Logo de Amaata: inspirado en grafitos de Iruña-Veleia e Irulegi.
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Numancia 2150: arqueólogía y política (perdón defensa)

La celebración del aniversario de la ‘gesta’ en el yacimiento de Numancia en presencia del jefe del ejercito de tierra.
(Fuente: Sorianoticia.com)
 

En el post «Iruña-Veleia, la ciencia, la no-ciencia, la verdad y los “hechos alternativos” (Comentarios al artículo “Los ‘hallazgos excepcionales’ de Iruña-Veleia (Álava): sintaxis de una falsificación arqueológica”, de Ignacio Rodríguez Temiño)» aprendemos que el caso de Veleia se desarrolla rodeado por nacionalismos vascos. Creo que queda bastante claro por el contenido de los hallazgos que no haya un motivo político detrás (aparte que opino que no pueden ser recientes). El contenido simplemente no se deja explicar por ningún motivo, algo que la policía y la justicia no parecen querer ver (y Rodríguez Temiño tampoco). Con juntar pseudo RIP’s, pseudo Descartes, Nefertitis, pseudo jeroglíficos, Anquises etc. uno no va a conseguir absolutamente nada, aparte de dar clamorosamente la nota.

Sí pienso que nacionalismos han tenido su relevancia en el desarrollo de la historia. Da la sensación que la sobreactuación de los Comisionados de la UPV en sus informes tiene algo que ver con liberarse ante la realidad española de parecer cómplices de un ‘intento vasco’ de falsificar la historia, intereses personales aparte. Vamos, el dinero y las oportunidades académicos vienen del ‘estado’ (expresión típica en el País Vasco). Tener allí enemigos puede reducir tu futuro científico.

Para ilustrar la importancia política, y hasta militar, de la simple arqueología, , aporto aquí unos elementos de algunas de las festividades por el aniversario de la caída de de la ciudad celtíbera Numancia, en la provincia de Soria.

El programa de la jornada se puede hasta leer en la página web http://www.defensa.com, un  importante portal para noticias militares de habla española:

http://www.defensa.com/espana/soria-acoge-conmemoracion-2150-aniversario-gesta-numancia

Para el relato de la jornada podemos consultar Sorianoticias.com del 23/9/2017:

Galería de imágenes de la celebración del 2150 aniversario de Numancia presidido por el Jefe del Ejército de Tierra

Al acto han acudido otras autoridades como la Subdelegada del Gobierno en Soria, el Conde de Ripalda, Amalio de Marichalar, o la Alcaldesa de Garray.

Los actos de celebración del 2150 aniversario de Numancia han tenido lugar en Garray. A la celebración ha acudido el Jefe del Ejército de Tierra, Francisco Javier Varela Salas quien ha presidido el acto, la alcaldesa de Garray MªJosé Jiménez Las Heras,el comandante militar de Soria, general de división Manuel Romero Carril y el presidente de la asociación Foro 21 para el Desarrollo Sostenible, Amalio de Marichalar y Conde de Ripalda.

Militares desfilen por la calles del pueblo Garray para la izada de la bandera española dentro de la celebración de la caída de Numancia
(Fuente: Sorianoticia.com)

A las 12:00 de la mañana ha tenido lugar el desfile de las tropas del ejército de Tierra en la localidad de Garray seguido del izado de una bandera española en el centro de la localidad.
Tras este acto, se ha procedido la traslado al yacimiento de Numancia para el homenaje a todos los que dieron sus vidas por España y se ha dejado una corona de laurel en el monumento en su recuerdo. Además, han surcado el cielo dos F-18 procedentes de la base aérea de Torrejón de Ardoz y se han finalizado los actos con un lanzamiento paracaidista de la Patrulla Acrobática del Ejército del Aire en el que uno de sus miembros ha descendido portando una bandera española.
A las 19:00 de la tarde, la Unidad de Música del Batallón del Cuartel de la División ‘San Marcial’ ofrecerá un concierto de música civil y militar en el frontón de Garray para cerrar la jornada conmemorativas.

Un paracaidista aterriza dentro de las ruinas de Numancia
(Fuente: Sorianoticia.com)

Afortunadamente existen otras actividades ‘normales’ para poner el foco sobre el yacimiento y cada año avanzan las excavaciones un poco más:

http://www.elnortedecastilla.es/culturas/libros/numancia-simbolo-resistencia-20170923202001-nt.html

http://cadenaser.com/emisora/2017/04/03/ser_soria/1491228456_731618.html

http://www.lavanguardia.com/vida/20170805/43362702012/garray-revive-la-historia-de-numancia-en-el-2150-aniversario-de-su-caida.html

Navarrorum. Euskararen gaineko dokumentu nafarren bi mila urteko ondarea

 

Navarrorum erakusketak euskararen aztarna dokumentala agertzen du, hiru dozena dokumentu hautaturen bidez.

Euskarazko agiriez gain, euskarari buruzko agiriak ere badaude tartean.

Gehienak Nafarroako artxibo, museo eta liburutegietatik hartu dira, baina badaude Afrikako, Ameriketako eta Europako beste dokumentu zentroetakoak ere.

http://culturanavarra.es/imagenes/documentos/navarrorum-1-141-eu.pdf?t=20170922092930

https://euskalerriairratia.eus/nafarroa/1505996013915-euskararen-presentzia-nafarroan-navarrorum-erakusketaren-bidez

Espainolez argibidea:  http://www.naiz.eus/eu/actualidad/noticia/20170921/una-exposicion-recoge-dos-mil-anos-de-documentos-navarros-sobre-el-euskara

VISITA GUIADA (¿última esta temporada?) AL YACIMIENTO: Domingo, 1 de octubre.

YACIMIENTO IRUÑA-VELEIA:
SOS organiza nueva visita alternativa guiada
(quizás LA ÚLTIMA por este verano)
EL DOMINGO, 1 DE OCTUBRE:

Según idioma de comunicación elegido por los inscritos, se podrán establecer dos grupos, uno con guía en euskera (Juan Martin Elexpuru) y otro grupo con guía Maritxu Goikoetxea en castellano.

➤Nos encontraremos a las 11:00h en la puerta de entrada del yacimiento.
➤Iniciamos la gira por los exteriores de la muralla hasta el espolón de Arkiz (fácil acceso, calzado para caminar campo a través);
➤bajando, entramos dentro del recinto amurallado (paradas y explicaciones en puntos específicos ya excavados)
➤para terminar en la zona del Mercado (donde se están dando las actuaciones actuales) y en la zona que se supone pasaba el  ITER XXXIV («Ab Asturica Burdigalam«, que unía Astorga con Aquitania-Burdeos)

Las visitas son gratuitas y durará más o menos hasta la 13:00h.
Se pide inscripción previa y a tiempo en: bisitak.sosirunaveleia@gmail.com

(Este año no habrá posterior comida y charla con proyección, como otros años)

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 Bisita gidatu alternatiboa 
(agian azkenekoa aurtengo udan)

➤IGANDEAN, URRIAREN 1a.

  • Izena emateko: bisitak.sosirunaveleia@gmail.com 
  • eguna baino bi egun lehenagora arte. Garaiz ibili, mesedez.
  • Bi talde egingo dira, bata euskeraz (Juan Martin Elexpuru gidari) eta bestea gazteleraz (Maritxu Goikoetxea gidari).
  • Hitzordua: 11:00 aztarnategiko aparkalekuan.
  • Bisitak 13:00 arte irauten du, gutxi gorabehera.
  • Nondik nora:
  • ➤ Lehenik harresien kanpoaldetik, Arkizeko gainera; Hiria izandakoaren kokalekuaren ikuspegi orokorra…
  • ➤ gero harresiaren barrutik, orain arte egindako indusketa-gune garratzitsuenak ikusiz eta komentatuz …
  • ➤Bukaeran, oraingo lanak: MACELLUMa  eta Iter XXXIV (Ab Asturica Burdigalam) omen dena.
  • Bisitak doan dira.
  • Aurten ez dugu antolatzen bazkaririk eta ondorengo proiekzio-solasaldirik ezta (beste urteetan egin ohi genuen bezala).

Iruña-Veleia, la ciencia, la no-ciencia, la verdad y los “hechos alternativos” (Comentarios al artículo “Los ‘hallazgos excepcionales’ de Iruña-Veleia (Álava): sintaxis de una falsificación arqueológica”, de Ignacio Rodríguez Temiño) / Iruña-Veleia, science, non-science, truth and “alternative facts” (Comments on the article “The ‘exceptional findings’ of Iruña-Veleia (Álava): syntax of an archaeological forgery”, by Ignacio Rodríguez Temiño)

RESUMEN
Recientemente, el arqueólogo Ignacio Rodríguez Temiño ha publicado un artículo en la revista Zephyrus, editada por la Universidad de Salamanca, con el título “The ‘exceptional finds’ of Iruña-Veleia (Álava): Syntax of an archaeological forgery” (“Los ‘hallazgos excepcionales’ de Iruña-Veleia (Álava): sintaxis de una falsificación arqueológica”) (1), en el que, de acuerdo con su visión personal, discute el desarrollo del caso de los hallazgos de Iruña-Veleia en los ámbitos académico, político, social y mediático, especulando sobre los motivos que podrían estar detrás de la supuesta falsificación, que considera definitivamente probada por la comisión científica asesora constituida por la Diputación Foral de Álava (DFA). En este post hago una crítica del artículo, poniendo de manifiesto sus sesgos evidentes, su falta de rigor en el relato de los hechos y sus clamorosas omisiones y apuntando a su nula aportación a la resolución de la controversia científica sobre la autenticidad de los grafitos, controversia cuya propia existencia implícitamente niega su autor al afirmar que el caso de Iruña-Veleia está “virtualmente acabado”.

SUMMARY
Recently, archaeologist Ignacio Rodríguez Temiño published an article in the journal Zephyrus, published by the University of Salamanca, Spain, entitled “The ‘exceptional finds’ of Iruña-Veleia (Álava): Syntax of an archaeological forgery” (1), in which, expressing his personal views, he discusses the development of the case of the Iruña-Veleia’s findings in the academic, political and social milieus and in the media, speculating on the reasons that could be behind the alleged forgery, which he considers definitely proven by the Scientific Advisory Committee constituted by the Provincial Council of Alava (DFA). In this post I make a critique of Rodríguez Temiño’s article, exposing its obvious biases, its lack of rigor in the description of the facts, and its outrageous omissions, and pointing to its null contribution to the resolution of the scientific controversy over the authenticity of the graffiti, controversy whose very existence its author implicitly denies by claiming that the Iruña-Veleia case is “virtually over.”


En su artículo, Rodríguez Temiño no pretende aportar argumentos científicos con el fin de convencer al lector de la falsedad de los hallazgos de Iruña-Veleia, sino que considera la falsedad como un hecho que quedó definitivamente demostrado por la Comisión de la DFA. Esto se deduce del resumen, en el que afirma que “en 2008 se demostró que tales piezas eran falsificaciones”, y de sus afirmaciones hechas posteriormente en el foro Terra Antiquae (TA), donde comenta “no pretendo hacer ciencia, eso lo dejo a otros” (2). El artículo, por lo tanto no trata sobre la ciencia implicada en el estudio de los hallazgos, sino que se centra en cuestiones sociológicas que rodean a los mismos, tal como afirma en la introducción: “This paper aims to rise above this conflictive dynamic, in order to focus on the peculiarities resulting from the social context in which the events occurred.”
En el artículo se aprecian omisiones llamativas, siempre en el sentido de ocultar informaciones que pudieran contradecir las ideas defendidas por su autor, y una de las más llamativas es la del informe del arqueólogo británico Dominic Perring (3), que, de los derivados de los trabajos de la comisión, es probablemente el que tiene un contenido científico de mayor peso (si bien no está exento de deficiencias susceptibles de crítica). En su informe, Perring, aunque se inclina hacia un “elaborate hoax” (fraude elaborado) en Iruña-Veleia (inclinación no basada en la metodología arqueológica, que considera correcta, sino en el supuesto anacronismo de algunos hallazgos*), no está en absoluto seguro de ello, y dice que “further proof is needed” (“se necesitan más pruebas”), añadiendo:
The final word on the subject must await definitive publication by leading scholars of the epigraphy and textual sources of the period. […]
   The study of the graffiti is key – and the specialist report on this material will need to include full catalogues that make it possible to relate individual inscribed items to their find spot, their composition, and to the scientific tests conducted on the objects. Above all, the conclusions drawn need to be peer-reviewed by leading international scholars in the field. […]
   An additional test, and perhaps the most important, is to see if he results obtained can be duplicated by an independent team of researchers. Much as is the case in any scientific experiment, the replication of the experiment provides the ultimate proof.”
(“La última palabra sobre la cuestión debe esperar la publicación definitiva por los más destacados estudiosos de la epigrafía y de las fuentes textuales del periodo. […]
   El estudio de los grafitos es clave – el informe de los expertos sobre este material deberá incluir catálogos completos que hagan posible relacionar los objetos inscritos individuales con su punto de hallazgo, su composición y con las pruebas científicas realizadas sobre los objetos. Ante todo, las conclusiones obtenidas necesitan ser sometidas a revisión por pares por los estudiosos internacionales más destacados en el campo. […]
  Una prueba adicional, y quizás la más importante, es ver si los resultados pueden se reproducidos por un equipo independiente de investigadores. Como ocurre en cualquier experimento científico, la replicación del experimento proporciona la prueba definitiva.”) (Subrayados añadidos.)
Estas recomendaciones fueron completamente ignoradas por la DFA, que encargó y pagó el informe, y por todos los miembros de la Comisión. Ahora, de nuevo, el arqueólogo Ignacio Rodríguez Temiño vuelve a ignorarlas en su artículo.
En el debate que siguió en TA, en el que participó el propio Rodríguez Temiño, tras reconocer que no es lingüista ni epigrafista (“toda mi experiencia en epigrafía latina ha sido la publicación de unos tituli pintados en ánforas”), que “no he destacado con mis investigaciones en ningún campo, por eso soy un perfecto desconocido” y que “no pretendo hacer ciencia, eso lo dejo a otros”, afirma haber recogido “la opinión mayoritaria y más convincente” (mayoritaria ¿para quién? y convincente ¿para quién? – porque hay bastantes autores muy respetables que no están convencidos). Pero lo más sorprendente es su afirmación de que “en el debate lingüístico ha pasado el tiempo de los ‘informes’ y si alguien quiere reivindicar la autenticidad de los ostraca por esa vía, debe escribir un trabajo y enviarlo a una revista de alto nivel especializada en el tema; todo lo demás es marear la perdiz”, cambiando por completo el lugar en el que debe recaer el peso de la prueba: cuando la datación estratigráfica realizada por el equipo de Lurmen ha pasado la exigente prueba de un peer-review del máximo nivel realizado por dos prestigiosos arqueólogos internacionales, Edward Harris (4) y Dominic Perring (3), que han asegurado que se realizó con los máximos estándares profesionales (buen hacer profesional que es compartido por el propio Rodríguez Temiño – en contra de la opinión de los arqueólogos de la Universidad del País Vasco (UPV) (5)), es aquí donde ha quedado colocado el listón y donde se ha puesto el balón en juego (utilizando un símil empleado por Rodríguez Temiño (2)) y ahora a quienes les toca pasar su peer-review y “escribir un trabajo y enviarlo a una revista de alto nivel especializada en el tema” son quienes aseguran que los grafitos son falsificaciones recientes, aportando pruebas que lo demuestren – y a eso es a lo que claramente se refería Perring, tras alabar el trabajo arqueológico de Lurmen, al decir que “further proof is needed” (obviamente, para demostrar la supuesta falsificación). (Y no digo que los autores “veristas” no tengan que publicar, pero debe entenderse la dificultad que tienen para ello debido a la fanfarria mediática orquestada desde la DFA en contra de la autenticidad de los hallazgos y a la judicialización del caso, que ha determinado la imposibilidad de acceder a las piezas objeto del litigio, lo cual es necesario para resolver lecturas dudosas y para realizar los tests físicos que probablemente solicitarán los revisores en vista de la polémica creada en torno a los grafitos.)
En contra de lo que parece intentar hacernos creer Rodríguez Temiño en sus comentarios en TA (2), la revista Zephyrus en la que publica su artículo no es una revista científica de alto nivel. Aunque afirme que Zephyrus “está indizada en las principales bases de datos académicas internacionales y, para la rama de arqueología, no solo está en el primer cuartil, sino que es la revista española con mayor impacto internacional. Académicamente ahí es donde he puesto el terreno de juego y está el balón, le disguste a quien le disguste”, en una búsqueda en la más prestigiosa base de datos de revistas científicas, la Web of Science (WOS), Zephyrus no aparece (al contrario que otra revista española de arqueología, Trabajos de Prehistoria). Zephyrus sí está indizada en otra base de datos, Scopus, no tan prestigiosa como WOS, pero no en el primer cuartil entre las revistas de arqueología, sino en el segundo, ocupando el puesto 76 de 223, con un promedio de 0,37 citas por artículo en los tres años posteriores a la publicación (incluyendo cartas y proceedings de congresos), índice denominado CiteScore (6). El CiteScore de Zephyrus está por detrás de los de otras revistas de arqueología en español como Arqueología Iberoamericana (0,69), Estudios Atacameños (0,54), Trabajos de Prehistoria (0,52) y Hesperia (0,44) (los dos primeros editados en Sudamérica y los dos últimos en España) (6). Si lo que pretende decir Rodríguez Temiño es que los índices bibliométricos de la revista en la que ha publicado su artículo elevan el debate sobre los hallazgos de Iruña-Veleia a un nuevo nivel científico, no puede menos que tomarse con una buena dosis de ironía, sabiendo que, si nos atenemos al índice de citación de la revista, lo más probable es que nadie cite su artículo en los próximos tres años, ni si quiera en un proceeding de un congreso. También es interesante notar, en relación con la revista Zephyrus, que el historiador Martín Almagro Gorbea, que declaró públicamente falsos los grafitos antes de que se pronunciara la Comisión (7), forma parte del consejo asesor de dicha revista (8).
En la discusión habida sobre su artículo en TA (2), Rodríguez Temiño afirma que “La interpretación para que sea válida debe tener acogida en el ámbito experto que se trate, sea arqueología o lo que sea. Una persona puede tener opiniones erga omnes, como ya he dicho, pero si la interpretación carece de acogida suficiente en el ámbito especializado termina su recorrido”. Según esta opinión, las ideas falsistas de los informes de la Comisión habrían terminado su recorrido, ya que no solo sus autores no las han publicado en ninguna revista científica, sino que su acogida en el ámbito científico internacional, casi nueve años después de hacerse públicos los informes y a pesar del ruido mediático, ha sido prácticamente nula, hecho que omite Rodríguez Temiño. Yo no conozco ningún autor no español que haya citado los argumentos de la Comisión en un artículo científico que haya pasado revisión por pares. La única cita internacional de la que tengo conocimiento es la de la profesora italiana Maria Letizia Caldelli, que en el “Oxford Handbook of Roman Epigraphy”, en la sección de un capítulo sobre falsificaciones titulada “Forgeries carved in stone” (9), hace una muy breve mención del caso de Iruña-Veleia, dedicándole solo dos líneas, citando el artículo “Hic et nunc. Falsificaciones contemporáneas. El caso de Iruña-Veleia” de Joaquín Gorrochategui (10) (texto de una comunicación a un congreso), pero dando la impresión de que no se lo ha leído o no lo ha entendido, ya que afirma que los grafitos están “related to different aspects of Roman everyday life”, cuando en realidad Gorrochategui habla de diversos temas de los que tratan los grafitos, siendo la vida cotidiana solo uno de ellos (de hecho solo una pequeña parte de los grafitos trata sobre la vida cotidiana). Puede que sea coincidencia casual, o no, pero llama la atención que Leitizia Caldelli cite el artículo de Gorrochategui precisamente en el mismo libro en el que publica dos capítulos Francisco Beltrán Lloris, que ha sido un cercano colaborador del filólogo de la UPV (11).

Cuando alguien va a publicar sobre un tema, lo primero que hace es documentarse bien sobre el mismo. Pero Rodríguez Temiño parece haber hecho muy poco esfuerzo por documentarse bien sobre el asunto de Iruña-Veleia, pues da la impresión de que no se ha leído muchos de los artículos e informes que se han publicado sobre el caso. Ello se deduce de la afirmación que hace sobre los artículos favorables a la autenticidad: “The most recent papers published by veristas (Frank, 2011, 2012; Iglesias, 2012; Silgo, 2012) do not even begin to meet the necessary requirements to reopen the debate on the authenticity of the ‘exceptional finds’ from Iruña-Veleia.”, que demuestra que desconoce el contenido de los artículos que cita, ya que los dos de Roslyn Frank no tienen nada que ver con Iruña-Veleia. Otra prueba de su ignorancia del contenido de los informes y artículos sobre Iruña-Veleia es su afirmación «The reports contain only generic considerations and do not attempt to rebut the objections lodged in the opinions submitted to the committee. Therefore, they cannot really be considered substantiated contributions, regardless of who endorsed them”, lo cual es manifiestamente falso (por ejemplo, basta leer el extenso y profusamente documentado informe del filólogo francés Hector Iglesias (12), de 230 páginas – posteriormente publicado en forma de libro (13) – para comprobar cómo su autor va rebatiendo uno por uno los argumentos de Joaquín Gorrochategui, Joseba Lakarra e Isabel Velázquez – quizá el hecho que esté en francés haya dificultado el conocimiento de su contenido por parte de Rodríguez Temiño). Al desconocer el contenido de los informes y artículos favorables a la autenticidad, Rodríguez Temiño se limita a reproducir los argumentos de los informes de la Comisión (errores incluidos), sin mencionar los argumentos y hechos que los contradicen aportados por otros autores. 

La única excepción de un escrito favorable a la autenticidad que parece haber leído Rodríguez Temiño es el informe del historiador y epigrafista Antonio Rodríguez Colmenero (14), pero sin enterarse bien de su contenido, de lo que hay una muestra en esta afirmación: “For Rodríguez Colmenero, there are indications of the presence of one Saul of Tarsus in Veleia between the 4th and 5th centuries, a proselytising missionary with obvious teaching skills, who founded a school for children of the settlement”. Rodríguez Temiño parece desconocer que Saúl es el nombre hebreo de San Pablo “el apóstol de los gentiles”, natural de Tarso, que vivió en el siglo I d.C., y que la referencia que hace de él Rodríguez Colmenero es en sentido figurado (“una especie de Saulo de Tarso”), comparando la labor evangelizadora del pater y pontifex que aparece en los grafitos de Veleia con la de San Pablo. Tampoco ha entendido el informe de Madariaga, del que hace una interpretación muy personal, afirmando que ofrece “reliable proof that they [los trazos] were recent”, cuando la realidad es que Madariaga no llegó a ninguna conclusión definitiva sobre la autenticidad o falsedad de los grafitos (15), hecho que reconoce el propio Joaquín Gorrochategui en su artículo “Hic et nunc” (10). Igual de personal es la interpretación que hace del informe del Instituto del Patrimonio Cultural de España, del que solo se han hecho públicos extractos parciales en los medios de comunicación y en el blog Ama Ata, del que el resumen que hace Rodríguez Temiño discrepa de lo publicado. 
En su artículo, Rodríguez Temiño realza exageradamente las credenciales de los autores del lado “falsista” y ningunea a los “veristas”, en otro ejercicio absolutamente personal y subjetivo de valoración de méritos. Así, afirma que “All the participants in the academic debate over the Iruña-Veleia case know perfectly well that, in the current context, when a large group of widely acclaimed academic experts, such as the members of the committee, reach a categorical conclusion regarding an issue on which no one has challenged their expertise, filing reports with a court or posting them to websites are not the right way to reopen the doctrinal debate.” En cuanto a lo de “a large group of widely acclaimed academic experts”, debo responder que entre los miembros de la Comisión solo conozco a dos que tienen cierto renombre internacional (aunque lejos de alcanzar el nivel de “widely acclaimed”), por estudios que publicaron hace bastantes años: los filólogos Isabel Velázquez por sus estudios sobre las pizarras visigodas y Joaquín Gorrochategui por sus estudios sobre las inscripciones aquitanas. Y en cuanto a lo de “categorical conclusions”, no lo fueron en absoluto las de Dominic Perring (2) ni las del químico Juan Manuel Madariaga (15). En fuerte contraste con sus valoraciones al alza de los autores “falsistas”, desprecia las opiniones favorables a la autenticidad, y por consiguiente a los autores que las sostienen, afirmando que tienen “scant academic credit” y “little academic support”. Produce perplejidad su insistencia en lo académico, porque el ámbito científico es mucho más amplio, y en este caso más relevante, que el académico (ha habido premios Nobel científicos que no fueron profesores) y porque el prestigio internacional de las universidades españolas está en niveles penosos, y esto no es apreciación mía, sino que son los propios profesores universitarios quienes critican abiertamente la endogamia y las redes clientelares de las universidades españolas (16,17), que no eligen a los mejores entre sus profesores, lo cual ha contribuido a que, en un ranking recientemente publicado, ninguna de las universidades españolas esté entre las 200 mejores del mundo (estando la UPV, de donde proceden los profesores de la Comisión, en el puesto 492) (18) y a que éstas apenas atraigan estudiantes de otros países (19), a pesar de existir una comunidad latinoamericana hispanohablante de más de 400 millones de personas (en cambio, las 13 universidades holandesas están entre las 200 primeras del mundo (20)). Pero, aparte del escaso crédito internacional de la universidad española, no cabe duda de que, si se valora el crédito científico internacional de los protagonistas del caso de Iruña-Veleia, quien se lleva la palma es el arqueólogo “verista” Edward Harris (4,21,22), y que los “veristas” Antonio Rodríguez Colmenero (Catedrático Emérito de Historia Antigua de la Universidad de Santiago de Compostela) (14,23) y Jean-Baptiste Orpustan (Profesor Honorario de las Universidades Michel de Montaigne-Bordeaux III) (24,25) no van a la zaga en méritos académicos de ninguno de los autores “falsistas”. Pero incluso aunque los hallazgos de Iruña-Veleia no contaran con el aval de científicos y académicos muy respetables, ello no implicaría que fueran necesariamente falsos, como lo demuestra el caso de las pinturas rupestres de Altamira, cuya adscripción al paleolítico, propuesta por su descubridor, Marcelino Sanz de Sautuola, licenciado en Derecho y arqueólogo aficionado, fue rechazada por los más prestigiosos prehistoriadores y arqueólogos franceses y españoles de la época (26), opinión que se demostró errónea unas dos décadas más tarde con el descubrimiento de pinturas similares en cuevas francesas, lo que obligó al prominente “falsista” de aquella época, Émile de Cartailhac, a reconocer su error en su célebre artículo “Mea culpa d’un sceptique” (27). La historia es la mejor maestra, pero todavía hay muchos que se empeñan en ignorar sus lecciones.   
Otra cuestión que trata Rodríguez Temiño en su artículo es el apoyo social (que afirma que es escaso – “little” – a favor de la autenticidad) y de los medios de comunicación a las tesis de falsedad, al que le da una exagerada importancia (“Berria’s support has been fundamental to the falsista faction”), como si tuviera alguna relevancia sobre la autenticidad o falsedad de los hallazgos. Es la misma actitud que adopta Joaquín Gorrochategui en su artículo “Hic et nunc” (10), en el que afirma que “a nadie se le escapa que esta conclusión [de falsedad] es aceptada por la inmensa mayoría de la opinión pública vasca”. Pero lo que en realidad no se le escapa a nadie es que la opinión pública es cambiante e influenciable por los mensajes que recibe a través de los medios, y ello ha quedado de manifiesto en el caso de Iruña-Veleia con la tendencia cambiante de los comentarios que acompañan a las noticias sobre el caso, siendo su relevancia para dilucidar la autenticidad o falsedad de los hallazgos absolutamente nula. Lo mismo se puede decir del apoyo de algunos medios de comunicación a la falsedad, en particular del diario abertzale Berria, que destaca Rodríguez Temiño en su artículo, o de la mayor o menor atención que dichos medios presten al caso de Iruña-Veleia. Y de nuevo debemos volver al caso de Altamira para ver cómo Sanz de Sautuola tuvo que soportar las burlas y el desprecio de los periódicos de la época a raíz de su hallazgo (26).
El artículo concluye con la afirmación categórica “Although more news can be expected following the court decision, the Iruña-Veleia case is virtually over”. El arqueólogo que confiesa no haber destacado en ningún campo (2) se atreve, en tono pontificante y sin aportar nuevos argumentos, a contradecir no sólo a los autores “veristas”, algunos de ellos de reconocido prestigio en sus campos, sino incluso a los propios autores “falsistas”. Y es que hay autores a quienes cree dar su apoyo que han hecho afirmaciones que dejan entrever que no todo está acabado desde el punto de vista científico en el caso de Iruña-Veleia. Así, Joaquín Gorrochategui, en la discusión habida tras la conferencia “Aspectos lingüísticos de las inscripciones de Iruña-Veleia”, impartida por Luis Silgo y Hector Iglesias, realizó los siguientes comentarios: “Mis opiniones pueden ser rebatidas por otras personas o por otra comisión…que vengan los arqueómetras mejores que hay en el mundo y que digan algo” (28). Estas no son afirmaciones esperables de alguien que considera el caso de Iruña-Veleia cerrado, como tampoco la es la de Joseba Lakarra en Diario Vasco “[La discusión sobre Iruña-Veleia] no se ha cerrado bien. No he visto ningún artículo en ninguna revista científica” (29). Y en este punto también cabría recordar que ni Dominic Perring (3) ni Juan Manuel Madariaga (15) llegaron en sus informes a ninguna conclusión definitiva sobre la autenticidad o falsedad de los hallazgos, haciendo expresamente el primero una serie de recomendaciones para continuar su estudio, entre ellas la realización de excavaciones de control, ninguna de las cuales se ha llevado a cabo. Si para Rodríguez Temiño el caso de Iruña-Veleia “is virtually over”, esa no pasa de ser una opinión particular suya, que no es compartida de forma general por los expertos que han estudiado los hallazgos y que parece haber tomado de una corriente falsista radical que se expresa en algunos foros de Internet, más que de las opiniones menos extremistas de algunos miembros o asesores externos de la Comisión.
En conclusión, el artículo de Rodríguez Temiño no aporta nada nuevo al debate científico sobre la autenticidad de los grafitos de Iruña-Veleia, ya que de entrada su autor asume que su falsedad quedó definitivamente demostrada por la Comisión de la DFA en 2008. Aunque Rodríguez Temiño es arqueólogo y la revista en la que publica es de arqueología, el artículo no trata sobre los hallazgos de Iruña-Veleia desde un punto de vista arqueológico, sino que, como deja claro en la introducción, se centra en el trasfondo social que rodea dichos hallazgos. Y aunque en cuestiones sociológicas la subjetividad es inevitable, en un artículo publicado en una revista científica se esperaría un intento por parte de su autor de ser lo más objetivo posible, o al menos de aparentar serlo, en una cuestión que es altamente controvertida, elevándose por encima de la controversia y aportando una visión equilibrada y neutral. Sin embargo, Rodríguez Temiño no hace tal intento, sino que toma partido y no lo disimula, posicionándose sin ambigüedades en el falsismo y en su vertiente más extrema: la que sostiene que el debate sobre la autenticidad de los hallazgos de Iruña-Veleia quedó definitivamente zanjado con un supuesto veredicto categórico de la Comisión de la DFA y que tras ese veredicto poco o nada más queda por decir sobre el tema (y no de otra manera se puede entender su aseveración de que “the Iruña-Veleia case is virtually over”), elevando el pronunciamiento de una comisión formada por profesores de una universidad situada en el puesto 492 del ranking mundial (que no fue ni consensuado, ni unánime ni categórico) a un nivel similar al de una definición dogmática papal ex cathedra. Y para apoyar sus ideas no tiene ningún reparo en apuntarse a la moda “trumpiana” de los “hechos alternativos” (en alusión al eufemismo empleado por los asesores del presidente de EE.UU. Donald Trump): el extravagante ensalzamiento de las credenciales de los autores “falsistas”, el ninguneo de los autores “veristas”, la negación de que los informes y artículos pro-autenticidad aportan argumentos que rebaten (o al menos lo intentan) los de la Comisión, las inexistentes pruebas obtenidas por Madariaga de la ejecución reciente de los grafitos, la negación implícita de la existencia de una controversia científica no resuelta o el supuesto alto impacto de la revista en la que publica su artículo. Y dentro de los “hechos alternativos” también hay que incluir sus clamorosas omisiones, como las recomendaciones de Perring, los argumentos de los informes que contradicen a los de la Comisión o la valoración que se hace de los análisis grafológicos en el informe de la Ertzaintza, en el que se niega su validez científica para incriminar al autor de los textos de las letrinas (30) (mencionando únicamente el informe grafológico solicitado por la DFA sobre dichos textos). Su sesgo también queda en evidencia en su exigencia a quienes quieren reivindicar la autenticidad de los grafitos, y solo a ellos, de “escribir un trabajo y enviarlo a una revista de alto nivel especializada en el tema” (2), cuando los autores de los informes pro-falsedad en los que se basa Rodríguez Temiño para justificar su posición no han publicado sus argumentos en ninguna revista científica y no han pasado ningún tipo de revisión por pares, ignorando las recomendaciones de Dominic Perring (aparte de que habría que preguntarse ¿a qué viene esta exigencia de publicar sobre un asunto que, según Rodríguez Temiño, está “virtualmente acabado”?).
El caso de Iruña-Veleia, once años después de los hallazgos y nueve de las recomendaciones de Perring, aún sigue esperando que la ciencia se implique de lleno y dé su veredicto, siguiendo los cauces habituales de todo hallazgo científico y dejando de lado opiniones personales y análisis sociológicos sesgados, poco rigurosos y faltos de sustancia que pretenden dar por terminado, no se sabe con qué intenciones, un asunto que desde el punto de vista científico aún está en sus prolegómenos.
*En su informe, al aludir a los supuestos anacronismos de los grafitos, Perring cita comentarios en el blog Celtiberia sobre el nombre Nefertiti por parte del egiptólogo Juan Carlos Moreno y sobre la supuesta apariencia moderna de la lengua vasca de los grafitos. Perring no entiende español, ya que hubo que traducirle al inglés el informe arqueológico de Eliseo Gil e Idoia Filloy, quejándose de la deficiente calidad de la traducción, por lo que alguien tuvo que haberle informado de las discusiones en Celtiberia. El informe de Perring aparece como anexo al informe del Área de Arqueología de la UPV y es de suponer que fueron los profesores de dicha área quienes propusieron a la DFA solicitar un informe al arqueólogo británico. Dejo a la especulación de cada cual figurarse de dónde provino la información que le llegó a Perring de los comentarios sobre temas ajenos a su especialidad hechos en un blog en español, así como la del argumento de “Anquises”, que también menciona, pero es obvio que alguien se la tuvo que proporcionar, influenciándole en su opinión sobre los supuestos anacronismos de los grafitos.


[English translation]

Iruña-Veleia, science, non-science, truth and “alternative facts” (Comments on the article “The ‘exceptional findings’ of Iruña-Veleia (Álava): syntax of an archaeological forgery”, by Ignacio Rodríguez Temiño)
Recently, archaeologist Ignacio Rodríguez Temiño published an article in the journal Zephyrus, published by the University of Salamanca, Spain, entitled “The ‘exceptional finds’ of Iruña-Veleia (Álava): Syntax of an archaeological forgery” (1), in which, expressing his personal views, he discusses the development of the case of the Iruña-Veleia’s findings in the academic, political and social milieus and in the media, speculating on the reasons that could be behind the alleged forgery, which he considers definitely proven by the Scientific Advisory Committee constituted by the Provincial Council of Alava (DFA). In this post I make a critique of Rodríguez Temiño’s article, exposing its obvious biases, its lack of rigor in the description of the facts, and its outrageous omissions, and pointing to its null contribution to the resolution of the scientific controversy over the authenticity of the graffiti, controversy whose very existence its author implicitly denies by claiming that the Iruña-Veleia case is “virtually over.”
The article has remarkable omissions, always in the sense of hiding information that might contradict the ideas defended by its author, and one of the most striking is the report of the British archaeologist Dominic Perring (3), which, from those coming out from the work of the Committee, is probably the one with the greatest scientific content (although it is not free from deficiencies susceptible to criticism). In his report, Perring, although inclined towards an “elaborate hoax” in Iruña-Veleia (inclination not based on the archaeological methodology, which he considers correct, but on the supposed anachronism of some findings*), is not at all sure of this, and he says that “further proof is needed”, adding:
“The final word on the subject must await definitive publication by leading scholars of the epigraphy and textual sources of the period. […]
The study of graffiti is key – and the specialist report on this material will need to include full catalogs that make it possible to relate individually inscribed items to their find spot, their composition, and to the scientific tests conducted on the objects. Above all, the conclusions drawn need to be peer-reviewed by leading international scholars in the field. […]
An additional test, and perhaps most important, is to see if the results obtained can be duplicated by an independent team of researchers. Much as is the case in any scientific experiment, the replication of the experiment provides the ultimate proof. ”
These recommendations were completely ignored by the DFA, which requested and paid for Perring’s report, and by all members of the Committee. Now, archaeologist Rodríguez Temiño again ignores them in his article.
In the debate that followed in TA, in which Rodríguez Temiño participated, after acknowledging that he is not a linguist or an epigrapher (“all my experience in Latin epigraphy has been the publication of some tituli painted on amphorae”), that “I have not excelled with my research in any field, that is why I am a perfectly unknown person”, and that “I do not pretend to do science, I leave this to others”, he claims to have collected “the most widely held and convincing opinion” (most widely held by whom? And convincing for whom? – because there are quite a number of respectable authors who are not convinced). But what is most surprising is his statement that “in the linguistic debate the time of the ‘reports’ has passed away, and if someone wants to claim the authenticity of the ostraca in that way, he must write a paper and submit it to a specialized high-impact journal on the subject; all the rest is to ‘beat about the bush’”, completely changing the place where the burden of the proof must fall: when the stratigraphic dating carried out by the Lurmen team [the archaeological team that excavated at Iruña-Veleia] has passed the demanding test of a peer-review of the highest level performed by two prestigious international archaeologists, Edward Harris (4) and Dominic Perring (3), who have assured that it was done with the highest professional standards (an opinion which is shared by Rodríguez Temiño himself – contrary to the opinion of the archaeologists of the University of the Basque Country (UPV) (5)), it is here where the level has been placed and where the ball has been put into play (using a metaphor used by Rodríguez Temiño (2)) and now, who must pass their peer-review and “write a paper and send it to a high-impact journal specialized in the subject” are those who assure that the graffiti are recent forgeries, providing evidence to prove it – and this is what Perring clearly meant after praising Lurmen’s archaeological work, saying that “further proof is needed” (obviously, to prove the alleged forgery). (And I do not intend to say that the “veristas” (pro-authenticity) authors do not need to publish, but the difficulty that they have for this must be understood considering the media fanfare orchestrated from the DFA against the authenticity of the findings and the judicialization of the case, which has determined the impossibility of accessing the pieces which are object of the dispute, which is necessary to solve doubtful readings and to perform physical tests that journal reviewers will probably request in view of the controversy created around the graffiti.)
Contrary to what Rodríguez Temiño seems to want us believe in his comments in TA (2), Zephyrus journal, in which he publishes his article, is not a high-impact scientific journal. Although he claims that Zephyrus “is indexed in the main international academic databases and, for the archeology field, is not only in the first quartile, but is the Spanish journal with the highest international impact. Academically, that is where I have put the playing field and where the ball is, whoever dislikes it”, in a search in the most prestigious scientific journal database, the Web of Science (WOS), Zephyrus is not indexed (in contrast to another Spanish archeology journal, Trabajos de Prehistoria). Zephyrus is indexed in another database, Scopus, not as prestigious as WOS, but not in the first quartile among archeology journals, but in the second, occupying the 76th position of 223, with an average of 0.37 citations per article in the three years after the publication (including letters and conference proceedings), an index called CiteScore (6). Zephyrus’s CiteScore is below those of other archeology journals published in Spanish language, such as Arqueología Iberoamericana (0.69), Estudios Atacameños (0.54), Trabajos de Prehistoria (0.52), and Hesperia (0.44) (the two first published in South America and the last two in Spain) (6). If what Rodríguez Temiño intends to say is that the bibliometric indexes of the journal in which he has published his article raise the debate on the findings of Iruña-Veleia to a new scientific level, it can only be taken with a good dose of irony, knowing that, considering the citation index of the journal, it is likely that no one will cite his article in the next three years, not even in a conference proceeding. It is also relevant to note, with regard to Zephyrus journal, that historian Martín Almagro Gorbea, who publicly declared that the graffiti were false before the DFA Committee made a pronouncement (7), is a member of the advisory board of this journal (8).
In the discussion on his article in TA (2), Rodríguez Temiño states that “The interpretation in order to be valid must be accepted in the expert field in question, be it archeology or any other. A person may have opinions erga omnes, as I have said, but if the interpretation lacks sufficient reception in the specialized field, it ends its journey”. According to this opinion, the pro-falsehood ideas of the Committee’s reports would have finished their journey, since not only their authors have failed to publish them in any scientific journal, but their reception in the international scientific field, almost nine years after the reports were made public and despite the media fanfare, has been practically null, a fact omitted by Rodríguez Temiño. I don’t know of any non-Spanish author who has cited the Committee’s arguments in a scientific article that has passed peer-review. The only international citation that I am aware of is that of the Italian professor Maria Letizia Caldelli, who in the “Oxford Handbook of Roman Epigraphy”, in the section of a chapter on forgeries entitled “Forgeries carved in stone” (9), makes a very brief mention of the Iruña-Veleia case, to which she dedicates only two lines, citing the article “Hic et nunc. Contemporary forgeries. The case of Iruña-Veleia” by Joaquín Gorrochategui (10) (text of a conference presentation in Spanish), but giving the impression that she has not read or understood it, since she states that the graffiti are “related to different aspects of Roman everyday life”, when in reality Gorrochategui talks about various topics that graffiti deal with, with daily life being only one of them (in fact, only a small proportion of the graffiti are about everyday life). It may be a casual coincidence, or not, but it is noteworthy that Leitizia Caldelli cites Gorrochategui’s article precisely in the same book in which Francisco Beltrán Lloris, who has been a close collaborator of Gorrochategui, publishes two chapters (11).
When someone intends to publish on a subject, the first thing he does is to obtain as much information as possible on it. But Rodríguez Temiño seems to have made very little effort to obtain information on the Iruña-Veleia case, as he gives the impression that he has not read many of the articles and reports that have been published on the case. This follows from the statement he makes about articles that favor authenticity: “The most recent papers published by ‘veristas’ (Frank, 2011, 2012; Iglesias, 2012; Silgo, 2012) do not even begin to meet the necessary requirements to reopen the debate on the authenticity of the ‘exceptional finds’ from Iruña-Veleia”, which shows that he does not know the content of the articles he cites, since the two by Roslyn Frank have nothing to do with Iruña-Veleia. Another proof of his ignorance of the content of the reports and articles on Iruña-Veleia is his statement “The reports contain only generic considerations and do not attempt to rebut the objections lodged in the opinions submitted to the Committee. Therefore, they cannot really be considered substantiated contributions, regardless of who endorsed them”, which is manifestly false (for example, by reading the extensive and profusely documented 230 page report of the French linguist Hector Iglesias (12) – subsequently published as a book (13) –, it can be seen how its author refutes one by one the arguments of Joaquín Gorrochategui, Joseba Lakarra and Isabel Velázquez – perhaps the fact that it is in French has prevented Rodríguez Temiño from knowing its content). Since Rodríguez Temiño ignores the contents of the reports and articles favorable to authenticity, he simply reproduces the arguments of the the DFA Committee’s reports (with errors included), omitting the arguments and facts that contradict them published by other authors.
The only exception of an article favorable to authenticity that Rodríguez Temiño seems to have read is the report of the historian and epigraphist Antonio Rodríguez Colmenero (14), but without understanding well its content, as shown by this statement: “For Rodríguez Colmenero, there are indications of the presence of one Saul of Tarsus in Veleia between the 4th and 5th centuries, a proselytising missionary with obvious teaching skills, who founded a school for children of the settlement”. Rodríguez Temiño seems to be unaware that Saul is the Hebrew name of St. Paul “the apostle of the Gentiles”, a native of Tarsus, who lived in the first century AD, and that Rodriguez Colmenero’s reference is in a figurative sense (“a kind of Saul of Tarsus”), comparing the evangelizing work of the “pater” and “pontifex” that appears in the graffiti of Veleia with that of St. Paul. Nor has he understood Madariaga’s report, of which he makes a very personal interpretation, stating that it offers “reliable proof that they [the strokes] were recent”, when the reality is that Madariaga did not reach any definitive conclusion about the authenticity or falsity of the graffiti (15), a fact that Joaquín Gorrochategui acknowledges in his article “Hic et nunc” (10). Equally personal is his interpretation of the report of the Institute of Cultural Heritage of Spain, of which only partial extracts have been made public in the media and in the Ama Ata blog, of which the summary made by Rodríguez Temiño disagrees with what has been published.
In his article, Rodríguez Temiño exaggeratedly enhances the credentials of the authors of the “falsista” side and refutes the “veristas”, in another absolutely personal and subjective exercise of assessment of merits. Thus, he states that “All the participants in the academic debate over the Iruña-Veleia case know perfectly well that, in the current context, when a large group of widely acclaimed academic experts, such as the members of the committee, reach a categorical conclusion regarding an issue on which no one has challenged their expertise, filing reports with a court or posting them to websites are not the right way to reopen the doctrinal debate.” As for “a large group of widely acclaimed academic experts”, I must respond that among the members of the Committee I only know of two who have some international reputation (although far from reaching the level of “widely acclaimed”), for studies that they published many years ago: philologists Isabel Velázquez for her studies on Visigoth inscriptions on slates and Joaquin Gorrochategui for his studies on Aquitanian inscriptions. As for the “categorical conclusions”, those of Dominic Perring (2) or of chemist Juan Manuel Madariaga (15) were not categorical at all. In stark contrast with his upward judgment on “falsista” authors, he despises the opinions favorable to authenticity, and therefore the authors who support them, stating that they have “scant academic credit” and “little academic support.” His insistence on academics is perplexing, because the scientific field is much broader, and in this case more relevant, than the academic one (there have been Nobel prize awardees who were not professors) and because the international prestige of Spanish universities is at painful levels, and this is not my own appreciation, but it is the university professors who themselves openly criticize the inbreeding and clientelist networks of Spanish universities (16,17), which do not choose the best among their professors, which has contributed to that, in a recently published ranking, none of the Spanish universities is among the 200 world’s best (with the University of the Basque Country, where the Committee’s professors work, being in 492nd position) (18), and to the fact that they do not attract students from others countries (19), despite the existence of a Spanish-speaking Latin American community of more than 400 million people (by contrast, all 13 Dutch universities are among the world’s top 200 (20)). But, apart from the low international credit of Spanish universities, there is no doubt that, if the international scientific credit of the protagonists of the Iruña-Veleia case is assessed, who gains the upper hand is the “verista” archaeologist Edward Harris (4,21,22), and that the “veristas” Antonio Rodríguez Colmenero (Emeritus Professor of Ancient History at the University of Santiago de Compostela) (14,23) and Jean-Baptiste Orpustan (Honorary Professor at Michel de Montaigne-Bordeaux III University) (24,25) do not lag behind in academic merits of any of the “falsista” authors. But even if the findings of Iruña-Veleia did not have the endorsement of very respectable scientists and academics, this would not necessarily mean that they were false, as evidenced by the case of the Altamira cave paintings, whose dating in the Paleolithic, proposed by its discoverer Marcelino Sanz de Sautuola, a graduate in Law and amateur archaeologist, was rejected by the most prestigious French and Spanish prehistorians and archaeologists of the time (26), an opinion that proved to be wrong about two decades later with the discovery of similar paintings in French caves, which forced the prominent “falsist” of that time, Émile de Cartailhac, to recognize his mistake in his famous article “Mea culpa d’un sceptique” (27). History is the best teacher, but there are still many who insist on ignoring her lessons.
Another issue that Rodríguez Temiño addresses in his article is the social support in favor of authenticity (which he says that is “little”) and the support of the media to the idea of falsehood, to which he gives an exaggerated importance (“Berria’s support has been fundamental to the ‘falsista’ faction”), as if it had any relevance on the authenticity or falsity of the findings. This is the same attitude that Joaquín Gorrochategui adopts in his article “Hic et nunc” (10), in which he asserts that “nobody ignores that this conclusion [of falsehood] is accepted by the vast majority of the Basque public opinion”. But what really no one ignores is that public opinion is changeable and influenced by the messages it receives through the media, and this has been evident in the Iruña-Veleia case, in which there has been a changing trend of the comments that accompany the news about the case, with its relevance to elucidate the authenticity or falsity of the findings being absolutely null. The same can be said on the support of some media to falsehood, in particular the nationalist Basque Berria newspaper, which Rodríguez Temiño highlights in his article, or the greater or lesser attention that these media pay to the Iruña-Veleia case. And, again, we must return to the case of Altamira to see how Sanz de Sautuola had to endure the teasing and contempt of the newspapers of the time as a result of his discovery (26).
The article concludes with the categorical statement “Although more news can be expected following the court decision, the Iruña-Veleia case is virtually over”. The archaeologist who acknowledges not to stand out in any field (2) dares, in a pontificating tone and without providing new arguments, to contradict not only the “verista” authors, some of them of recognized prestige in their fields, but even the “falsista” ones. For the reality is that the authors whom he thinks that he is supporting have made statements suggesting that not all is over from the scientific point of view in the Iruña-Veleia case. Thus, Joaquín Gorrochategui, in the discussion after the talks at the conference “Linguistic aspects of the inscriptions of Iruña-Veleia” given by Luis Silgo and Hector Iglesias, made the following comments: “My opinions can be refuted by other persons or by another committee … let the best world’s archaeometrists come and say something” (28). These are not statements expected from someone who considers the case of Iruña-Veleia closed, nor is that of Joseba Lakarra in Diario Vasco “[The discussion about Iruña-Veleia] has not been closed well. I have not seen any articles in any scientific journal” (29). And at this point it should also be remembered that neither Dominic Perring (3) nor Juan Manuel Madariaga (15) reached in their reports any definitive conclusions about the authenticity or falsity of the findings, the first expressly making a series of recommendations to continue the study, among them the performance of control excavations, none of which has been carried out. If for Rodríguez Temiño the case of Iruña-Veleia “is virtually over”, that is only his particular opinion, which is not generally shared by the experts who have studied the findings, and that he seems to have taken from a radical “falsista” movement whose views are publicized in some Internet blogs, rather than the less extremist opinions of some members or external advisors of the DFA’s Committee.
In conclusion, the article by Rodríguez Temiño does not contribute anything new to the scientific debate about the authenticity of the Iruña-Veleia graffiti, since from the beginning its author assumes that its falsity was definitively proven by the DFA’s Committee in 2008. Although Rodríguez Temiño is an archaeologist and the subject of the journal in which he publishes is archeology, the article does not deal with the findings of Iruña-Veleia from an archaeological point of view, but, as it is clear in the introduction, it focuses on the social background that surrounds such findings. And although in sociological issues subjectivity is inevitable, in an article published in a scientific journal one would expect that its author would try to be, or at least appear to be, as objective as possible, in a matter that is highly controversial, rising above the controversy and providing a balanced and neutral view. However, Rodríguez Temiño does not make such an attempt, but he takes sides and does not hide it, positioning himself unambiguously on the falsehood side and on its most extreme wing: that which states that the debate on the authenticity of the Iruña-Veleia findings was definitely settled with a supposedly categorical verdict of the DFA’s Committee and that after that verdict little or nothing else remains to be said on the subject (and only in this sense his assertion that “the Iruña-Veleia case is virtually over” can be understood), elevating the pronouncement of a Committee formed by professors of a university located in the 492nd position in a world ranking (which was neither consensual, nor unanimous, nor categorical) to a level similar to that of a papal dogmatic ex cathedra definition. And to support his ideas, he has no qualms about joining the “Trumpian” fashion of “alternative facts” (alluding to the euphemism used by the advisers of US President Donald Trump): the extravagant praise of the credentials of the “falsista” authors, the disdain of the “verista” authors, the denial that the pro-authenticity reports and articles provide arguments that rebut (or at least try to) those of the Committee, the nonexistent evidence obtained by Madariaga on the recent execution of the graffiti, the implicit denial of the existence of an unsolved scientific controversy, or the supposedly high impact of the journal in which he publishes his article. And among the “alternative facts” we must also include its clamorous omissions, such as Perring’s recommendations, the arguments of the reports that contradict those of the Committee, or the assessment made of the graphological analysis in the police’s report, which denies its scientific validity to incriminate the author of the latrine texts (30) (mentioning only the graphological report requested by the DFA on these texts). Their bias is also evident in their demand to those who want to claim the authenticity of the graffiti, and only to them, of “writing a paper and submitting it to a high-level journal specialized in the subject” (2), when the authors of the pro-falsehood reports on which Rodríguez Temiño relies to justify his position have not published their arguments in any scientific journal and have not passed any kind of peer-review, ignoring the recommendations of Dominic Perring (additionally, one must ask, what is the point of requesting to publish on an issue that, according to Rodríguez Temiño, is “virtually over”?).
The case of Iruña-Veleia, eleven years after the findings and nine years after Perring’s recommendations, is still waiting for science to be fully involved and give its verdict, following the usual channels of any scientific finding and leaving aside personal opinions and biased sociological analyses, lacking in rigor and substance, which intend to put an end, nobody knows with which intentions, to an issue which from the scientific point of view is still in its prolegomena.

*In his report, referring to the supposed anachronisms of the graffiti, Perring quotes comments on the Celtiberia blog about the name Nefertiti by Egyptologist Juan Carlos Moreno and about the supposedly modern appearance of the Basque language of the graffiti. Perring does not understand Spanish, since the archaeological report by Eliseo Gil and Idoia Filloy had to be translated for him into English, and he complains about the poor quality of the translation; therefore, someone had to have informed him of the discussions in Celtiberia. Perring’s report appears as an annex to the University of the Basque Country Archeology Department’s report, and, presumably, the professors from that department were who proposed the DFA to request a report from the British archaeologist. I leave to the each one’s speculation to figure out where the information that Perring received about comments on topics outside his specialty, including that with the “Anquises” argument, which he also mentions, made in a Spanish blog, came from, but it is obvious that somebody had to provide it, influencing him in his opinion on the supposed anachronisms of the graffiti.



Referencias/References

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12. Iglesias, H. Les inscriptions de Veleia-Iruña. 2009. 
13. Iglesias H. Les Inscriptions d’Iruña-Veleia: Analyse linguistique des principales inscriptions latines et basques découvertes sur le site archéologique de Veleia. Connaissances & Savoirs. 2016.
14. Rodríguez Colmenero, A. Iruña-Veleia: sobre algunos grafitos singulares aparecidos en las excavaciones arqueológicas de la ciudad romana. Un parecer. 2009. http://www.sos-irunaveleia.org/colmenero
15. Madariaga, JM. Estudio e investigación del yacimiento de Iruña Veleia. Análisis químicos. https://www.araba.eus/publicar/Informes/Veleia_Inf_24.pdf
16. Gimbernat, E. El declive irresistible de la universidad. El Mundo. 8/6/2016.
17. Díez Ripollés, JL. La endogamia universitaria. El País. 25/1/2017.
18. Yanke, R. Ninguna universidad española entre las 200 primeras del ranking de Shangai. El Mundo. 15/7/2017.
19. Sanmartín, OR. La universidad española es invisible para el mundo. El Mundo. 15/2/2017. http://www.elmundo.es/sociedad/2016/01/18/569ca8c7268e3e87628b4647.html
20. Rachidi, I. El ‘pleno al 13’ de Holanda: así coloca todas sus universidades entre las mejores del mundo. El Mundo. 15/2/2017.
21. Harris, EC. “Iruña-Veleia: they did a superb job». 30/8/2016.
22. Harris, EC. Es imposible falsificar los 400 grafitos de Iruña-Veleia». Gara. 18/11/2015.
23. Rodríguez Colmenero, A. Grafitos, textos y diseños de la Veleia romana: la urgencia de una solución. 1er Congreso Internacional sobre Iruña-Veleia. 24/11/2012.
24. Orpustan, J-B. «A propos des «Observaciones sobre los recientes hallazgos epigráficos paleovascos de Iruña-Veleia (TrespuentesVillodas, Álava)» de L. Silgo Gauche». 2009.
25. Orpustan, J-B. La langue basque au moyen âge, IXe – XVe siècles. En annexe: Du basque médiéval au basque antique: les inscriptions de Veleia-Iruña en Alava. pp. 259–277.
26. Calvo Poyato, J. Altamira. Historia de una polémica. Stella Maris. Barcelona. 2015.
27. Cartailhac, É. La grotte d’Altamira, Espagne. Me culpa d’un sceptique. L’Anthropologie (1902); 13: 348-354.
28. Gorrochategui, J. Turno de preguntas de la conferencia “Aspectos lingüísticos de las inscripciones de Iruña-Veleia”. Vitoria-Gasteiz. 25/3/2010.
29. Lakarra, J. Entrevista en diariovasco.com. 1/7/2011.
30. Van den Driessche, K. La Diputación Foral de Álava basó su querella en un informe falso. Ama Ata. 9/6/2017.

El 3 de setiembre, próxima visita guiada al yacimiento de Iruña-Veleia: 3 de setiembre, domingo.

Continuando con el calendario de visitas propuestas para este verano:
Próxima visita guiada alternativa: domingo, 3 de setiembre.

Según idioma de comunicación elegido por los inscritos, se podrán establecer dos grupos, uno con guía en euskera y otro en castellano.

La cita será a las 11:00h en la puerta de entrada del yacimiento. (Círculo rojo en el mapa de google)
Comenzará la gira por los exteriores de la muralla hasta Arkiz y bajando de allí entramos dentro del recinto amurallado para terminar en la zona del MACELLUM y las excavaciones sobre el buscado ITER XXXIV (De Astorga a Burdeos).
Las visitas son gratuitas y durará más o menos hasta la 13:00h.
Se pide inscripción previa y a tiempo en: bisitak.sosirunaveleia@gmail.com

(Este año no tendremos posterior comida y charla con proyección, como otros años)

Google maps.

 IRUÑA-VELEIA, bisita gidatu alternatiboak.

  • Irailaren 3an, igandea, izango da hurrengo bisita. 
  • Izena emateko: bisitak.sosirunaveleia@gmail.com (bisita-eguna baino bi egun lehenagora arte. Garaiz ibili, mesedez).
  • Bi talde egingo dira, bata euskeraz eta bestea gazteleraz. Talde bakoitzak bere gidaria izango du.
  • Hitzordua: 11:00 aztarnategiko aparkalekuan. (Google mapan ikus, borobil gorriz).
  • Bisitak 13:00 arte irauten du, gutxi gorabehera. Lehenik harresien kanpoaldea eta Arkizeko muturra bisitatzen dira eta gero harresi barrua. Bukaeran, oraingo indusketak: MACELLUM eta Iter XXXIV omen dena.
  • Bisitak doan dira.
  • Aurten ez dugu egingo bazkaria eta ondorengo proiekzio-solasaldia, beste urteetan bezala.

Argazkiok ikusita,
ze arrazoi egon daiteke azterketa fisikoak ez egiteko ?
(«froga teorikoaz» gain)

Una Damnatio Memoriae relativa

Grafitos de época grecorromana en la tumba de Huya mezclados con imágenes de la época de Amarna, juntos a los cartuchos reales

Davies, N. de G. «The Rock Tombs of El Amarna. Part III. The tombs of Huya and Ahmes«: Egypt Exploration Fund 41 (1906).

“…the Amarna debacle, with all its characters and events, had not been lost to the collective memory of Egypt, but had survived in some form […] the Amarna period had also become a subject of the story-maker, but the nature of the story is wholly unknown save for the virtual cetainty that it preserved the names of the four rulers of the period and a number of events in which they participated.” 

(“…la debacle de Amarna [periodo en el que vivió Nefertiti], con todos sus caracteres y acontecimientos, no se había perdido de la memoria colectiva de Egipto, sino que había sobrevivido de alguna forma […] el periodo de Amarna también había sido sujeto del narrador de historias, pero la naturaleza de la historia es completamene desconocida salvo por la virtual certeza de que preservaba los nombres de los cuatro dirigentes del periodo y un número de acontecimientos en los que participaron.”
Donald B. Redford. Pharaonic king-lists, annals and day-books56.
56. Redford, Donald B. Pharaonic king-lists, annals and day-books. Benben Publications. Mississauga (Ontario, Canadá). 1986.
Citado en

El faraón Amenhotep IV, que luego se hizo nombras Akenatón, llevó hasta al extremo el culto al dios Atón, el sol, que efectivamente es el principal motor de la vida en la tierra a través de fotosíntesis y calor (sin sol ni existiría la tierra…). No solo desatendió los otros dioses, sino llevó a cabo una destrucción en particular del culto del poderoso dios Amón (y su poderosa casta de sacerdotes). Para el culto de Atón construyó una nueva capital en una zona nunca habitada (no contaminada por otros dioses) a orillas del Nilo, Aketatón – ‘horizonte de Atón (llamado por Petrie, ‘Tell el Amarna’, donde el sol se levanta sobre el templo de Atón desde el Wadi Real, lugar de su propia tumba. Cuando muere el faraón Akenatón en el año 1336 o 1334 a. C. – el año 17 de su reinado – es sucedido en el trono por la faraona Neferneferuatón, según Aidan Dodson por Nefertiti misma, según Marc Gabolde, por su hija Meritatón:

Thus the most credible reconstruction would seem to be that Queen Neferneferuaten-Nefertiti and King Neferneferuaten were one and the same, and followed Smenkhkare as Akhenaten’s coregent

Dodson, Aidan. Amarna Sunset: Nefertiti, Tutankhamun, Ay, Horemheb, and the Egyptian Counter-Reformation (p. 38). I.B.Tauris. Kindle Edition.

El egiptologo francés Marc Gabolde, afirma que en contra de su propia opinión, la mayoría de los egiptologos defienden a Nefertiti como la sucesora de Akenaton:

Pourtant, la plupart des chercheurs pensent encore que la reine-pharaon devrait être identifiée à Nefertiti dont on sait qu’elle adopta, en plus de son nom, l’épithète Neferneferouaton, vers l’an   VI d’Akhenaton.

Gabolde, Marc. Toutankhamon (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Location 1290). Pygmalion. Kindle Edition.

foto
La Estela de la Restauración es un importortante documento para conocer el final oficial del atonismo en el año 1 del reinado de Tutankamón.

La faraona Neferneferuaton parece desaparecer en el tercer año de su reinado, y es sucedido por Tut-anj-atón, hijo de Akenatón pero aparentemente no hijo de Nefertiti, alrededor del año 1333. El nuevo faraón cambia rápidamente su nombre en Tut-anj-Amón (Tutankamón) y restaura el culto a Amón y los dioses abandonados en el año uno de su reinado, como atestiguan varias ‘Estelas de Restauración‘ (ver para el texto completo p. ej. http://reshafim.org.il/ad/egypt/tutankamun_restoration.htm):

ESTELA DE LA RESTAURACIÓN (CG 34183 MUSEO DE EL CAIRO)
Año 1, cuarto mes de la estación de akhet día 19, bajo la Majestad del Horus
Tutankhamón, amado de Amon-Re, señor del trono de las dos tierras, que preside en Ipet-Sut; de Atum, señor de las dos tierras y de Heliópolis; de Horakhti; de Ptah en el sur de su muro, señor de Ankh-taui; de Thot, señor de las palabras divinas. Aquel que se eleva sobre el Trono de Horus de los vivientes como su padre Re, cada día; el buen dios, hijo de Amón, imagen de Kamutef semen espléndido, huevo santo, semilla del propio Amón, que construye a su constructor, que plasma a su plasmador; por quien se han reunidos las Almas de Hermópolis para que fue se creado de modo que legase a ser rey de la Eternidad, duradero Horus del infinito; buen príncipe, realizador de donaciones para su padre y para todos los dioses. Él ha hecho que todo lo que estaba destruido floreciera como un monumento para los tiempos de la Eternidad; él ha expulsado el engaño de las Dos Tierras. La justiciase ha asentado y ella ha hecho que lo falso sea la abominación del país como en sus primeros tiempos. Ahora, cuando Su Majestad apareció como rey, los templos de los dioses y de las diosas, desde Elefantina hasta los pantanos del delta habían caído en ruina. Sus santuarios estaban destrozados y se había convertido en campos que producían hierbajos; sus capillas parecía que nunca habían existido y sus salas servían como caminos para los viandantes. El país estaba revuelto y los dioses le habían vuelto la espalda. Si se mandaba una misión a Djahi para extender las fronteras de Egipto, ningún éxito venía de ello. Si se rogaba a un dios que mandara un designio, nunca llegaba en absoluto. Sus corazones estaban airados. Ellos destruían lo que habían hecho. (…)
Entonces Su Majestad estaba condiciendo los asuntos de su tierra y las diarias
necesidades de las Dos Orillas. Por eso, Su Majestad, consultados los planes con su
corazón, busca toda ocasión beneficiosa, solicita actos de servicio para que su padre
Amón y labra su augusta imagen de auténtico oro. Aventajó lo que fue hecho
previamente y erigió a su padre Amón sobre trece barrotes de litera, su santa imagen de
oro fino, lapislázuli, turquesa y de todo tipo de piedras preciosas, mientras que la
Majestad de este augusto dios era antiguamente llevada sobre once barrotes de litera. (…)

[Esta traducción al castellano no es muy precisa, pero para los fines ilustrativos nos puede valer]

El faraón Tutankamón es sucedido por el Faraón Ay con un reinado de unos 4 años, y a su vez es sucedido por Horemheb que murió en 1292 a. C. Estos dos últimos faraones eran funcionarios, visto que no había una continuación del líneaje después del Faraón Tutankamón.

Bajo Horemheb empieza un programa de cincelado de nombre de los ‘herejes de Amarna’ (aunque en muchas ocasiones los arqueólogos podían todavía leer los cartuchos reales) y paredes de templos de Akenatón son reciclados en nuevas construcciones..

Su sucesor y fundador de la nueva dinastía XIX, Ramsés I llevó un gobierno de apenas dos años, y es su hijo Seti I (se supone que es a él y su hijo Ramsés II –  el Grande, a quienes se hacen referencia en la pieza IR12388, con una sorprendente perspectiva histórica).

El faraón Seti I ( cerca de 1290-1279 a. C.) devuelve a Egipto su hegemonía militar con la toma de la ciudad de Kadesh en el actual Siria como victoria simbólica en la eterna pelea con el imperio de los hititas. Junto con su hijo Ramsés II (reinado de 1279-1213! a.C.) son los ejecutores de la Damnatio Memoriae (‘condena de la memoria’ – condena al olvido), donde se intenta eliminar todas las evidencias públicas de la herejía de Amarna. Es llamativo que más de 50 años después de la muerte de Akenatón todavía hizo falta una tal operación, que de alguna manera indica que el culto a Atón no era de todo abandonado. En sus reformas religiosas (e. o. limitar el poder de los sacerdotes del culto de Amón) retoma Ramsés II elementos de las visiones de Akenatón y su padre Amenhotep III, y donde oficialmente se declaró la guerra contra el atonismo, pero el faraón Ramsés II mismo parece interesarse por su teología:

Ainsi, c’est aujourd’hui un fait bien reconnu, lorsque le grand Ramsès développa, de son vivant, un ambitieux processus de divinisation de sa personne, devenant aux yeux de l’histoire «  un parangon de la royauté de droit divin  », comme l’écrit très justement P.   Brand754, il exploita de nombreux concepts théocratiques inventés sous Amenhotep   III et Amenhotep   IV – Akhénaton, qui apparaissent très nettement comme ses deux sources apparaissent très nettement comme ses deux sources d’inspiration principales en la matière. De toute évidence, même s’il voulait passer officiellement pour le grand défenseur de la tradition face à l’impiété atoniste, Ramsès   II connaissait très bien l’œuvre d’Akhénaton et semble même l’avoir, en quelque sorte, admirée, à en juger par l’influence que «  l’enfant parfait d’Aton  » exerça sur son émule ramesside.

Laboury, Dimitri. Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Locations 6935-6938). Pygmalion. Kindle Edition.

http://www.sos-irunaveleia.org/ostracabase:12388
Inscripción en hueso encontrado en Iruña Veleia con los nombres de Seti y Ramsés:
«RAMSIIS SIITI FILIO»

Los historiadores defienden en general, o hay que decir defendían, que no ha habido una transmisión directo de registros reales de la época de Amarna a la época grecorromano (una Damnatio Memoriae total, como afirma Gorrochategui en Armas de la Filología), y se parecen equivocarse como veremos a continuación.

https://es.wikipedia.org/wiki/Lista_Real_de_Abidos
Lista Real de Abidos, presidida por el faraón Seti I y su hijo Ramsés II.

El símbolo por excelencia de este borrado histórico es la llamada Lista real de Abidos donde la lista salta al final de la dinastía XVIII de AmIII enhotep (nº 73 en la imagen siguiente, y padre de Akenatón) a Horemheb (nº 74)

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Dinast%C3%ADa_XVIII_de_Egipto
La dinastía XVIII en la Lista Real de Abidos

Según este hipótesis del borrado total, Akenatón solo vuelve a la conciencia histórica cuando Karl Lepsius en 1851 publica un artículo en el que describe Akenatón como «un reformador fuerte» que intenta purificar no menos que toda la religión nacional egipcia, reduciendo radicalmente las tradiciones religiosas a sus orígenes, el culto del sol, admitiendo únicamente el disco como su imagen» (Lepsius 1851, citado en Assmann 2014).

Muchas veces la investigación histórica detallada, igual que el tiempo, aportan detalles sorprendentes que hacen tumbar grandes generalidades.

La memoria de Amarna y más en concreto el ‘enemigo de Aket-Atón’ continúa en los primeros siglos después de la Damnatio Memoriae de Seti I y Ramsés II, p.ej. en hallazgos epigráficos como una estatua en el templo de Maat en Karnak de época ramesida que copió palabra por palabra un himno a Akenatón que se puede leer todavía en la tumba de Panéhésy en las tumbas en la rocas al norte de Amarna:

Jan Assmann nous en a d’ailleurs livré une superbe preuve, en publiant un fragment de statue cube de l’époque ramesside, retrouvé sur le site du temple de la déesse Mout à Karnak-sud (Le   Caire CG 917), dont l’inscription cite, mot pour mot, certains passages d’un hymne à Akhénaton sculpté dans l’embrasure de la porte d’entrée de la tombe du «  premier serviteur de l’Aton dans le domaine de l’Aton à Akhet-Aton  » Panéhésy (TA 6) (fig. 6– 8) 758. Sans le moindre doute possible, l’auteur de ce texte, qui vécut sous le révisionnisme des Ramsès, avait une connaissance directe des monuments d’Amarna  ; il s’était assurément rendu dans les tombes des courtisans d’Akhénaton situées dans la falaise au nord de «  l’Horizon-de-l’Aton  », où se trouve la chapelle funéraire de Panéhésy, et là, il n’avait pu manquer de voir les représentations du pharaon proscrit et de sa famille en train d’offrir au dieu unique Aton, entourés d’inscriptions qu’il lisait à l’évidence parfaitement.Laboury, Dimitri. Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Location 5168). Pygmalion. Kindle Edition.

Aunque a partir del faraon Tutankamón, la ciudad Aketaton fue abandonado como capital pero su ocupación en parte continuó hasta la dinastía XXVI, y fue únicamente abandonado ya en época romana como afirma el actual director de Amarna, Barry Kemp, citado en Laboury:

«  Dans la partie de la cité le long de la berge du fleuve, près (du village moderne de) El-Hadj Qandil (…), l’occupation se prolongea au moins jusqu’à la 26e dynastie (…). Dans le village des ouvriers, quelques tombes des 22e et 23e dynasties ont été retrouvées. Autour des tombes sud sont entassées d’importantes quantités de céramiques de la Basse Époque, peut-être issues d’inhumations secondaires dans les tombes de la falaise (…). Une population relativement conséquente semble être revenue seulement à l’époque romaine.  »

Laboury, Dimitri. Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Locations 6958-6962). Pygmalion. Kindle Edition.

Este mismo grupo de tumbas de nobles en las rocas al norte de Amarna, citado en relación con la inscripción ramesida, fue visitado en la época grecorromano como demuestran los numerosos grafitos (ver p. ej. Guide Book, Northern tombs») en las diferentes tumbas de época de Akenatón, inscripciones  que datan desde la época ptolemaica hasta el siglo II AD, y que acompañan las más importantes escenas del reinado de Akenaton (ver también la accesibilidad de la estela fronteriza A en Tuna al Jebel en el post Viaje a Hermopolis).

Dominic Montserrat lo describe de la siguiente manera (aquí en francés citado por Laboury (2010); ver el anexo por el texto original en inglés):

«  Au cours du deuxième siècle de notre ère, un citoyen romain du nom de Catullinus visita la tombe d’Ahmose, la tombe n °   3 du groupe nord à Amarna. Il passa par la porte d’entrée de la tombe, où Ahmose est représenté en train d’adorer les cartouches royaux, puis à travers le vestibule, avec l’hymne à Aton, et entra dans la salle principale de la tombe. Là, Catullinus a certainement vu les images d’Akhénaton et de Néfertiti conduisant leur char du palais au temple d’Aton, avec leur escorte militaire. Sur la paroi non décorée derrière lui, il pouvait voir quelque chose de très différent des scènes sculptées par les artisans d’Akhénaton  : une masse confuse et enchevêtrée de graffiti grecs, incisés dans les murs de la tombe par des visiteurs sur une période de plusieurs siècles avant que Catullinus ne se tienne là. À l’inverse des inscriptions hiéroglyphiques de la chapelle, il pouvait sans doute lire ces graffiti. Il a peut-être lu comment un certain Spartacos, “le coureur”, visita la tombe à l’époque de l’occupation de l’Égypte par Alexandre le Grand, dans les années 320 avant notre ère, et comment un autre homme, Philinos, fit le voyage jusqu’à Amarna en l’an 19 du règne de Ptolémée Alexandre, c’est-à-dire en 96 ou 95 avant J.-C.   Un voyageur romain anonyme nota sa visite en l’an 37 d’Auguste, aux alentours de l’an 7 de notreère. D’autres visiteurs des tombes nord, impressionnés par la puissance des lieux qu’ils considéraient empreints d’une certaine sacralité, témoignèrent de leur respect envers les dieux qu’ils percevaient là en laissant des dessins et des graffiti religieux. Il est d’ailleurs un peu trompeur de qualifier de graffiti ces inscriptions qui remercient véritablement les dieux d’avoir permis l’arrivée sain et sauf sur leur territoire. Le dieu funéraire Anubis apparaît parmi ces inscriptions, suggérant que les tombes d’Amarna avaient peut-être conservé leur association originale avec la mort et la renaissance. La paroi aux poignants graffiti écrits par des voyageurs antérieurs a peut-être augmenté l’impression de profonde antiquité de la tombe aux yeux de Catullinus et, comme eux, il fut enclin à laisser un souvenir permanent de sa visite. Catullinus était suffisamment lettré pour composer une inscription versifiée en grec afin de noter sa présence  : “Après être monté jusqu’ici, moi, Catullinus, j’ai gravé ceci à la porte, impressionné par la maîtrise des sculpteurs sacrés.” Les graffiti dans la tombe d’Ahmose montrent que les gens continuèrent à venir en ces lieux retirés pendant des siècles. Ils voyageaient là à toute époque de l’année, même quand les déplacements étaient difficiles pendant les mois caniculaires de l’été et l’inondation de l’humide mois d’août.  » 759

Laboury, Dimitri. Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Location 6975). Pygmalion. Kindle Edition.

A nivel de literatura clásica, según varios autores aparecen de una manera un tanto críptico en Manetón los faraones olvidados de Amarna (ver el post Nefertiti de nuevo):

(…) prêtre égyptien Manéthon de Sebennytos (une ville du Delta) de rédiger une histoire de l’Égypte. L’original de cette composition, écrit en grec et en 30 volumes, n’a pu être conservé, mais sa célébrité durant l’Antiquité en a produit de nombreux résumés, ou parfois même des citations, qui, dans certains cas, nous sont parvenus par divers intermédiaires755. Bien que leur transmission fût source de multiples erreurs, on constate que dans chaque référence aux Ægyptiaca de Manéthon qui concerne la 18e dynastie, il est possible d’y retrouver des traces d’Akhénaton et de ses successeurs (évoqués sous des noms hellénisés, parfois très déformés), l’historien juif Flavius Josèphe et l’apologète chrétien Théophile d’Antioche (du IIe   siècle de notre ère) précisant même que le pharaon «  Oros  » (dénomination habituelle d’Akhénaton dans ces textes, peut-être dérivée de son épithète caractéristique d’Ouaenrê) eut pour successeur «  sa fille, Akenchérès (= Ankh( et) khépérourê Néfernéférouaton)  », puis «  le frère de celle-ci, Rathotis (= Toutankhamon)  » 756. De tels détails concernant la succession d’Akhénaton, dont nous avons pourtant vu qu’ils furent, l’un comme l’autre, scrupuleusement effacés des monuments et de l’histoire officielle de la royauté pharaonique, suffisent à prouver la persistance jusqu’à l’époque grecque, à tout le moins, d’archives détaillées relatives à l’épisode atoniste. La mémoire d’Akhénaton ne disparut donc qu’en surface, pour la majorité de la population, pour la mémoire collective et pour la bonne tenue de l’idéologie dominante, fondatrice de la culture pharaonique.

Laboury, Dimitri. Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Locations 6942-6955). Pygmalion. Kindle Edition.

 

Extracto de la lista de Manetón en Josephus con una interpretación del final de la Dinastía XVIII. Aunque la situación es algo confuso parece que los cincos faraones (Akenatón, Nefernefruatón, Tutankamón, Ay y Horemheb de alguna manera están representados, especialmente Neferneferuatón explicitamente citada como mujer, aunque los años de su reinado no son históricamente correctos. (fuente: https://pharaoh.se/josephus-king-list)

El egiptologo alemano Jan Assemann, gran experto la religión egipcia y la relación con el judaísmo (autor del muy reconocido libro inovador ‘Moíses el egipcio’) analizó los mitos egipcios relacionados con Osarseph en relación con lo que él llama la mnemohistoria (la historia de la memoria colectiva), y de sus análisis queda bien claro que el ‘trauma’ de Amarna nunca fue olvidado. En Manetón encontramos la ‘leyenda de los leprosos’ donde Akenatón intercambia identidad con Moíses.

Osarseph (también deletreado Osarsiph) es un personaje legendario del Egipto Antiguo. La  historia fue contada por el historiador egipcio ptolemaico Manetón en su Aegyptiaca (primera mitad del 3er siglo a.C.); el trabajo de 30 volumenes se ha perdido, pero el historiador Josephus del 1er siglo AD cita la historia de este mito.
La historia representa Osarseph como un sacerdote egipcio tiránico en Heliopolis que encabeza a un ejército de 80.000 leprosos y otra gente repugnante que se afrontan a un faraón llamado Amenophis (claramente Amenothep III); el faraón intenta confinar los leprosos en Avaris, antigua capital de los Hyksos (tribu cananeo – reyes pastores – que ocupó dos cientos años antes Egipto). Pero con la ayuda de los Hyksos el ejército de leprosos devasta Egipto y sus templos, y los aprofana. Solo después de 13 años Amenophis consigue restablecer la orden. Hacia el final de la historia Osarseph cambia su nombre a Moisés, y los leprosos se retiran hacia el país de Hyksos en Canaán:

The Legend of the Lepers I am referring to the famous story that Flavius Josephus excerpted from Manetho’s lost Egyptian history. This is the text that, more than two thousand years before Freud, brings Akhenaten and Moses together, as we shall see, and even identifies the two. Manetho, an Egyptian priest, wrote his book by royal commission in the first quarter of the third century BCE. Josephus inserted his more or less faithful copy into his pamphlet Contra Apionem about 350 years later.25 In this story there appears a certain priest Osarseph, who made himself the leader of a colony of lepers. After having given his colony laws that overturned Egyptian customs—not to worship any god, not to spare any sacred animal, not to mix with outsiders—he assumed the name Moyses. He then formed an alliance with the Hyksos, who had been expelled from Egypt two hundred years earlier. They settled in Jerusalem, conquered Egypt, and tyrannized the country in the most terrible way, destroying the temples and cult images and roasting the sacred animals in fire. After thirteen years of suffering, however, the exiled king was able to return and to expel the usurper and the invaders. Until recently, Flavius Josephus’s readers saw in this story a version of the Exodus, because they were unable to understand the information Manetho gives about its location in Egyptian history. The story mentions a king Amenophis who “wants to see the god” and, writes Manetho, “communicated his desire to his namesake Amenophis son of Paapios, who, in virtue of his wisdom and knowledge of the future, was reputed to be a partaker of divine nature. This namesake, then, replied that he would be able to see the gods if he cleansed the whole land of lepers and other polluted persons.”26 Since this Amenophis son of Hapu is a well-known historical person, living under Amenophis III, the king can be no other than Amenophis III, the father of Akhenaten.27 This and other details, such as the thirteen years of oppression, point to the Amarna experience as the historical background of the story. Hence Manetho’s Osarseph is but a place-holder for Akhenaten, whose name was removed from the king lists, and who is thus already in this text associated and even identified with Moses. Moreover, Manetho distinguishes carefully between this and the Hyksos trauma, writing that the lepers and their allies “treated the people so impiously and savagely that the domination of the Hyksos seemed like a golden age to those who witnessed the present enormities.”28 He then continues with a graphic description of these enormities and concludes: “It is said that the priest who framed their constitution and their laws was a native of Heliopolis named Osarseph after the god Osiris, worshipped at Heliopolis; but when he joined this people, he changed his name and was called Moses.”29 There are many variants of this story in Hellenistic Egyptian historiography, all of them carefully collected by Flavius Josephus in his book Contra Apionem, Apion being one among them. In these more summary versions, most of the details that refer to the Amarna trauma are lost, and it is the Exodus reference that prevails. The existence of so many different versions points to the fact that we are dealing here with oral tradition. Josephus himself remarks that Manetho did not draw the story “ek ton ieron grammaton”—‘from the sacred writings’—but reports “mytheuomena kai legomena” (‘myths and legends’).30 In this early case, it is obvious what prompted the equation. The common elements here are the prohibition of worshiping the gods and iconoclasm, the prohibition and destruction of images. Manetho’s or Josephus’s text brings together a memory of the Amarna episode and an anti-Semitic cliché, interpreting Judaism as atheism.

Assmann, Jan. From Akhenaten to Moses: Ancient Egypt and Religious Change (pp. 71-72). I.B.Tauris. Kindle Edition.

De los elementos anteriores uno puede intuir que deben existir registros más concretos sobre los acontecimientos de Amarna. ¿Existen pruebas de estos registros?
Parece que sí.

Un joven egiptologo frances Fabien Hertier (2012) ha sido capaz de interpretar dos menciones en una enciclopedia bizantina del siglo X como el nombre de trono de Akenatón.

http://www.enim-egyptologie.fr/revue/2012/9/Hertier_ENIM5_p115-117.pdf

Hertier, Fabien. «Deux mentions du praenomen d’Akhénaton dans une encyclopédie byzantine du x e siècle.» Égypte nilotique et méditerranéenne 5 (2012): p-115.

 

Hertier (2012). En el texto griego se cita en dos ocasiones a Nephersôphris, transcrito en letras latinas que según el autor corresponde con Nfr-hpr.w-R, Neferkheperourê (en francés, el nombre de trono de Akenatón, Nefer-Jeperu-Ra)
Rolf Krauss en su artículo «Ma-na-aḫ-pi-/ir-/ja= Mn-ḫpr-r ‘.» (2012) critica la solución de Hertier, aunque – si lo entiendo bien – salva finalmente la solución. Puede haber una confusión con el epitetón de Thutmosis III. Aún así, Marc Gabolde (2015) no parece tener dudas 3 años más tarde cuando escribe:

La société n’a sans doute guère évolué entre le règne d’Amenhotep   III et celui d’Horemheb. La réforme religieuse d’Amenhotep   IV-Akhenaton y apparaît comme un épiphénomène touchant à   la marge l’élite de la société plutôt que comme un courant plus profond ayant concerné l’ensemble de la population. Certes, le traumatisme de la réforme radicale d’Akhenaton laissera une trace cryptée dans la mémoire collective dont un étrange témoignage se rencontre encore dans une encyclopédie byzantine du Xe   siècle de notre ère1, mais l’Égypte est fondamentalement restée la même.
1. F.   HERTIER, «  Deux mentions du prænomen d’Akhénaton dans une encyclopédie byzantine du Xe   siècle  », ENiM 5, 2012, p.   115-117.

Gabolde, Marc. Toutankhamon (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Locations 14298-14299). Pygmalion. Kindle Edition.

 

Conclusión

Hemos aportado aquí un conjunto de evidencias de diferentes tipos, citados en los más importantes obras científicas sobre la época de Amarna, que no dejan lugar a duda: la Damnatio Memoriae de los acontecimientos de Amarna era parcial, y resulta probable que detalles de los faraones de Amarna fueron transmitido hast la époco grecorromana.

Biografía

Davies, N. de G. «The Rock Tombs of El Amarna. Part III. The tombs of Huya and Ahmes/.» L.: Egypt Exploration Fund 41 (1906).
Dodson, Aidan. (2009) Amarna Sunset: Nefertiti, Tutankhamun, Ay, Horemheb, and the Egyptian Counter-Reformation (p. 38). I.B.Tauris. Kindle Edition.
Gabolde, Marc. (2015) Toutankhamon (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Location 1290). Pygmalion. Kindle Edition.
Laboury, Dimitri. (2010) Akhénaton (Les grands pharaons) (French Edition) (Kindle Locations 6935-6938). Pygmalion. Kindle Edition.
Assmann, Jan. (2014) From Akhenaten to Moses: Ancient Egypt and Religious Change (pp. 71-72). I.B.Tauris. Kindle Edition.
Hertier, Fabien. «Deux mentions du praenomen d’Akhénaton dans une encyclopédie byzantine du x e siècle.» Égypte nilotique et méditerranéenne 5 (2012): p-115.
Montserrat, Dominic. (2000) Akhenaten: History, Fantasy and Ancient Egypt (p. 56). Taylor and Francis. Kindle Edition.
PD.
Dominic Montserrat sobre las tumbas en las rocas al norte de Amarna:
Some time in the second century CE, a Roman citizen called Catullinus visited the tomb of Ahmose, tomb 3 of the northern group at Amarna. He walked past the façade, showing Ahmose adoring the royal cartouches, past the small hall with the ‘hymn’ to the Aten, and entered the main hall of the tomb. Here Catullinus would have seen images of Akhenaten and Nefertiti riding in a chariot from the palace to the Aten temple, with a military escort. On the undecorated wall behind him, he could see something very different from the scenes carved by Akhenaten’s artisans: a confused, overlapping mass of Greek graffiti, cut into the tomb walls by visitors over a period of several centuries before Catullinus stood there. Unlike the hieroglyphic inscriptions in the tomb, he could certainly read the graffiti. He would have read how one man, Spartacus the runner, visited the tomb during Alexander of Macedon’s occupation of Egypt in the 320s BCE, and how another man, Philinus, made the journey to Amarna in regnal year 19 of Ptolemy Alexander, that is in 96 or 95 BCE. An anonymous Roman traveller recorded his visit in year 37 of Augustus, around 7 CE. Other visitors to the northern tombs felt awed by the power of a place they believed to be somehow holy, and showed their respect to the gods they perceived there by leaving religious drawings and graffiti. It is slightly misleading to call these inscriptions ‘graffiti’, which really offer the writers’ thanks to the gods for allowing safe passage through their territory. The funerary god Anubis appears in them, so maybe the northern tombs at Amarna retained their original associations with death and rebirth (see Figure 3.1).

Perhaps the wall of tangled graffiti written by earlier travellers augmented Catullinus’ sense of the tomb’s antiquity and, like them, he was moved to leave a permanent memorial of his visit. Catullinus was well enough educated to compose a neat metrical inscription in Greek to record his presence: After climbing up here, I, Catullinus, engraved this in the doorway, amazed at the skill of the holy stone-cutters. 1 The graffiti in Ahmose’s tomb show that people kept coming to this remote place for centuries. They journeyed there at all times of year, even when travelling was difficult during the hot summer months and the flood in humid August. No wonder that they sometimes recorded their gratitude to the god Pan Euhodos, equated with the Egyptian god Min, patron deity of the desert and dangerous journeys! Whatever led them to the place also led them to inscribe a permanent record of their presence, leaving behind a rocky carte de visite. Perhaps Amarna, or the northern tombs in particular, had acquired a special reputation or resonance – what some anthropologists call a numen, a palpable but indefinible power of place which evokes in onlookers a feeling of awe mingled with a sense of their own powerlessness. At any rate, the graffito of Catullinus and some others in the Amarna tombs suggest that they were perceived as awe-inspiring, powerful and holy. 2

Montserrat, Dominic. Akhenaten: History, Fantasy and Ancient Egypt (p. 56). Taylor and Francis. Kindle Edition.

GRAN PREMIO NFR – falsistas contra veristas: panem et circenses

 Una de las grandes preguntas de la egiptología es como fueron pronunciados las palabras representados por jeroglíficos, signos heráticos o demóticos. La pregunta derribada es como se transcribieron los nombres egipcios en griego – y lo que nos interesa concretamente – el jeroglífico NFR – nefer. Parece simple, pues Νεφερ es bastante común hasta en Manetón (historiador griego que es famoso por sus listas de dinastías egipcias), y así llegamos a la transcripción NEPERTITI/NEFERTITI en Veleia. Eta kitto, como dicen los vascos.

La denominación moderna de nombres egipcios, simplemente rellena los vocales y no debe de coincidir con el nombre griego, pero si puede coincidir…
A falta de algo más formal cito a Dr. Moreno en su respuesta a Jakue:

«como los egipcios antiguos no escribían las vocales, se decidió vocalizar arbitrariamente las palabras egipcias insertando una /e/ entre dos consonantes y convirtiendo yod en /i/, waw en /u/ y los sonidos alef y ain en /a/. Pero es una decisión arbitraria que nada tiene que ver con la fonética egipcia, simplemente con buscar una base de entendimiento común a los egiptólogos de esa época.»

Supongo que en realidad no era tan arbitraria y que se trata de la mejor aproximación, no de cualquier cosa, de lo que en inglés llaman an educated guess [una apuesta a base de conocimiento??].

Según Dr. Galán, asesor de la Comisión, no se transcribe  nft.t jy.tj (la transcripción del cartucho de Nefertiti) como Νεφερ, en realidad admite que no se sabe, pero por fonética sería ‘algo distinto’:

 Dr. Moreno, un egiptologo del CNRS francés y profesor de universidad, lo afirma y va más en detalle: «3) si la primera sílaba no hubiera sido acentuada, en copto hubiera pasado a /e/ o no se hubiera escrito. Y Nefertiti era un nombre donde la primera sílaba SI IBA ACENTUADA Y, POR TANTO, JAMAS PODIA PASAR A /NEF/. A ver si de una vez queda claro.»
Gorrochategui, que muy difícilmente podemos considerar un experto en egiptología, defiende de alguna manera la transcripción al griego Νεφερ:

«Un elemento onomástico Nefer- se atestigua, sin embargo, en la documentación de Manetón, p. ej. Nefercheres, 3er. faraón de la dinastía V (solo por Africano), de igual nombre que el 3º de la dinastía XX y Neferites de la dinastía XXIX16.

Nota 16: Igualmente en papiros griegos se documentan algunos nombres que ofrecen vocal /e/:
Νεφερσης por demótico nfr s.t epíteto de Isis “beautiful of throne”, cf. Chicago
Demotic Dictionary, s.v. nfr. Pero el mismo diccionario no atestigua ninguna mención
del nombre nfrtjtj en documentos demóticos.»

La verdad es que las primeras búsquedas (las ‘catas’ en términos arqueológicos, como p.ej. aquí, pero también en informes de Idoia Filloy, Ulrike Fritz, y los ‘Comentarios’ de Miguel Thomson) no aportan muchos elementos que no son del tipo «Νεφ«, pero tenemos que ir lo más profundo posible…

El jeroglífico NFR – corazón-tráquea – en forma de amuleto
(imagen: http://www.metmuseum.org/art/collection/search/571948, época de Amenhotep III – padre de Akenatón)
Aunque no todos los estudiosos se ponen de acuerdo, se asume que la figura piriforme representa el corazón, mientras que el trazo vertical correspondería a la aorta, según unos, o a la tráquea o el esófago, según otros. En cualquier caso, el jeroglífico nefer es una representación del mediastino, pero no de un humano sino de animal, quizás ovino. Se ha dicho también que el símbolo representa un instrumento musical de cuerda tipo laúd, cosa que si bien puede parecer en el símbolo escrito, no se sostiene cuando se examinan amuletos con forma de nefer en 3D. (fuente: Jeroglíficos cardiovasculares)

El collar de Meritamón, tiene como motivo el jeroglífico tríliteral NEFER.
Meritamón fue una reina egipcia de la dinastía XIX, vivió durante los años 1280 a 1220 a. C., aproximadamente. Se cree que era la cuarta de las hijas de Ramsés II y la primera de las nacidas de su favorita, la bella reina Nefertari.
Dodson, Aidan. Amarna Sunrise: Egypt from Golden Age to Age of Heresy (Kindle Location 2799). I.B.Tauris. Kindle Edition.

Recientemente hizo Percha en TA el siguiente comentario:

Comentario por Percha el agosto 2, 2017 a las 11:29am
Koenraad, habla usted del consenso científico, pues el consenso científico es lo que dicen Gorrochategui, Galán, Moreno y Dodson: NEFERTITI (tal cual, TAL CUAL)) es imposible en época romana. Puede sacar todos los cartuchos que quiera de Lepsius y demás, no los transcriben como NEFERTITI. Por cierto decía el otro día que Moreno hablaba de que la pronunciación sería Naf, pues no, Moreno dice que sería Naf en época clásica egipcia, pero en la época del gran Parmenio sería NUF/NOF y jamás NEF:
«la raíz NFR 1) con primera sílaba larga y acentuada se vocalizaba /Naf/, que luego pasa a /Nu/ en todos los dialectos coptos: ASI ES COMO PRONUNCIABAN LOS ANTIGUOS EGIPCIOS; 2) con primera sílaba breve y acentuada, hubiera dado en copto /no/ (como curiosidad, es como ha llegado hasta el español en nombres propios como Onofre u Onofrio, procedentes del antiguo wnn-nfr); 3) si la primera sílaba no hubiera sido acentuada, en copto hubiera pasado a /e/ o no se hubiera escrito. Y Nefertiti era un nombre donde la primera sílaba SI IBA ACENTUADA Y, POR TANTO, JAMAS PODIA PASAR A /NEF/. A ver si de una vez queda claro. También remito a mis observaciones anteriores sobre los problemas que encontraban los escribas griegos al transcribir sonidos que resultaban extraños para su sistema fonético, de ahí que en el mismo documento el nombre de la misma persona pueda aparecer como nefer, nofer, etc. Porque son, precisamente, los NUMEROSOS EJEMPLOS DE TRANSCRIPCION DE NFR en griego lo que, junto con las fuentes coptas y las transcripciones a otras lenguas, como el acadio, las que permiten seguir en el tiempo, SIN ASOMO DE DUDA, su evolución.»

Le he propuesto un concurso para arreglar el asunto:

Percha, ya llevamos aquí casi nueva años de rifirrafe sin que llegamos a conclusión. Por esto quería proponer un concurso falsistas contra veristas, y citas arriba un tema interesante, la transcripción al griego/o latín de ‘nfr’ como primer elemento de nombres propios egipcios, digamos no posterior al siglo tercero – la supuesta edad de estos hallazgos del sector 5.

Propongo algo como los veristas defienden los nombres con transcripción al griego que empiezan con Νεφ, y los falsistas defienden todas las otras posibilidades, siempre que en la transcripción en formato europeo el primer elemento sea ‘nfr’. En cada ejemplo se debe aportar la fuente, la edad etc., y únicamente valen fuentes de reconocida fiabilidad o avalados por expertos. Y cada buen registro vale 1 punto.
Entonces la información que se debería aportar es algo como:

fuente: http://www.trismegistos.org/nam/detail.php?record=540
transcripción:Nfr-ḥr
Griego:Νεφερως
Edad: I AC- IV AD

Sé que es un poco David contra Goliath, porque te van a enviar ejemplos de todas las universidades españolas, papirólogos, con accesos a base de datos que no tenemos idea, pero me parece una manera sana de debate. Seguramente que mientras tanto aprendemos de todo.

¿Aceptas el reto?

PD
Seguramente habrá discusión porque algunos inscripciones son dubiosas, en caso que se encuentra una transcripción contraria y relevante (un Νεφ en otra cosa) medio punto. Si surgen nuevos problemas lo discutimos.

En realidad no se trata solo de algo lúdico, es un experimento científico, quizás de lo más científico que se puede hacer para contestar a la pregunta clave:

¿Puede la transcripción moderna de Nefertiti coincidir con la hipotética grecorromana?

Os informamos de su desarrollo…

Beirut’s Antiquities: The Massacre Continues

Some people might assume that because there has been little talk of Beirut’s archaeological excavations in a long time, that all is well on that front.

But knowledgeable observers cannot fail to be shocked by what has been happening. The following observations are not made for the sake of causing controversy. What concerns us is our heritage, and the little that remains of it in the heart of our capital, once the “Mother of Laws.”

First, on the legal front:

The law requires archaeological excavations to be supervised either by an archaeologist with relevant experience from the Directorate-General of Antiquities (DGA), or a qualified academic from a university or archaeological institute. This law was applied diligently, even during the heyday of Solidere with all its thuggery. The company brought in a total of over 20 teams from Lebanese universities and a number of European and other institutions to help oversee various sites.

Since 2005, the Lebanese University has been excluded from any excavations in Beirut, ostensibly because it lacks the necessary funding. Foreign universities were excluded too on the grounds that they cannot provide better care for Lebanon’s antiquities than the Lebanese themselves can, and that the foreign academics only come for the money (although these foreign teams are self-funded, and do not cost Lebanon anything).

To fill this contrived vacuum, all archaeological excavations in Beirut were entrusted to a private company, which was established by individuals who were still students, none of whom had yet gained a master’s degree. This company, naturally, seeks to make a financial profit, making it possible for the goal of safeguarding the country’s heritage to be compromised.

Secondly, on the scientific front:

It is standard practice for researchers working on archaeological digs to publish preliminary reports in which they provide details of their finds for the benefit of concerned specialists and others.

The DGA magazine Baal, is in a peculiar position in this regard.

All the scientific teams which took part in excavations in Beirut in the 1990s published their reports and findings in a professional and serious manner. These were in keeping with established scientific and academic standards, and provided more than enough material for several issues of the magazine, giving us a textual, photographic, cartographic, and diagrammatic record of everything that was unearthed in Beirut.

Yet for the past six years or more, Baal magazine has been completely devoid of any reports of, or data about, excavations in Beirut – even though these have continued unabated throughout this time.

The main reason for this, in our opinion – unless there is a concealed reason – is that those carrying out the excavations have not yet acquired enough of the technical capacity, academic methodology, or functional expertise needed to publish the findings. In practice, this means that about 70 archaeological sites have been allowed to disappear without a trace, either physical or photographic.

Third, regarding the fate of the antiquities:

During the heyday of Solidere and its thuggery, I was involved in a number of hard-fought campaigns aimed at protecting archaeological sites. We were, and remain, convinced that some ruins unearthed during construction of buildings need to be kept where they are, both to testify to Beirut’s magnificent history, and also to serve as tourism and cultural attractions. Despite threats and attempted bribery – and despite Dutchman Hans Curvers’ theory that no archaeological find need remain in situ – we managed, with the help of UNESCO and the international committee it set up, to secure the preservation of a few sites: The Ancient Hill, The Phoenician Quarter, and the site of the Small Palace.

Since 2005, about 70 sites have been excavated in Beirut. Everything found in them to this day has been removed, except from the newly-uncovered Mina al-Hosn site, which was the target of a dubious deal aimed at digging it up too.

What is the difference then between the actions of Curvers – whose prosecution and deportation we repeatedly called for – and those of his Lebanese successors? At least Curvers kept meticulous records and published his reports in Baal magazine. The private company has yet to publish a single scientific report. This must rank as one of the worst failings ever in the history of archaeology in Lebanon.

Is it conceivable that not a single ruin worth preserving has been found in the ancient heart of this capital, despite the great expanse of the area excavated, and the numerous locations involved? Who decided that? Who is responsible for the decision to uproot our history from the ground of Beirut? Bemused and astonished, it is our right and our duty to ask.

Fourth, regarding responsibility:

The Ministry of Culture controls the DGA, and as such is entrusted with Lebanon’s antiquities and historic heritage. Its officials are supposed to be duty-bound to defend our ancient legacy – or at least that is how we understand the concept of performing one’s national duty.

But what is the reality of the situation?

Since last August, Minister of Culture Gaby Layoun, has surrounded himself with a small committee composed of what he has described as academics. We warned him at the time that this was a serious mistake, as the committee – controlled by the self-styled “Jupiter” of archaeology throughout the Levant – will be the undoing of the DGA.

There are many reasons why we made this assertion. First, the committee brings with it dreams and prejudices that are unrelated to heritage or archeology. Second, it will cover up scandals rather than opening files and reforming what needs to be reformed. Third, it will create a contrived vacuum by excluding foreign experts and belittling Lebanese specialists – because “none of them deserve the PhDs they hold” – so that it can assert its own control over the DGA. Finally, it is our belief this committee will exact revenge against certain “hostile” staffers, by way of settling some of its members’ old scores.

Sadly, what we used to warn against is now actually happening. Indeed, the illustrious committee went further.

It has not sufficed with all the above, or with renewing the cover provided to the private company that has been cleansing Beirut of its antiquities. It also started digging up old ministerial decrees imposing preservation orders on several archaeological sites in the center of the capital, with the aim of overturning them and removing the antiquities from their original locations, under the rubric of “dismantling and integration” – otherwise known as taking people for a ride.

The first death sentence the committee passed was against the Roman Hippodrome that was discovered in Wadi Abu-Jamil. This was done on the basis of a report that was all of five lines long, and was described by his excellency the minister as an “important achievement.”

The second of the esteemed committee’s achievements is the “scientific” report it is preparing in order to “prove” to the public that the structure of the Phoenician port in Mina al-Hosn is merely a “small pile of stones” – in the words of one its “scientists” – and therefore a natural candidate for “dismantling and integration.”

We have begun to fear that its third achievement will be to deem the Phoenician Hill to be another mere pile of stones which deface the heart of the capital and must be bulldozed away. Who knows? The committee might even find that the columns of Baalbak are not in their correct historical location, and should be dismantled and integrated into the Berdawni valley for the benefit of restaurant-goers.

What is being done to Beirut today can be described – as during the Solidere days – as a large-scale cultural massacre. We are entitled to ask out aloud: what is the explanation for the extraordinary zeal with which Beirut’s antiquities are being squandered?

Is it really the national interest?

Is it a uniquely refined aesthetic view of how city centers can be beautified?

Is it simply ignorance?

Or is it – as rumored – something else?

Naji Karam is Professor of Phoenician Art and Archaeology and former head of the Art and Archaeology Department at the Lebanese University.

The views expressed by the author do not necessarily reflect Ama Ata’s editorial policy.

This article is an edited translation from the Arabic Edition.

Original Article from: