Nos han comunicado lo siguiente:
Ha muerto el lingüista catalán Eduardo Blasco Ferrer a la edad de 60 años. Aunque su muerte acaeció el 12 de enero, nos acabamos de enterar de la triste noticia. Ha sido un duro golpe para los seguíamos con atención su obra.
Nacido en Barcelona en 1956, cursó sus estudios superiores en Alemania, y fue profesor de lingüística sarda en la Universidad de Cagliari desde1996. Intelectual de gran curriculum y obra , era uno de los mayores especialistas de romance sardo. También dirigió el principal intento de crear una lengua sarda unificada, la denominada LSC (“Limba Sarda Comuna”), que es la usada por la administración actualmente.
En los últimos años ha dedicado muchos esfuerzos en investigar la posible relación entre el euskera y el paleosardo (la lengua hablada en la isla antes de la ocupación romana). Es el padre de la hipótesis de que ambas lenguas son parientes cercanos. Es autor de una quincena de artículos sobre el tema, que se han ido publicando en revistas especializadas. En 2010 vió la luz de la mano de la editorial De Gruyter el libro en el que resume el fruto de sus investigaciones: Paleosardo, le radici linguistiche della Sardegna neolitica. Obra referencial que marca, en nuestra opinión, un antes y un después sobre esta cuestión. En 2011 el académico bajonavarro Jean-Baptiste Orpustan escribió una larga reseña sobre el libro en Artxiker, y el mismo año el escritor Juan Martin Elexpuru un articulo en la prensa vasca (euskeray erdera).
Mantuvo estrecha relación con varios filólogos vascos. En mayo de 2011 pronunció una conferencia en Gasteiz, en la Facultad de Letras de la UPV, con el título Paleosardo y paleovasco: bide berriak. No se hizo publicidad del evento y apenas pudimos saber nada del mismo. En junio de 2012 organizó en Cagliari un congreso con el título Gorosti U5b3. Iberia e Sardegna. Legami linguistici, archeologici e genetici dal Mesolitico all’Età del Bronzo. En él participaron, entre otros, seis profesores de la UPV, cuatro filólogos y dos genetistas.
Ha sido una gran pérdida. Pero nos queda su obra y el convencimiento de que la semilla sembrada dará sus frutos.
Agur eta ohore Eduardo.