Los grafitos de Iruña-Veleia han cambiado ya demasiadas cosas: han demostrado la mayor estabilidad del euskera, han desmentido la teoría del artículo de Mitxelena, nos han dado a conocer el latín vulgar de Euskal Herria, han puesto patas arriba la teoría de la vasconización tardía, han adelantado la cristianización casi al mismo tiempo que en Roma… demasiadas cosas para el establishment universitario y para el Vaticano. Por eso, con el fin de enterrar el gran tesoro de Iruña-Veleia, la casta de este país creó la versión oficial de la falsedad ya hace 8 largos años.
Basándose en dicha versión oficial, la Diputación Foral de Alava expulsó a Eliseo Gil y a la empresa Lurmen y puso en su lugar a los que le habían ayudado a expulsarle: la Sección de Arqueología con el asesoramiento de Filología Vasca de la UPV. Han pasado 6 años desde que están en el yacimiento y lo único que han debido encontrar es la base de un altar y ahora han sacado corriendo otro escrito que han encontrado en una piedra de la muralla.
Además destrozaron con una excavadora todo un sector.
Por el contrario Lurmen, en el mismo periodo de 6 años, encontró más de 1.000 cerámicas con 400 grafitos y cientos de dibujos, restauró cuatro zonas importantes, realizó 290 sondeos… encontró el mayor tesoro del euskera de la historia contemporánea.
La versión oficial de la falsedad no ha sido la misma durante estos 8 años y han ido poniendo remiendos según pasaba el tiempo con el fin de intentar darle más credibilidad. Pero, como bien dice el refrán, antes se coge al mentiroso que al cojo:
Las primeras filtraciones. Con el fin de que la ciudadanía fuese creyendo que eran falsos hubo unas filtraciones anónimas en la prensa y en internet. En ellas se mencionaban que los grafitos eran falsos por razones lingüísticas. Es decir, en un tema arqueológico, en lugar de dar la palabra a los arqueólogos y a los arqueómetras que son los/las técnicos que hacen las dataciones, se otorgaba dicha facultad a los lingüistas ¡El mundo al revés!
Descartes y el componente moderno. Más tarde, el 19 de noviembre del 2008, la Comisión Asesora formada en su mayor parte por profesores/as de la Facultad de Letras de la UPV y la Diputación Foral de Alava, determinaron que eran falsas las ostracas porque, entre otras razones, aparecía Descartes y contenían un componente moderno.
Eliseo Gil desmintió las dos cosas al día siguiente. No ponía Descartes sino Miscart. Cuando dos meses más tarde se hicieron públicas las fotos vimos que tenía razón.
Por otra parte, le contestó al profesor de la UPV Juan Manuel Madariaga que el componente moderno era de la cola utilizada para pegar los trozos de cerámica rotos. Por lo visto Madariaga no sabía que la cerámica aparece rota a menudo y que es necesario pegarla. Cuando Eliseo aclaró este tema Madariaga quitó ese punto de su informe antes de entregarlo oficialmente a la Diputación.
Es decir, en lugar de enviar los grafitos a laboratorios de arqueometría con gran experiencia en este tema, le dieron el encargo de hacer alguna analítica que impulsase la falsedad a un “conocido” de la universidad.
El informe grafológico. Más tarde, como se les fue a pique lo de Descartes y el componente moderno, a través de unos artículos filtrados a la prensa pretendieron demostrar de nuevo que los grafitos eran falsos porque así lo decía un informe grafológico.
Ros. M. Frank realizó un informe para contestar a dicho argumento, y también ha habido varios artículos posteriores en el mismo sentido que han demostrado que dicha acusación no tiene base alguna. Además es de conocimiento público que la grafología podría valer para soportes en papel pero no en materiales duros como la cerámica. Ahora, según la Ertzaintza, dicho informe grafológico no vale para probar nada. Han manifestado esto para intentar parecer imparciales, cosa que no lo son, porque sabían de antemano que la juez desecharía dicho informe.
El convento de San Juan. Para intentar demostrar que la Sección de Arqueología trabaja mejor que Lurmen, hace 3 años dijeron que habían encontrado las ruinas del convento de San Juan, a través de una noticia que ocupaba una página completa en todos los periódicos. Era mentira ya que dicha localización se conocía desde hace 300 años. Por desgracia la versión oficial funcionó bien porque el desmentido solo lo recogió un periódico.
El informe del Sr. Navarro del Instituto del Patrimonio Cultural Español. Hace dos años nos vinieron con un nuevo remiendo para apuntalar la versión oficial: un solo investigador, el Sr. Navarro, de un laboratorio de Madrid recomendado por la Ertzaintza, había encontrado componentes modernos en algunos grafitos y por tanto las ostracas eran falsas. Como es habitual, la filtración vino a través del Correo.
Luego, una vez leído el informe, vimos que dichos componentes los había encontrado en las superficies y no en las partes internas de los escritos. Por tanto, lo que había demostrado el Sr. Navarro era que los grafitos se habían limpiado con cepillos modernos ¡Menudo descubrimiento!
Además, Navarro encontró algunos elementos modernos que no aparecían en las analíticas de Madariaga. Es decir, que parecía que habían sido manipulados.
Esto es totalmente inaceptable ya que los grafitos en lugar de estar en manos del Juzgado los tiene la parte querellante, es decir la Diputación, con lo que la cadena de custodia se ha roto desde el principio. Como dijo Edward Harris cuando tuvo noticia de esto, en su país este tema se hubiera archivado al día siguiente por haberse roto la cadena de custodia.
El informe de la Ertzaintza. A través de otra filtración este diciembre, El Correo nos ha informado del último remiendo que le han dado a la versión oficial: para la Ertzaintza las ostracas son falsas. Pero, una vez leído el informe, vemos que no nos demuestran por qué, cómo y cuándo lo hicieron y no aportan ninguna prueba. En lugar de realizar un trabajo de investigación policial (logrando pruebas científicas…) han realizado un informe que parece una novela. Y lo único que presentan como prueba es el estudio de las superficies de las cerámicas de hace dos años del Instituto del Patrimonio Cultural Español de Madrid recomendado por ellos, un estudio que parece la segunda versión de las analíticas de Madariaga.
La Ertzaintza tampoco quiere datar grafitos como éste
que es muy fácil de datar científicamente.
Precisamente ahora, cuando hemos visto que la mayor parte de los grafitos dados por falsos aparecen en diferentes bases de datos de yacimientos parecidos.
Precisamente ahora, cuando el creador de la arqueología moderna, Edward Harris, dice que no conoce en todo el mundo un caso parecido donde se imputen a los arqueólogos semejantes acusaciones sin hacer auditorias ni dataciones.
Precisamente ahora que sabemos que tenemos un gran tesoro ya que los 400 grafitos de Euskera-Veleia, entre otras muchísimas cosas, han adelantado la presencia del euskera nada menos que 8 siglos en Hegoalde, de las 6 palabras de San Millán de la Cogolla del siglo XI a las 70 palabras de los siglos III, IV y V que aparecen en Iruña-Veleia: nombres de familiares, personas y topónimos, adjetivos, verbos, el inicio del Padre Nuestro…
Mientras tanto, la petición que hizo Eliseo Gil hace 8 años de datar 100 grafitos en prestigiosos laboratorios de arqueometría y hacer unas catas controladas siguen sin hacerse, porque saben que si se hiciesen, se probaría inequívocamente la veracidad de los grafitos y tendrían que cambiar sus apuntes de toda la vida sobre el euskera, o perderían su negocio en el yacimiento: la UPV ha cobrado ya más de 1.700.000 euros estos 6 años por poner bloques de “cemento” en la muralla y solo nos han enseñado la base de un altar.
¡Basta ya! Que la ciencia vuelva a Iruña-Veleia y que desaparezcan los intereses económicos, académicos y vaticanistas porque lo único falso que hay en todo esto no es más que…. su versión oficial.
Euskeraren Jatorria