Este post es en realidad un comentario para el post de Alicia Satué:¿Tabellae defixionum veleienses? o El mágico poder de la escritura
Desde hace 8 años estoy buscando quien y donde ‘inventó’ el nombre ‘Nefertiti’ en la Egiptología.
Como en el caso de los crucifijos, la afirmaciones de los expertos que han intervenido en el ‘Veleia Affaire’ no parecen muy expertas.
Creo que casi todo está dicho por Miguel Thomson en sus COMENTARIOS SOBRE ALGUNOS GRAFITOS DE IRUÑA-VELEIA y por Idoia Filloyen Informe sobre los textos en latín de los grafitos de carácter excepcional de Iruña-Veleia.
Aquí quiero añadir algunas informaciones que no han sido recogidos por ellos, y algún resultado de mi búsqueda, para que no se pierda la información. Hay que reconocer el gran esfuerzo que ambos han hecho para excavar muy profundo en la cuestión.
Recojo en primera instancia la opinión de Dr. Juan Carlos Moreno en Gara:
Juan Carlos Moreno | egiptólogo y miembro del CNRS (institución francesa muy prestigiosa)«La palabra Nefertiti es una convención moderna»
Haritz RODRIGUEZ | DONOSTIA
Moreno es investigador titular en el Centre National de Recherche Scientifique (CNRS) tras haber obtenido una plaza mediante concurso en 2000. Su llegada a esta institución se produjo tras haber cursado estudios de Egiptología en el Estado francés durante seis años. «Se trata de una institución cuyos investigadores se dedican exclusivamente a la investigación y no dan clases. La libertad de investigación que nos ofrece, así como los medios científicos y la posibilidad de trabajar con especialistas de otras disciplinas, lo convierten en un lugar excepcional y privilegiado», asegura. A día de hoy se ocupa de la dirección de dos libros colectivos donde se abordan cuestiones de historia económica, social y administrativa del Egipto antiguo.
¿Está en disposición de confirmar que en el vídeo se lee la palabra «Nefertiti» tallada sobre un hueso?En el vídeo se lee perfectamente el nombre Nefertiti y casi con total certeza también el nombre Nefertari, lo que confirma la noticia avanzada hace casi dos años por los responsables de la excavación cuando afirmaron haber detectado el nombre de la famosa reina egipcia entre el material descubierto en Veleia.
Explíquenos cuál es el anacronismo existente. ¿Por qué no es posible que aparezcan esas inscripciones en un yacimiento de época romana bajoimperial?Por un lado el nombre de Nefertiti desapareció del recuerdo de los antiguos egipcios: ella y su marido, el faraón Ajenatón, protagonizaron un intento de establecer un culto a un dios único en Egipto, lo que chocaba con el resto de los cultos del país y con los intereses económicos de estos. A su muerte, sus monumentos fueron destruidos y sus nombres borrados. Por otro lado, el argumento fundamental tiene que ver con la fonética. El nombre «Nefertiti» es una convención moderna que nada tiene que ver con la manera como se pronunciaba realmente en Egipto. Esto es así porque los antiguos egipcios no escribían las vocales en los diferentes sistemas de escritura que empleaban, de tal modo que la reconstrucción de las mismas es harto compleja y sujeta a debate entre los egiptólogos. Por ello, a finales del siglo XIX se establecieron unos criterios arbitrarios (y subrayo lo de arbitrarios) para establecer una vocalización artificial pero que permitiera, al menos, que los egiptólogos pudieran pronunciar los nombres propios de los antiguos egipcios. Estos criterios incluían introducir una «e» entre dos consonantes. Así, el término NFR, que forma parte del nombre de Nefertiti, se decidió «leerlo» como Nefer. También hay que tener en cuenta que la vocal «e» no existía en egipcio antiguo, como sucede en muchas lenguas semíticas (tampoco en árabe clásico, sin ir más lejos). Sin embargo, sí contamos con algunos documentos de la época de Nefertiti, escritos en otras lenguas y donde se transcriben nombres egipcios. Gracias a ellos y a otros criterios fonéticos que sería muy largo explicar, sabemos que lo que un egiptólogo actual lee arbitrariamente como «Nefertiti» era pronunciado en realidad como «Nafteta». También sabemos que el elemento «Nefer» se pronunciaba en egipcio antiguo como «Nafi» y posteriormente como «Nof» ó «Nofr», que es como pasó al copto, el último estadio de la lengua egipcia, donde sí se escriben las vocales y que sigue siendo utilizado como lengua litúrgica por los cristianos de Egipto.
¿Dónde puede estar el error? ¿Qué impresión le merecen los hallazgos de Iruña-Veleia?El error radica en que el término «Nefertiti» es una creación moderna y que el nombre de la reina se pronunciaba en realidad de manera muy diferente. Resulta inadmisible por tanto que alguien en el siglo III tuviera no sólo conocimiento del nombre de esta reina sino que, al escribirlo, no lo hiciera tal y como sonaba sino que utilizase, casualmente, los mismos criterios arbitrarios de vocalización inventados a finales del siglo XIX. En segundo lugar, los primeros egiptólogos transcribieron este tipo de nombres como Nofretiti o Nofretari debido al influjo del copto. Y sólo desde mediados del siglo XX se escriben como Nefertiti ó Nefertari. En tercer lugar, el nombre de Nefertiti desapareció del recuerdo de los antiguos egipcios, y sólo las excavaciones arqueológicas del siglo XX han sacado a la luz monumentos con su nombre y su imagen, como el célebre busto conservado en el Museo de Berlín. Todo apunta, en mi opinión, a un fraude perpetrado recientemente y que se añade a otros materiales de contenido inverosímil aparecidos en Veleia. No se trata de cerrazón intelectual o de escepticismo arbitrario ante lo novedoso, sino de una actitud de estupor ante unos materiales que contienen elementos sólo conocidos en el siglo XX.
Esta teoría invalida completamente todo lo referido a los grafitos y las inscripciones halladas o… ¿Cabe la posibilidad de que haya algunos hallazgos realmente importantes?Hasta no conocer la totalidad de lo descubierto y, sobre todo, hasta que no conozcamos perfectamente el contexto arqueológico en que fue hallado (estratigrafía, etc.) no será posible establecer un juicio definitivo. Pero las circunstancias de los hallazgos y de su anuncio permiten alimentar razonablemente la sospecha de que en Veleia ocurre algo raro. Los anunciados jeroglíficos resulta que no son tales, la supuesta egiptóloga que proclamó la validez de los mismos resulta que no es egiptóloga y que además mintió acerca de su curriculum (ni era profesora de la Universidad de Barcelona como afirmó ni tampoco investigadora de una universidad alemana), tras casi dos años de anuncio oficial del hallazgo sus responsables no lo han presentado a la comunidad científica (que ignora absolutamente su existencia), tras proclamar que todo el material ha sido perfectamente estudiado resulta que cualquier aficionado puede detectar anomalías extrañísimas, etc. etc. Si a esto añadimos las declaraciones críticas de expertos en euskera arcaico, en epigrafía latina o en representaciones cristianas primitivas, que van desde el escepticismo más abierto a la casi declaración de falsedad, comprobamos que la polémica está más que justificada.
¿Existe constancia de los hallazgos en el ámbito académico internacional?Tengo contacto con profesionales de la papirología y consulto regularmente sus publicaciones (revistas, etc.): el silencio en ellas sobre Veleia es completo. De hecho, hace unos meses contacté al profesor Alan Bowman, catedrático de la Universidad de Oxford y máxima autoridad mundial sobre estos temas, que me notificó la completa falta de noticias sobre este hallazgo en los círculos científicos, algo que contrasta con la supuesta importancia de unos materiales que, según sus descubridores, iban a revolucionar la historia antigua mundial. [el subrayado es mío]
Tenemos que observar que el Dr. Moreno hace en cadena 3 afirmaciones que no son correctas como se demostrará a continuación, lo que es muy sorprendente, pero típico para especialistas que hablan de memoria y no hacen sus deberes…
El egiptólogo británico Aidan Dodson, y realmente especialista de la época de Amarna con varios libros sobre la dinastía XVIII (e.o. Amarna Sunrise: Egypt from Golden Age to Age of Heresy y Amarna Sunset: Nefertiti, Tutankhamun, Ay, Horemheb, and the Egyptian Counter-Reformation) afirma lo siguiente en el artículo The Veleia Affair de Mike Elkin en la revista americana Archaeology:
Aidan Dodson, an Egyptologist at the University of Bristol, likewise says the hieroglyphic symbols are not authentic. Concerning the inscriptions referring to Ramesses, Seti, Nefertiti, and Nefertari, he says, «These are clearly a joke. No one in classical antiquity would transcribe Egyptian names like this. All classical references to Egyptian kings use Greek forms that differ widely from modern transcriptions, on which these are clearly based. And both queens had been long forgotten by classical times. But I must say the whole idea is bizarre. Hieroglyphs had become restricted to temple walls by the end of the first century, and the Egyptian language as used then was written in the cursive Demotic script, not hieroglyphs. Indeed, by [the third century] there are likely to have been a limited number of people who read and wrote hieroglyphs fluently in Egypt itself, let alone running evening classes in the Iberian Peninsula. It all feels to me like a scam of some kind.» (el subrayado es mío).
En su día consulté a Ulrike Fritz y de sus lucidos comentarios destilé lo mismo de lo que Idoia Filloy afirmó en su informe aparentemente vía otro camino:
Namen. Geschichte der Namen. Vergleich mit anderen Namen. Nachträge und Zusätze zu Bd. 1. Umschreibungslisten, Glückstadt/ Hamburg-New York. Ranke, H. (1977): Die Ägyptischen Personennamen, Bd. 3 (PN III): Verzeichnis der Bestandteile, Glückstadt.], aparentemente un autor muy relevante cuando se habla de transcripción de nombres egipcios al griego simplemente:
Lo que contradice claramente a la afirmación de Dodson que nadie transcribiera estos nombres así en la antigüedad.
La verdad es que no entiendo como un experto puede afirmar que las transcripciones griegas que conocemos son muy diferentes de los nombres que se manejan en la egiptología moderna. Tampoco se parece dar cuenta que la lista de Manetón solo ha sido recuperado parcialmente y que puede haber listas desconocidas, de manera que su afirmación que Nefertitit y Nefertari fueron olvidadas desde hace mucho tiempo en época romana es temerosa. etc.
Y quién era el primer egiptólogo que ha mencionado algún nombre para nuestra reina de Amarna?
La lista de excavadores tempranos es limitada (ver Wikipedia Rediscovery and excavation), básicamente franceses (Claude Sicard, los ‘científicos de Napoleón), ingleses (John Gardiner Wilkinson, Nina y Norman de Garis Davies), alemanes ( Richard Lepsius, Ludwig Borchardt), un italiano ( Alessandro Barsanti), un americano (Flinders Petrie). De ellos Flinders Petrie es probablemente el más productivo a la hora de publicar sus resultados.
En el libro de Flinders Petrie «A HISTORY OF EGYPT Vol. II.The XVIIth and XVIIIth Dynasties» (1896) encontramos, por lo que sé hasta ahora, la más antigua mención del nombre ‘Nefertiti’:
«
And it is most probable that Nefertiti is the other
name of Tadukhipa, the daughter of Dushratta, as no
other queen ever appears with Amenhotep IV. This
would connect Tyi with the race of Dushratta in
Mitanni. In either case, we must conclude that Tyi
belonged to northern Syria. The nationality of her
parents has been much disputed ; their names, however,
may as easily be Egyptian as foreign. But her titles are
noticeable ; she is called hent-tauz, * * princess of both
lands," and ** chief heiress, princess of all lands"
(L.D. iii. 82 g), just as Nefertiti is called hent res meh^
neht taut, ** princess of south and north, lady of both
lands." These titles seem to imply hereditary right ;
indeed, it is very doubtful if a king could reign except
as the husband of the heiress of the kingdom, the right
to which descended in the female line like other pro-
perty. Now we can see that the daughter of Dush-
ratta, Tadukhipa = Nefertiti, would very probably be in
the Egyptian royal line ; Dushratta*s application for a
princess rather later is recorded (letter 28), and it is
most likely that the Mitannian kings had Egyptian
princesses, as the Egyptian kings had Mitannian
princesses. Hence Nefertiti would be a rightful
heiress of the Egyptian throne ; and, similarly, Tyi
may easily have been the grand - daughter of an
Egyptian king and queen, her mother Thuaa having
been married to some north Syrian prince Yuaa.
Thus she would have the right to be a * * princess of
both lands " ; her name might be Egyptian ; and she
would rightfully fill the prominent place she did in
Egypt ; while her physiognomy would be Syrian.
This view cannot be yet proved, but it certainly
fulfils all the conditions closely.
There can be little doubt of the powerful influence of
queen Tyi ; she appears closely associated with the
king on his monuments, her figure is seen side by side
with his on scarabs, her name appears along with the
king*s on innumerable objects, a temple was built in her
honour at Sedeinga,..."
(WM Flinders Petrie 1896
A History of Egypt. Vol. II. The XVIIth and XVIIIth Dynasties.
London: Methuen and Co. New York: Charles Scribner’s Sons. Pp. xvi, 353.).
Es Salvador Cuesta quien aportó en internet el nombre del libro de Petrie, y tenemos que reconocer su labor de investigación sobre el tema. Según él existen los sieguientes formas en la literatura de la egiptología en diferentes idiomas:
«Nefertete, Nefretete, Nafretiti, Nofretete, Nofertete, Nefretiti, Nefretite, Nufrututu, Neferetete, Nefertythi, Nefertuthy»
Pero según lo que deducimos de Renke y de la lista de Manetón existe únicamente una que es la mas probable la con la forma ‘Nefer’, tal como aparece en Petrie (1896).
Quizás Lepsius en su ‘Denkmäler aus Ägypten und Äthiopien’ publica el nombre de ‘Nofretete’, pero no es un nombre fiel a la tradición griega de Manetón (es deducido del copto), muy probablemente el mecanismo de transmisión hasta epoca romana de los nombres de faraones egipcios, aunque puede haber más listas.
Nos queda trabajo para encontrar todas las menciones del siglo XIX, pero es sorprendente que algunos egiptologos, opinan sin conocer la verdadera historia del nombre.