¿En qué idioma “nos habla” la Mano de Irulegi? ¿En euskera / vascónico? ¿En lengua ibérica?.
¿Qué dicen esos “signos”? Esa escritura ibérica, tan “nuestra” y al mismo tiempo tan extraña, desconocida para casi todos nosotros hasta ayer.
Estas preguntas nos estábamos haciendo allá por marzo/abril cuando entramos en campañas encadenadas de verborrea y polémicas, pretendidamente políticas, día sí y noche también, y con ellas/ellos llegó el verano que abraza (que abrasa) todo.
¿Todo? No. Como en las historietas de Astérix, algunas aldeas de la cornisa cantábrica hemos “resistido” a la chicharrina y así, aliviados por la brisa, gentes como Elías han podido seguir “ora et labora”, enredando y desenredando aquellos signos…
Y en pleno julio, nos ofrece la cosecha: un libro, todo un libro con respuestas (las suyas) a las preguntas que nos hacíamos allá en primavera (tempus fugit).
Pregunta al autor del libro: No eres el único que cree haber descifrado el texto de la Mano de Irulegi pero hasta ahora, que yo sepa, eres el único que ha escrito un libro (casi 300 páginas impresas y publicadas en papel) explicando a qué has llegado y cómo has llegado.
Respuesta: Yo tampoco esperaba que la cosa diera para tanto. Pero luego me encontré con que muchas diferentes personas hicieron diferentes propuestas de descifrado, y con que Gorrochategui dice que el texto de la Mano no se podrá descifrar hasta que tengamos otras 100 piezas arqueológicas con sus respectivos textos similares. Así que me vi en la obligación de justificarlo todo, absolutamente todo. Y es lo correcto.
P.- Dices que tu libro tiene vocación científica y divulgadora…
R.- Sí, esa es mi pretensión. Reconozco que soy un advenedizo en el ámbito de la lingüística paleohispánica pero, sin embargo, mi formación en Filosofía de la Ciencia me permitió vislumbrar una vía para llegar al descifrado, incluyendo referencias a las fuentes de conocimiento utilizadas, y desmenuzando y justificando todos los pasos dados de un modo comprensible.
P.- Para muchos de nosotros casi como que bastaba con el resultado final: saber qué dice el texto. Hasta me atreví -la ignorancia es atrevida- en hacer una lista con las distintas interpretaciones de la Mano…hasta que Roslyn y otros me hicieron ver…
R.- Mucha gente se conforma con el resultado final. Pero, si solo miras el resultado final, te encontrarás con que hay muchas propuestas diferentes, entre las que no podrás elegir correctamente. Y entonces te preguntarás: “¿Qué propuesta es la correcta?”. Y para responder tendrás que analizar la justificación de cada propuesta, para asumir como verdadera la mejor justificada, es decir, la que menos reglas lingüísticas rompe.
Justificar el descifrado de un texto en signos ibéricos es complicado porque el actual conocimiento sobre los signos ibéricos es parcial. Es como hacer un puzle, que además tiene bastantes piezas rotas. Cuando está hecho lo ves en un segundo, lo presentas en una sola foto. Pero hacer el puzle te puede costar meses, sobre todo porque algunas piezas estaban rotas, y era difícil encajarlas. El descifrado de una frase no ocupa más que una o dos líneas. Es la justificación de ese resultado el que ocupa muchas páginas.
Y luego está el otro elemento: la interpretación, que también ocupa algunas páginas del libro, aunque no tantas como la justificación. O sea, hay tres cosas básicas: el descifrado, la justificación del descifrado y la interpretación del descifrado. Pongamos que ya tenemos el descifrado y que está bien justificado. Tenemos, por tanto, una frase. Pero ahora surgen nuevas cuestiones. ¿Qué pinta esa frase en una mano de bronce en la puerta de una casa? ¿Por qué escribieron algo así? ¿Cuál era el contexto social que daba sentido a eso, que lo hacía importante? La interpretación intenta responder este tipo de preguntas. En realidad va más allá del descifrado puro, pero le da sentido antropológico o sociológico.
P.- La mano de Irulegi, la interpretación de su texto, dicen que está en manos de dos expertos, «como debe de ser». Según eso, ¿no es mejor dejar la cuestión en manos expertas y seguir a la espera?
R.-Es bueno que los expertos afronten el tema, pues son los que más saben sobre el asunto. Pero eso no quita que cualquiera intente hacer sus aportaciones. Tiempo tendrán los expertos de valorar y criticar esas aportaciones.
Además, en este caso de la Mano de Irulegi tenemos algunas peculiaridades importantes que, según creo, aconsejan maximizar la participación de todos. En primer lugar, para descifrar el texto de la Mano hay que saber el máximo posible de dos idiomas bastante raros en el mundo: el euskera y el ibero, y el número de expertos que conocen ambos es extremadamente bajo. Puede que, en estos momentos, Gorrochategui sea el único. Y Gorrochategui dice que el texto no se podrá descifrar hasta que tengamos otros 100 similares. Así que estamos bloqueados.
La tesis de Gorrochategui, de que el texto de la Mano es indescifrable ahora mismo, sería correcta si el texto estuviera en idioma ibérico, porque, como Gorrochategui dice, no sabemos nada del vocabulario ibérico. Pero si el texto estuviera en euskera, la Mano sí sería descifrable, porque sí que sabemos cómo sonaban los signos del ibero, así que podemos saber cómo suena el texto de la Mano, y en esos sonidos podemos reconocer palabras en euskera, porque tenemos diccionarios en euskera y lo entendemos.
Así que hay una vía para desbloquear el descifrado sin necesidad de tener más textos: que los conocedores del euskera aprendan algo de ibero, y especialmente cómo sonaban los signos ibéricos. Se necesitan 4 años para aprender euskera, pero bastan 4 meses para aprender lo que actualmente se sabe de íbero. Lo que pasa es que Gorrochategui, en el caso de Iruña-Veleia, se comprometió con la idea de que no hay frases escritas en euskera antes del siglo XV. Me parece que es el compromiso con esa idea lo que impide a Gorrochategui descifrar la Mano de Irulegi, más que la dificultad del trabajo en sí. Pero es que además, esa idea de Gorrochategui, de que no hay frases escritas en euskera antes del siglo XV, es una tesis existencial negativa, y por tanto, es prácticamente imposible de demostrar. Por ejemplo, ¿acaso se puede demostrar que no existe en todo el universo un planeta de oro macizo? Nos parecerá probable o no, pero lo que es demostrar, no se puede demostrar, porque no podemos rastrear todos los planetas del universo. Por eso, en ciencia no se trabaja con tesis existenciales negativas sino con tesis existenciales afirmativas.
En cualquier caso, sea cual sea el motivo por el que Gorrochategui no llega a descifrar la Mano de Irulegi, la propuesta de mi libro está bien justificada. Ahora todo el mundo, incluidos los expertos, puede criticarla y valorarla, por eso decidí publicarla. Y lo hice en castellano, para que los expertos en ibero puedan valorar las justificaciones referidas a los signos ibéricos. Además, con una propuesta ya construida y bien justificada, tenemos una ventaja: los conocedores del ibero y del euskera pueden trabajar por separado, sin necesidad de aprender el idioma que desconocen. Es decir, los conocedores del ibero pueden valorar las justificaciones que atañen al ibero, y los conocedores del euskera pueden valorar las justificaciones que atañen al euskera. Pero también hay una segunda ventaja: los expertos en euskera pueden tomar este libro como una pequeña introducción al estudio del ibero, al menos en lo que atañe a la Mano de Irulegi.
P.- El título de tu libro “La Mano de Irulegi descifrada” tiene un subtítulo misterioso: “en euskera con “pájaros”. ¿Va de “pájaros” el texto de la Mano de Irulegi, según tú?
R.-El subtítulo habla del idioma utilizado para el descifrado, y menciona una palabra peculiar del mismo. Es decir, el libro dice que el idioma del texto de la Mano de Irulegi es el euskera, y que este texto que está en euskera contiene una palabra que, traducida al castellano, es “pájaros”.
P.- Sin duda, te refieres al conocido y tan festejado “sorioneku”…
R.- Algunos han leído “sorioneku” y mucha gente se ha quedado con que la primera palabra es “zorioneko”. Les parece euskera, les parece muy romántico, y compran la propuesta. Pero no han justificado que esa “s” sea una “z”, ni que “ku” se convierta en “ko”. Y como bien dice Gorrochategui, “sorioneku” no puede ser euskera. Así que quien diga que “sorioneku” puede ser euskera tendrá que demostrarlo o justificarlo. Son ese tipo de justificaciones las que suman páginas y páginas al libro, donde el descifrado de todos y cada uno de los signos está bien justificado.-
El reconocido faraón de la XVIII Dinastía del Egipto Antiguo, Tutankhamón, fue sepultado con múltiples tesoros, entre ellos un par de trompetas que hoy se consideran las más antiguas en existencia.
Estos excepcionales instrumentos, los únicos de su tipo que han sobrevivido desde el Egipto antiguo, datan de hace más de 3.000 años. Fueron desenterrados en 1922 por el arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter, durante su monumental descubrimiento de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, al oeste del Nilo, que resultó ser la tumba faraónica mejor preservada jamás descubierta.
Cada una de las trompetas, una fabricada en plata pura y la otra en bronce o cobre, está delicadamente grabada con imágenes de los dioses Ra-Horakhty, Ptah y Amón. Estos instrumentos de alrededor de 50 cm de longitud, aunque desafiantes de tocar, eran capaces de producir tres notas únicas.
En 1939, diecisiete años después de su descubrimiento, estas trompetas fueron tocadas en vivo ante una audiencia global, en una transmisión realizada por la BBC radio.
Desde entonces, se han tejido relatos que atribuyen a estas trompetas el poder de convocar a la guerra. Algunos establecen una misteriosa conexión entre su sonido y el inicio de la Segunda Guerra Mundial por parte de los británicos, ya que la contienda en Europa estalló apenas cinco meses después de la mencionada transmisión.
En este artículo se trata de la autentificación del óstracon IR14469 de la ciudad romana de Iruña-Veleia. Se desarrolla un proceso de autentificación que establece de forma crítica 13 indicios o pruebas de veracidad, correspondientes a la trazabilidad externa de la pieza. Estos se basan en el informe del Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Alava y prueban de manera incontestable la antigüedad del grafito asociado al ladrillo romano. También se evalúan de forma crítica las carencias del informe de la Escuela de Restauración de Bienes Culturales, peritaje judicial que negó la trazabilidad al grafito.
EXTRACTOS DEL ARTÍCULO
“A priori esta pieza debe considerarse auténtica, no sólo el soporte de ladrillo, sino también el grabado de una de sus superficies, porque está contextualizada en el registro estratigráfico del yacimiento y las circunstancias de su hallazgo certifican la imposibilidad de que hubiera habido manipulación fraudulenta alguna durante su procesamiento como ítem arqueológico, lo que exponemos más abajo. Además, los elementos físicos que presenta evidencian que el dibujo y el texto que aparecen grabados en su superficie estaban bajo unas adherencias antiguas, formadas durante el enterramiento prolongado de la pieza en el subsuelo, esto es, la secuencia estratigráfica superficial de este ítem arqueológico garantiza la antigüedad del grafito. Hemos de señalar previamente que no se ha argumentado la falsedad de esta pieza, aunque su autenticidad ha sido puesta en entredicho al diagnosticarse sobre su supuesta ausencia de trazabilidad. También se ha visto involucrada en una declaración genérica de una supuesta falsificación global de los óstraca, no demostrada.”
“Este estrato [en el que se halló el ladrillo] (…) fue datado por el material arqueológico asociado a fines del siglo I-1ª mitad del II d. C. …”
“La pieza fue coordenada ‘in situ’, por lo que fue individualizada en bolsa aparte y con su propia etiqueta en la misma excavación, siendo depositada en el laboratorio del yacimiento para su procesamiento e inventariado junto a otras evidencias coordenadas ese mismo día y separadas del resto del material, todo lo cual formaba parte del procedimiento habitual.”
“…las primeras incisiones se vieron al comenzar a lavar la pieza. Esta constatación queda corroborada por el hecho de que esta labor se interrumpiera y la pieza fuera enviada de forma inmediata a la Diputación Foral de Álava, hecho del cual hay constancia documental, el informe firmado por las restauradoras del Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Álava el día 18 de julio (Ortiz y López 2013): “…la pieza fue lavada parcialmente con anterioridad…”.”
“Dado que el ladrillo se encontró un viernes, fue al lunes siguiente, el día 17, cuando se sacó de la bolsa, se le dio número de inventario y se empezó a lavar su superficie oculta bajo adherencias superficiales. Como algunos grafitos del yacimiento ya se habían convertido en polémicos en la red, y por otra parte algunos sondeos los seguían proporcionando, al constatar grabados, no se siguió con la labor de limpieza y la pieza se puso ese mismo día en manos de la DFA, como demuestra el hecho de que ya al día siguiente, el martes 18 de julio, comienza a tratarla el Servicio de Restauración. Las concreciones se componían de carbonatos y barro, como señala el informe de Restauración, fuertemente adheridos, ya que las restauradoras tuvieron que utilizar “bisturí y palillo de bambú”, como especifican, observando más trazos incisos.”
“Esto lo corroboran en su informe (Ortiz y López, 2013) donde se hace constar cómo la pieza tiene un: “…Estado de conservación delicado… Superficie deleznable, muy desgastada y disgregable. Muy soluble en agua…” y que está “…cubierta parcialmente por carbonatos y barro que cubre las incisiones…” y cómo ponen al descubierto un grabado que antes no se veía señalando “…Apenas legible: parece una cinta en forma de U con una inscripción en el centro…”.”
“Tras ello “…se devuelve la pieza sin acabar de tratar…”, al equipo arqueológico. Sin embargo, documentan el óstracon fotográficamente antes y después de la limpieza, documentos fotográficos que lo dotan de total verosimilitud, ya que atestiguan el momento de su levantamiento y podemos leer los mensajes grabados en él (v. fig. 1).”
“Cuando vuelve al yacimiento, la pieza pasa a la fase de estudio, su dibujado por parte de José Manuel Tarriño y su fichado, clasificación y descripción por Idoia Filloy. En sus declaraciones ante la Ertzaintza (policía judicial), ya con el caso judicializado, el dibujante declara que fue él quien, aplicando luz rasante, identificó la palabra “GORI”, y también todo lo que de legible tiene la inscripción, que plasmó en su dibujo. De forma independiente la arqueóloga llevó a cabo la transcripción, la cual coincide con el dibujo, excepto detalles puntuales. Finalmente la pieza fue depositada en el Museo el día 1 de febrero de 2008, donde permanece hasta la actualidad.”
“En conjunto, las circunstancias de la exhumación y procesado arqueológico del grafito son evidencias de la autenticidad de éste. Todas ellas documentan una trazabilidad múltiple, externa (y parcialmente interna) del objeto grafitado y posibilitan una autentificación objetiva, basada en evidencias relevantes…”
“…se puede aducir una quinta evidencia, testimonial, aportada por la restauradora del Servicio, Isabel Ortiz de Errasti, que, en el juicio, declara que la inscripción es “antigua” (información de la que fuimos testigos en la sala del mismo). La intervención sobre la pieza, incluyendo la extracción de concreciones mediante bisturí, se hace con binocular, lo que garantiza que cualquier nimia manipulación moderna hubiera sido desenmascarada ‘ipso facto’. Además, la superficie frágil del objeto que diagnostican las restauradoras es una dificultad añadida para cualquier manipulación moderna del objeto.”
“El escaso tiempo transcurrido entre el momento del hallazgo de la pieza y el inicio de su tratamiento en Restauración es otra garantía de que no pudo ser manipulada entre ambos, porque no habría habido tiempo material de culminar un proceso complejo en una supuesta falsificación: quitar la suciedad original del ladrillo recién extraído para dejar al descubierto la superficie de arcilla cocida (acción que de ninguna manera hubiera pasado desapercibida, como hemos justificado), grabar un grafito en un soporte calificado por las restauradoras como “…deleznable, muy desgastado y disgregable. Muy soluble en agua…” y generar después artificialmente unas capas de barro y carbonatos, adhiriéndolas para ocultar los grabados recién hechos, de manera que todo tuviera aspecto de antiguo. Y ello con tal congruencia y nivel de perfección que personas con gran experiencia en el tratamiento de materiales arqueológicos no se dieran cuenta de la impostura. Plantearse este escenario es absurdo por imposible.”
“Y, considerando ese trabajo de restauración citado, se constituye en sexta evidencia, interna y documental, que es bajo las concreciones y estratigráficamente sellado por ellas, cuando se desvela un grafito que contiene un dibujo y una inscripción que solo se intuían con anterioridad, prueba de que los grafitos se grabaron de forma previa al enterramiento del ladrillo.”
“La novena evidencia son las propias evidencias físicas de la pieza descritas por las restauradoras, con capas superficiales fuertemente adheridas sobre las incisiones, formadas en un prolongado período de tiempo e imposibles de fabricar artificialmente en unos días, esto es, que estas capas cubrían estratigráficamente el grabado. Exactamente exponen que la superficie está «…cubierta parcialmente por carbonatos y barro que cubre las incisiones...«, esto es, se atestigua una estratigrafía por la que los grafitos quedan bajo unas adherencias formadas durante el prolongado enterramiento de la pieza, por lo que solo pueden ser anteriores al momento de su enterramiento en época romana. Y para descubrirlas, tuvieron que utilizar no solo “…agua desmineralizada para la eliminación de las tierras adheridas en superficie…”, sino también “…puntualmente bisturí para eliminar las carbonataciones y palillo de bambú para eliminar restos de barros superficiales...”, todo evidencias de un enterramiento prolongado.”
“Por otro lado, las propias características físicas que presentaba la pieza y que constan en el informe del Servicio de Restauración son también evidencias de autenticidad, ya que se constata que el ladrillo tiene una “…superficie deleznable, muy desgastada y disgregable. Muy soluble en agua…”, esto es, es un material de base poroso que hace que las concreciones superficiales penetren profundamente y se adhieran fuertemente en la misma. Lo que significa que cualquier trazo moderno sería identificado sin dificultad.”
Observación
Trazabilidad
Autentificación
Motivación
El equipo arqueológico lo extrae, limpia parcialmente y envía a Restauración
Reconocimiento del grafito y del mal estado de la pieza
Prueba de veracidad: oral y material (llamada previa y envío)
Método arqueológico y consejo del Servicio de Restauración
Pieza coordenada
Pieza localizada in situ
Prueba de veracidad escrita del soporte
Método arqueológico en uso
Se especifica el grafito en el registro de evidencias
De acuerdo a las dos acciones anteriores
Prueba de veracidad: registro escrito
Método de registro arqueológico en uso
En Restauración se reconoce el grafito y su superficie deleznable
Reconocimiento del grafito y mal estado de la pieza.
Validación de la acción de los arqueólogos.
Prueba de veracidad escrita: Informe del Servicio.
Prueba de veracidad oral: testimonio en el juicio
Tratamiento de restauración
No observación en el binocular de alteración moderna
Fotografía antes y después de la restauración
Prueba de veracidad oral: testimonio en el juicio
Procedimiento de restauración
Fotografía antes de la restauración
Lectura (actual) del texto escrito en la fotografía: VELEIA / GORI
Prueba de veracidad gráfica: fotografía del informe
Procedimiento de restauración
Fotografía después de la Restauración
Lectura (actual) del texto escrito en la fotografía: VELEIA / GORI /… NOVVA /… VIC
Prueba de veracidad gráfica: fotografía del informe
Procedimiento de restauración
Observación de costras carbonáticas y tierra sobre los surcos grabados
Lectura visual de fotografía previa al tratamiento
Prueba de veracidad escrita: informe del Servicio de Restauración
Procedimiento de restauración
Identificación del texto por el dibujante del equipo arqueológico
Visualización directa del original con luz rasante
Prueba de veracidad gráfica: dibujo
Veracidad escrita: testimonio del informe policial
Método arqueológico en uso
Identificación de pátina antigua en el surco de líneas y letras
Lectura actual de la fotografía del Servicio de Restauración
Prueba de veracidad gráfica: fotografía del informe con áreas determinadas
Método arqueológico en uso
Tabla 1. Observaciones objetivas que exponen la trazabilidad de la pieza IR-14469 y que demuestran la antigüedad del óstracon del plano de la ciudad.
“…el recorrido de la pieza está reconstruido cabalmente: está documentado que el ladrillo sale del estrato UE 47002, que va con su etiqueta al laboratorio, que se inventaría y cambia la etiqueta, que se empieza a lavar y se ven incisiones, que se entrega a la DFA y que las restauradoras determinan el grafito completo bajo costras y restos terrosos de formación antigua.”
“… las restauradoras hacen una foto previa (v. fig. 1, izda.) y otra tras el tratamiento (v. fig. 1, dcha.) y antes de devolver la pieza al yacimiento, donde se lee bastante bien todo lo legible del texto grabado (VELEIA, claro), incluido la palabra GORI.”
“… la veracidad queda demostrada en el testimonio de personas independientes, las restauradoras del museo y en la documentación elaborada por ellas.”
Observación
Trazabilidad
Autentificación
Diagnóstico
Motivación
La palabra graffiti es añadida
Supuestamente no se ha reconocido el grafito
No es indicio de falsedad
Esconden que se ha enviado a Restauración por portar grafito
Prejuicio previo de falsedad
No hay documentación in situ
Supuestamente no se ha probado el lugar del hallazgo
No es indicio de falsedad
Ocultan que la pieza se ha coordenado
Ocultar la verdad
No hay datos de tratamiento en el yacimiento
Supuestamente no se ha manipulado previamente
No es indicio de nada
No utilizan la fotografía ni el informe de restauración que exponen una limpieza parcial
Ocultar la verdad
En restauración no se identifica VELEIA y GORI
Supuestamente no estaban escritas esas palabras
Inválido
En el cuadro anterior se detalla que no es cierto
Ocultan la información que conocían contraria a su diagnóstico
En el yacimiento se identifican VELEIA Y GORI
Supuestamente se escribieron en el yacimiento, de vuelta
Inválido
En el cuadro anterior se detalla que no es cierto
Ocultan la información que conocían contraria a su diagnóstico
El grafito se descubre después de inscribir la pieza en el inventario
Supuestamente el grafito no está documentado
Inválido
Falso, es una insidia que no pueden justificar
Ocultan la información que conocían contraria a su diagnóstico
No hay documentación escrita o gráfica a pie de la excavación
Supuestamente la trazabilidad no se puede probar
Es incompatible con una falsificación que busca credibilidad
Hay documentación escrita y oral del Servicio de Restauración, del mismo valor
Ocultan la información que conocían contraria a su diagnóstico
No cumple los requisitos mínimos de trazabilidad
Supuestamente la trazabilidad no se puede probar
Inválido por método y aplicación
En el cuadro anterior exponemos 13 criterios de trazabilidad que cumple la pieza
Ajustarse a prejuicio previo
Tabla 2. Observaciones subjetivas sobre la trazabilidad de la pieza IR-14469 y la supuesta modernidad del óstracon del plano de la ciudad, según la ESCRBC (2015) https://www.veleia.fontaneda.net/Documento/escrbc.pdf , y comentarios de los autores del artículo.
“En nuestra opinión la convicción personal del juez de la existencia de una falsificación, de la que no existen pruebas, solo se puede entender como un convencimiento motivado por presiones institucionales que se reflejan en el papel de la fiscalía y de la acusación particular. Esto explicaría la sentencia de culpabilidad. Ya que en la misma acepta que no existe ninguna prueba de falsificación, sino solo indicios (p. 67 de la sentencia): “…aunque considero que no ha resultado probado suficientemente que el mismo hubiera realizado de propia mano los grafitos contemporáneos, sí existen indicios probatorios suficientes de que conocía, consentía y ha sido el autor mediato o inmediato de la comisión del delito y falta que nos ocupan…”.”
“Y no es que no haya una “prueba suficiente”, no hay ninguna prueba del proceso de falsificación, ni testigos de ella, ni de acciones o restos indirectos relacionables, como planificación de textos, ensayos, descartes, piezas fragmentadas…en ningún formato.”
“Tiene en común con los informes elaborados por algunos miembros de la Comisión que todos parten del convencimiento previo de que se encuentran ante una falsificación, convicción que les hace olvidar que tienen la obligación de llevar adelante procedimientos científicos, incluso nos atreveríamos a decir que imparciales, aunque esto último pueda parecer una exageración. También tienen una responsabilidad ética para hacerlo.”
“En cuanto a los grafitos, ignora las características de ese tipo de evidencias, difíciles de identificar en campo, al estar ocultos por la propia suciedad con la que salen las piezas, lo que raras veces hace visibles los trazos grabados. De hecho, en las excavaciones de Iruña-Veleia, los grafitos banales identificados en la excavación y coordenados en los años 2005 y 2006 son el 14% y el 34% respectivamente del total, y en los llamados excepcionales de esos mismos años, el porcentaje coordenado es del 16% y del 22% respectivamente, esto es, entran en la normalidad del proceso arqueológico.”
“También queremos aclarar que la pieza queda fuera del ámbito cronológico de las piezas de la sentencia condenatoria de 2020, que solo afecta a 39 grafitos exhumados entre el mes de julio de 2005 y el de junio de 2006 (sentencia, p. 102).”
“En nuestra opinión la pieza objeto de estudio está plenamente autentificada en base a unos criterios que hemos detallado. Precisamente su validación tiene relevantes implicaciones por compartir temática con otros óstraca y por probar que, junto a otras, se hicieron en época romana óstraca en latín y ‘euskara zaharra’ o aquitano, y de temas variados, en el yacimiento de Iruña-Veleia.”
“A lo largo del trabajo hemos establecido las siguientes aportaciones concretas:
Se contextualiza el óstracon objeto de estudio en la problemática historiográfica.
Se establece la trazabilidad arqueológica de la pieza aportando 13 evidencias de autentificación de la misma referentes a la trazabilidad externa.
Se evalúa críticamente el diagnóstico de la ESCRBC.
Se explicitan las consecuencias del informe de la ESCRBC.
Se aportan las evidencias atestiguadas por el informe de Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Álava.
Se establece la veracidad romana del óstracon.
Se sistematiza la información compendiando aspectos relevantes en 2 tablas, y se contextualiza mediante un mapa general y una fotografía aérea histórica.
Se visualiza la información mediante sendas fotografías del óstracon objeto de estudio levantadas en dos momentos determinantes.”
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ALGUNOS COMENTARIOS
Este artículo (junto con el post publicado en 2013 por Idoia Filloy en Ama Ata https://www.amaata.com/2013/12/un-plano-de-la-ciudad-de-veleia.html) muestra, por lo tanto, que la trazabilidad del grafito del ladrillo es impecable y que dicho grafito no fue descubierto – al menos de forma legible – por el equipo arqueológico de Iruña-Veleia, sino por las restauradoras del Museo de Arqueología de Álava. Y esto lo demuestran el informe del Servicio de Restauración https://www.veleia.fontaneda.net/Documento/anexo-4.pdf (Fig. 2), que hasta ahora no se había hecho público, y las fotos tomadas antes y después del tratamiento al que fue sometido el ladrillo, que tampoco se habían hecho públicas hasta la publicación del artículo de Gorrotxategi y Filloy. Aunque en el informe de las restauradoras no se explicita cuál es el texto del grafito, porque no es competencia de las restauradoras el hacerlo, la lectura visible en la foto posterior al tratamiento del Servicio de Restauración (Fig. 1) no ofrece dudas sobre la presencia de la palabra vasca GORI.
La trazabilidad de la inscripción del ladrillo es incluso mayor que la de la mano de Irulegi, pues en el caso del ladrillo ya se intuía – pero no se podía leer – en el momento de su exhumación, cosa que no ocurrió con la mano de Irulegi, y la inscripción pudo leerse 4 días después del hallazgo del ladrillo, mientras que en el caso de la mano de Irulegi transcurrió un lapso de 6 meses desde su exhumación hasta la detección de la inscripción.
Sin embargo, Joaquín Gorrochategui en una entrevista en Berria https://www.berria.eus/albisteak/220688/ematen-du-hizkuntza-asko-aldatu-dela-eta-ematen-du-ez-dela-batere-aldatu.htm intenta ningunear los grafitos de Iruña-Veleia, sobrevalorando la inscripción de la mano de Irulegi: “Cuando vi esto [la inscripción de la mano de Irulegi], desde el primer momento no tuve la menor duda. Ni una duda. Además, hay fotos, está muy bien documentado… Ellos [los arqueólogos de Lurmen] no tenían absolutamente nada. Pero aun así, aunque hubieran traído la misma pieza [la mano de Irulegi] sin más, esto es una cosa real. A nadie se le puede ocurrir inventar una cosa así […] Cuando tuve aquellas [los grafitos de Iruña-Veleia] en mis manos, estaba claro que allí las rayas estaban hechas sobre el óxido y sobre la concreción. Entonces dije: «Estos grafitos de Iruña-Veleia tienen algo curioso y sorprendente: ¡que los comprendemos!». En vez de contarnos algo sobre sus creencias, nos cuentan Jesús, María, José, el calvario de Cristo… Cosas conocidas, dicho de otro modo. Aquí no, aquí no hay nada conocido.»
Nada de lo que dice Gorrochategui en Berria aparece en su informe sobre los grafitos de Iruña-Veleia. ¿»Rayas sobre el óxido y la concreción»? No parece tener mucha idea de lo que dice. En el caso del ladrillo IR-14469, las restauradoras afirman en su informe que las incisiones estaban cubiertas parcialmente por carbonatos, que tuvieron que retirar con un bisturí. Y sobre las “cosas conocidas” (en referencia a Iruña-Veleia) y que “a nadie se le puede ocurrir inventar una cosas así” (en referencia a Irulegi), ¿es conocido GORI?, ¿a algún falsificador se le puede ocurrir inventar un plano de una ciudad en un ladrillo con el texto de la inscripción de la pieza 14469? Pero si ni siquiera los filólogos y catedráticos Joseba Lakarra y Joaquín Gorrochategui fueron capaces de entender lo que significaba GORI en otras piezas de Iruña-Veleia en las que aparece junto al nombre de la ciudad de Veleia, interpretándola como gorri (rojo). Quien sí dio en el clavo fue el también filólogo Juan Martín Elexpuru http://sos-veleia1.wikidot.com/elexpuru, que la interpretó como el actual goiri, en referencia a la Veleia de arriba – la ciudad vieja -, en contraposición con la Veleia nova – la de abajo. Y es que la diptongación gori > goiri es plenamente coherente con la de ata > aita o con la de o(h)andi > oihandi (siendo oandi parte del antropónimo Oandissen de una inscripción de las Tierras Altas de Soria https://www.academia.edu/611604/Indigenismo_y_romanizaci%C3%B3n_en_las_tierras_altas_de_Soria – nótese también la ausencia de h, al igual que en (h)ilta o ai(h)en de Iruña-Veleia).
Sobre la afirmación de que “hay fotos, está muy bien documentado…”, también hay fotos y está todo perfectamente documentado en el caso del hallazgo de la inscripción del ladrillo 14469. Sobre la supuesta falta de trazabilidad en Iruña-Veleia se insiste también en el lamentable artículo de eldiario.es https://www.eldiario.es/euskadi/mano-irulegi-no-grafitos-iruna-veleia-importancia-cadena-custodia_1_9713935.html. Pero una vez publicado el artículo de Xabier Gorrotxategi e Idoia Filloy, no creo que se pueda poner razonablemente en duda la trazabilidad de la inscripción de la pieza 14469. Por lo tanto, le sugiero al profesor Joaquín Gorrochategui que si tiene algo que objetar frente a dicho artículo, publique otro de respuesta, y si no lo hace, se entenderá que está de acuerdo con el mismo, con todo lo que ello implica.
El artículo que se comenta en este post trata únicamente sobre la trazabilidad y la autentificación del grafito del ladrillo. Sobre dicho grafito, hay un segundo artículo, por los mismos autores, dedicado a la autopsia de la inscripción, aceptado en la misma revista Arse, que se publicará en el número 57 de 2023; un tercero, enviado a publicar, esperando respuesta; y un cuarto aún pendiente de envío.
Del texto del grafito espero tratar más extensamente en otro post. Baste decir en este punto que GORI aparece en otros 3 grafitos de Iruña-Veleia, VIILIIIA (con esta grafía) en otros 8 y NOVVA en otros 2, y que la autentificación del grafito de la pieza 14469, apoyada por una trazabilidad perfectamente documentada, provoca una “autentificación en cadena”, en base a palabras o grafías comunes, que convierte en auténticos muchos de los grafitos de Iruña-Veleia considerados “excepcionales”.
A lo largo de la historia, se han descubierto diversos instrumentos musicales, testimonio de la fascinante variedad de culturas y épocas. Estos hallazgos atestiguan la incesante curiosidad humana por producir sonido, ya sea para estrechar lazos sociales o cumplir con otros objetivos. Para comprender los orígenes de la música, surge una pregunta esencial: ¿cuál es el instrumento musical más antiguo que hemos descubierto?
Esta investigación busca responder precisamente a esa pregunta, y nos guía a través de un apasionante debate sobre los instrumentos más antiguos jamás hallados: las flautas de la cueva de Gessenklösterle y la flauta de Divje Babe.
Contexto del hallazgo de las flautas en Geissenklösterle
Desde 1973 y hasta 2012, se llevaron a cabo varias expediciones a la cueva de Geissenklösterle en la región de Jura de Suabia, situada en el sur de Alemania. Durante estas exploraciones, se descubrieron tres flautas confeccionadas a partir de huesos de animales: una hecha de marfil de mamut y dos de ave. La última de estas misiones fue realizada por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Oxford [1].
Los resultados de la excavación fueron publicados en la revista científica Journal of Human Evolution, donde se concluye que los restos hallados en Geissenklösterle representan, hasta la fecha, los instrumentos musicales más antiguos conocidos [2].
Este notable descubrimiento ha llevado a los investigadores a formular la hipótesis de que Geissenklösterle pudo haber sido uno de los primeros asentamientos de humanos modernos en Europa [2].
Datación del instrumento musical más antiguo
El proceso de excavación en la cueva de Geissenklösterle fue prolongado, iniciando en 1973 bajo la dirección de Eberhard Wagner [3], seguido por Joachim Hahn durante 14 temporadas de excavación entre 1974 y 1991, y después por Conard y su equipo entre 2000 y 2002 [4]. Posteriormente, en 2012, las investigaciones fueron lideradas por Tom Higham [1].
Para obtener la datación, se emplearon técnicas de espectrometría de masas con aceleradores (AMS, por sus siglas en inglés) y termoluminiscencia (TL). Los resultados indicaron que los instrumentos eran originarios de la capa del Auriñaciense «clásico» [3].
Además, la investigación proporcionó una secuencia estratigráfica desde al menos 43,000 hasta 10,000 AP, lo que permitió deducir que durante los inicios del Paleolítico superior, el Homo sapiens sapiens apareció en Europa central. A partir de este periodo, es probable que surgieran los orígenes del arte y la música [3].
Geissenklöterle es una de las múltiples cuevas en la región que albergan importantes hallazgos de arte figurativo e instrumentos musicales [1]. Los descubrimientos respaldaron la hipótesis de que el río Danubio fue un corredor crucial para los nómadas y sus innovaciones tecnológicas hacia Europa central entre 40,000 y 45,000 años atrás [1].
En 2012, los especialistas de las Universidades de Oxford y Tübingen se encargaron de investigar la datación de las flautas. Las mediciones realizadas una década antes habían resultado imprecisas debido a la falta de descontaminación del colágeno [2].
Las flautas de Geissenklöterle representan la primera prueba tangible de un instrumento musical aceptado por la comunidad científica, que hasta el año 2002 se estimaba datar de hace 36,000 años [5], aunque estos datos fueron posteriormente corregidos.
Descripción de las flautas
La investigación realizada en 1990 por J. Hahn y S. Münzel [6] resultó crucial tanto en su momento como para estudios posteriores, proporcionando datos fundamentales para la descripción física de las flautas.
En la cueva se encontraron 23 fragmentos del radio de un cisne que conforman la «flauta 1». Aunque el instrumento no está completo, la identificación y reconstrucción se llevó a cabo posteriormente a su hallazgo [6]. Mide 12.6 cm de largo y presenta tres orificios perforados. Notablemente, el único extremo conservado fue cortado y posteriormente redondeado, y la cara superior muestra una serie de pequeñas incisiones en posición transversal [6].
Para obtener una imagen más completa de las flautas, se realizó una reconstrucción experimental, una práctica común en la arqueología para preservar la pieza original. A pesar de que la réplica no es exacta debido al estado fragmentario del instrumento original, ofrece un acercamiento a los sonidos, técnicas, funcionalidad, secuencias de notas y modo de interpretación de las flautas [3].
Se identificó que los tonos están dispuestos a distancias sistemáticas entre sí, lo que sugiere una proporción intencional similar a lo que estamos acostumbrados a escuchar. Las muescas presentes posiblemente fueron creadas con fines decorativos, y se presume que el instrumento se soplaba como una flauta biselada sin boquilla [3].
La «flauta 2», en estado fragmentario y conformada por siete piezas [6], no ofrece mucha información. Se sabe que está hecha de hueso de ave y su reconstrucción se basó en la «flauta 1».
En 2004, la investigadora María Malina analizó y reconstruyó parte de la «flauta 3» entre los restos encontrados en el lugar y los recolectados durante el tamizado del agua. El instrumento, tallado en marfil de mamut, se ensambló en sus 31 fragmentos [6].
En 2012, una investigación exhaustiva empleó un nuevo examen de datación de carbono de alta resolución para determinar que las flautas de la cueva Geissenklösterle tienen entre 42,000 y 43,000 años de antigüedad [7], convirtiéndolas en los instrumentos más antiguos descubiertos hasta la fecha [2].
Existía la creencia de que la flauta más antigua era un hallazgo en Divje Babe: el fémur izquierdo de un oso cavernario joven de aproximadamente dos años. Sin embargo, este descubrimiento no ha sido aceptado por toda la comunidad científica y la nueva datación de las flautas en la cueva de Gessenklösterle cuestiona esta afirmación.
Este supuesto instrumento fue encontrado en 1995 por el Dr. Ivan Turk [3] al oeste de Eslovenia.
Se llevaron a cabo reconstrucciones que dieron pistas sobre la posible forma de la flauta, que se estima tendría unos 37 cm de largo y una escala de siete notas [8].
Se publicó una monografía en Eslovenia que incluía un extenso análisis, abarcando el contexto arqueológico, el conjunto faunístico, la datación, la estratigrafía, entre otros aspectos. A pesar de la abundancia de datos recopilados, no existe un consenso entre los arqueólogos sobre la autenticidad del instrumento. Se cree que la datación más precisa de este posible instrumento es de aproximadamente 43,100 años [9].
La controversia
El debate persiste sobre si esta pieza es realmente un instrumento musical [9], con algunas opiniones alegando que no es producto de la mano humana [6] y que podría ser simplemente un hueso con marcas de dientes de depredador [3]. Por lo tanto, la idea de que las tradiciones musicales comenzaron en esta región sigue siendo pura especulación.
Se encontraron 600 fémures de oso en la cueva, pero solo uno presentaba perforaciones visibles, lo que se consideró como un indicio importante para clasificarlo como una flauta [10]. Sin embargo, existe evidencia contundente que desafía esta interpretación.
La presunta flauta de Divje Babe ha sido objeto de numerosas dudas, investigaciones y críticas. Hay varios argumentos claves que desafían su autenticidad como instrumento musical. Los estudios tafonómicos de acumulaciones óseas en varias cuevas demostraron que los restos óseos encontrados allí parecen haberse acumulado de forma natural, sin indicios de ocupación humana [10]. Los análisis morfológicos y métricos de las modificaciones en los huesos encontrados en estas cuevas son similares a las de Divje Babe. Además, un análisis exhaustivo del hueso perforado reveló que los dos orificios alineados, que parecen indicar que es una flauta, en realidad son el resultado de las mordeduras de un carnívoro [11], producidas por los dientes caninos que mordían perpendicularmente el hueso [10].
A pesar de la abrumadora evidencia científica que cuestiona su autenticidad, hay investigadores que aún defienden la legitimidad de este instrumento como una flauta. Actualmente, la pieza se encuentra en exhibición en el Museo Nacional de Eslovenia.
Uso de las primeras flautas creadas por humanos
Las opiniones respecto al uso de las flautas varían ampliamente entre los investigadores. Algunos sugieren que la música podría haber jugado un papel crucial en ciertos comportamientos clave de nuestra especie, sirviendo como la evidencia más temprana de la participación en la cultura musical [7]. Se considera que estos instrumentos primitivos podrían haber contribuido al desarrollo humano y al fortalecimiento de vínculos sociales, siendo factores cruciales en su expansión a nuevas regiones [3]. Asimismo, es probable que la música se utilizara en diversos contextos sociales, religiosos o recreativos, de maneras similares a cómo la disfrutamos hoy en día [1].
N. J. Conard sostiene que este tipo de objetos simbólicos, como los instrumentos musicales, pueden actuar como elementos unificadores para grandes grupos sociales, fomentando una identidad compartida. En el caso de Jura de Suabia, la música desempeñó un papel significativo en la interacción social [10].
10. Conard, J. N. (2012). La importancia evolutiva de las primeras evidencias de arte figurativo y los instrumentos musicales de las cuevas del suroeste de Alemania. Arte sin Artistas: Una mirada al Paleolítico. pp. 438-461.
11. González Redondo, F., Martín-Loeches, M., y Silvan Pobes, E. (2010). Prehistoria de la matemática y mente moderna: pensamiento matemático y recursividad en el Paleolítico franco-cantábrico. Scielo. https://scielo.isciii.es/pdf/dyn/v30/07.pdf
La genética ha revolucionado nuestra comprensión del mundo, desde la medicina hasta la agricultura. Pero, ¿sabías que también está cambiando la forma en que entendemos la historia y la lingüística?
El ADN antiguo y la migración humana
El análisis del ADN antiguo ha proporcionado una nueva perspectiva sobre la migración humana. Por ejemplo, los estudios genéticos han revelado que los humanos modernos se mezclaron con los neandertales y los denisovanos, dos especies humanas extintas. Estos hallazgos han cambiado nuestra comprensión de cómo nuestros antepasados se movieron y se mezclaron a lo largo de la historia.
La genética y la evolución de las lenguas
La genética también está ayudando a los lingüistas a entender mejor la evolución de las lenguas. Al comparar los genomas de las poblaciones actuales, los científicos pueden inferir las relaciones entre diferentes lenguas y cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo. Este enfoque ha proporcionado nuevas ideas sobre la difusión de las lenguas indoeuropeas, por ejemplo.
Interacción cultural y genética
Finalmente, la genética puede arrojar luz sobre la interacción cultural en el pasado. Por ejemplo, los cambios en los genomas de las poblaciones pueden reflejar la adopción de nuevas prácticas agrícolas o tecnológicas. Estos hallazgos pueden complementar las evidencias arqueológicas y ayudar a los historiadores a entender mejor las sociedades del pasado.
Conclusión
La genética está demostrando ser una herramienta poderosa para entender nuestra historia y la evolución de las lenguas. A medida que la tecnología genética continúa avanzando, podemos esperar aún más descubrimientos fascinantes en el futuro.
Nos enfrentamos, esta vez, con una inscripción latina incisa sobre hueso vacuno o caballar; recio, en consecuencia, para cualquiera de las posibilidades susceptibles de poder ser elegidas. Y acentúo el detalle, tanto por la peculiar naturaleza del soporte, como por la imposibilidad de ser abordado presencialmente, dado que, con tan sólo los fotogramas de conjunto disponibles, no podremos avanzar como quisiéramos, pero sí, al menos, en la buena dirección. De cualquier manera, tampoco los riscados recientes de limpieza sobre letras favorecen la interpretación de los textos aunque, eso sí, habremos de intentarlo.
De todas formas, y a manera de exordio, convendrá rememorar la versión que de este grafito efectúan los profesores I. Velázquez y J. Gorrochategui, siempre arropados en la dirección tomada por seguidores y colaboradores, con reducción de la totalidad del texto a la expresión refranera: si vis pacem para iustitiam, “si quieres paz, prepara la justicia”, forzando este último vocablo a ser leído como iustitiam, justicia, alterando así las letras de su radical.
Sin embargo, la tal versión arranca con dos inconvenientes generados por este intento de interpretación: prescindir, sin leerlo, del renglón central de un texto de tres, y forzar la ya mentada interpretación INSTITIAM por IVSTITIAM. Cierto que el escribano del texto refranero o, si se prefiere, difusor del mismo, parece haber desenfocado la plasmación de la frase; y aquí nos hallamos presentes para corregir lo que sea preciso, si es que llegamos a acertar, que es lo que deseamos.
El escenario, vértebra de bovino apoyada longitudinalmente sobre uno de sus costados, ofrece una estampa apaisada sobre la que ha sido esgrafiada la inscripción. En cuanto al primero de los renglones, se nutre con la expresión inicial del texto, si vis pacem, perfectamente alineada. Ahora bien, tras haberse iniciado correctamente el segundo con el imperativo PARA, de parare, con traducción “prepara”, se bifurca en dos renglones superpuestos: el, a partir de ahora, central, de cuyo contenido se han hecho el sordo Gorrochategui, Velázquez y compañía, y el inferior, en donde la supuesta INSTITIAM tendría que hacer de complemento directo.
Ahora bien, nos preguntamos ¿encaja lo “olvidado” por nuestros colegas con el resto, ya anteriormente tenido en cuenta? Creemos que sí, siguiendo el orden que, a partir de ahora, trataremos de esclarecer.
– Primer renglón: SI VIS PACEM.
– Segundo: imperativo PARA en el inicio, bifurcándose, a continuación, en otros dos superpuestos: el superior, con un letrero continuo que finaliza con B y T, letras ambas separadas, a la vez que ubicadas ya sobre una pequeña fosa del hueso mismo; y la inferior, con otra leyenda complementaria consecuente, creemos, con la otra mitad del texto a tener en consideración.
Por supuesto que la interpretación que voy a proponer no ha de agradar demasiado a muchos, pero sí creo, personalmente, que se trata de una posibilidad consecuente con la totalidad de la inscripción y, debido a ello, habrá de ser tenida muy en cuenta, por lo menos hasta que los responsables de la custodia de dicha vértebra den permiso para poder visitarla y ver de cerca los vestigios en su ser con la única finalidad de poder confirmar, o no, nuestras consideraciones teóricas en torno a la cuestión, previo análisis ocular presencial de los grafitos originarios, por lo menos.
Sin embargo, no renunciamos a avanzar ahora mismo en la interpretación de la leyenda que consideramos más cercana a la realidad, según la versión siguiente: SI VIS PACEM/ PARA VV^LTVM B(onum) T(uum)/ IN SIITI^M A^NI[S], cuya traducción más allegada podría ser: “Si quieres paz, inunda de bondad tu rostro durante unos siete años…”. ¿Evangélico casi, no?… aunque no pariente de otras versiones.
Y con lo expuesto se pretende el intento provisional de dar solución a un problema no baladí desde los puntos de mira posibles. Perdón, además, por el exceso de anexados entre las letras del tramo final, pero no veo otra salida para poder interpretarlas con el sentido debido lo más posible.
IX
ACERCA DE UN GRAFITO CON AMBAS CARAS OCUPADAS POR CONTENIDOS DIFERENTES: IR-12390: A. AD MAIOREM DEI GLORIAM? B. AMICVS INCERTVS…?
A. En el anverso del óstraco: Ad Maiorem Dei Gloriam?
Los defensores de que todos o casi todos los hallazgos sueltos exhumados en el solar de la vieja Veleia, hace ya casi veinticinco años, responden a una falsificación interesada, han recurrido con la intención de delatarla, entre otras aportaciones, a un montón de supuestas tretas fallidas de los falsificadores sembradas sobre el lenguaje escrito por ellos empleado, tanto en las descripciones como en las ilustraciones respectivas que las acompañan.
Ahora bien, para jueces tan agudos como pretenden serlo, los falsificadores de estas descripciones habrían recurrido a citas de textos que ni siquiera existirían todavía en los siglos V y VI de la era, pero sí lo habrían sido a partir del bajo medievo y, sobre todo, del renacimiento, visto lo cual se habrían convertido en los responsables del tinglado que en las excavaciones arqueológicas de Veleia se montó; eso sí, tan sólo durante las largas campañas de 2005 y 2006 dirigidas por Eliseo Gil Zubillaga conforme se adelantan a reseñar solamente algunas veces.
Uno de los referentes más sonoros de la caza de vestigios de esta gama, por ellos efectuada, habría sido la frase ignaciana Ad Maiorem Dei Gloriam, generada ya, según I. Velázquez, a la par que J. Gorrochategui, por Gregorio Magno (540-604), para ser acogida, tras diversos avatares al respecto, entre ellos su utilización en el Concilio de Trento, así como su captación por Ignacio de Loyola para divisa relevante de su entonces recientemente fundada Compañía de Jesús. Es decir, todos felices tras haber colocado cada cosa en su lugar, puesto que el falseador o falseadores del contenido de los óstraka habrían fracasado en su intento de dar como romana o visigoda una frase que, generada por un papa en la ya baja antigüedad, habría vuelto al uso inmediatamente después de ser fundada la Compañía de Jesús, intuyéndose que habría sido de esa fuente modernista que habría bebido el falsificador, quien, sin embargo, se habría pasado de raya a la hora de querer ajustar datas para su fechoría, ofreciendo, en realidad, lo moderno por lo antiguo, treta que a los jueces intelectuales del fregado no se les habría pasado por alto, conforme unánimemente quisieron hacer ver.
Ahora bien, con frecuencia las cosas no son como parecen y, antes de sentenciar intelectualmente los hechos, conviene sopesar muy mucho las potenciales posibilidades para hacerlo, cosa que, al parecer, los interesados no han querido o sabido hacer, olvidando de esta manera las aportaciones que la Biblia les habría ofrecido, dispensándoles de inventar la pólvora el haber leído sencillamente las siguientes citas del Nuevo Testamento:
Carta de Pedro 5,11, a las comunidades cristianas: “…IPSI GLORIA ET IMPERIUM IN SAECULA SAECULORUM”, “para Él la gloria y el mando por los siglos de los siglos”. Conceptos, por tanto, que se hallan en escritos de origen evangélico.
Pablo, Phil. 4,20: “Deo autem et Patri nostro GLORIA IN SAECULA SAECULORUM”, “Gloria a nuestro Dios y Padre por los siglos de los siglos”.
Pablo, Carta 1ª ad Timoth. 1,17: “Regi autem saeculorum immortali, invisibili, soli Deo, HONOR ET GLORIA IN SAECULA SAECULORUM”, “… al Rey de los siglos inmortal e invisible, Dios único, gloria por los siglos de los siglos”.
Pablo, I Cor. 10,31: “…omnia in gloriam Dei facite”, “…haced todo para gloria de Dios”.
Pablo, II Cor. 4,15: “…ABUNDET IN GLORIAM DEI”, “Sea generoso en lo que atañe a la gloria de Dios “.
Y nos detenemos a pesar de que existe mucha más cera que poder quemar.
Concluyendo, y no del todo aún: que se esfuma la fuente de la modernidad y volvemos a la antigüedad dura, del siglo I de la era, nada menos, ya que el eslogan en sí es evangélico ya, pasando a ser simples alusiones tácitas del mismo, tanto los ejemplares posibles del medievo, como los de la época moderna avanzada; de ahí que las alusiones del grafito de Veleia al texto bíblico sea perfectamente correcta y datable en la Baja Romanidad, ya que seguiría persistiendo durante toda ella sin que, por supuesto, nada tuviesen que ver las derivadas con datación renacentista.
Y, expuesto lo que antecede acerca del texto, parece que todo está en orden ya. Para mí, sin embargo, ha dejado de ser así, puesto que siempre en mi interior he sentido la necesidad de repasar la interpretación efectuada por los “falsistas”, que no falsarios, dado que, tal vez sería posible que la lectura del texto aludido pudiera efectuarse de manera diferente. Veamos.
Aparece nítida la preposición ad del inicio, pero no así la palabra que la sigue, maiorem en acusativo ya que, interpretado de esa guisa, deja fuera de combate una letra que parece ser una i latina. Por otra parte, la primera letra del segundo renglón, interpretada hasta ahora como la versión en genitivo de Deus, Dei en la frase, tendría en su contra que la letra inicial no se halla bien definida, pudiendo ser considerada como D, pero también como V seguida de II (E de barras), además de L con punto a continuación, lo cual nos permitiría interpretar el contenido de este renglón como VIIL(eiensium) GLORIAM, ya que no existe duda alguna acerca de la certeza de esta palabra final. La duda radica, sin embargo, en si podría leerse el sustantivo del primer renglón, en genitivo, como IMAGORVM, por imaginorum, aludiendo, tal vez de esta manera, a una cofradía de posibles escultores aclamados por sus coterráneos, de tal manera que, tratando de recomponer una frase viable con lo averiguado, dar respuesta con la versión “AD IMAGORVM / VIIL(eleiensium) GLORIAM”, “gloria a los escultores veleienses”, que del nuevo giro podría deducirse, tal vez. De todas formas, la circunstancia de tratarse de escritura sobre huesos contribuye mucho a oscurecer la interpretación definitiva que pudiera dársele al texto. Y, de momento, esto es todo.
X
B. IR-12390.2: Amicus incertus?
He aquí un polémico refrán considerado por el gremio falsario como Amicus/ certus in re incerta /cemitur, o también cernitur, sin que este último supuesto verbo pueda ser aceptado como tal, incluso con el ac- inicial que yo mismo, en datas relativamente lejanas ya, había añadido al final del tercer renglón, dado que tales letras son reconocibles todavía al final del mismo considerándolo, en definitiva, hoy día como intento no logrado. Por eso, y después de dar muchas vueltas a lo que parece evidente, mi nueva versión se concretaría en el siguiente formato: “AMICVS/ COALERTVS IN/ RII INCERTA/ AC(cepta) CIS MI(TI)TVR/ F(rater)” , “Un buen amigo de la niñez, recibida alguna noticia sospechosa acerca de un colega de aquella época retorna para visitarlo como si de un hermano suyo se tratase“.
Sólo precisar que esta nueva versión encuentra un apoyo definitivo en el adjetivo coalertus, colega de infancia, que en esta ocasión hemos logrado descifrar nítidamente, a la vez que la asociación de la preposición cis seguida del verbo mittere, que prefiero interpretar en voz pasiva, así como el rescate del participio AC(cepta), del verbo accipere, recibir, para concluir en la quinta línea con la F solitaria que creo alude af(rater).
Y, tras lo expuesto, añadir tan sólo que la reproducción COALIIRTVS, y contra todos los intentos anteriores, me parece ser cada vez más definitiva.
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