego sucio.

Adjunto:

La ficha entera de la pieza 12799(p. 168-171)

La página 172 es la primera página de la ficha 13368 representado aquí.