En el debate sobre los hallazgos excepcionales en los foros existen varios subdebates clásicos.
Uno de mis puntos de interés es hasta que punto las ciencias históricas pueden hilar lo suficientemente fino para demostrar la falsedad de unas inscripciones.
Pienso que la inspección y analítica con un microscopio de barrido hila más fino y debe tener prioridad sobre lo que aportan los diferentes expertos-historiadores (evidentemente es la estratigrafía quien manda, pero aceptamos por un momento que haya duda).

Por esta razón entro en debates donde no me llaman y no me quieren. Comento y opino sobre lo que entiendo como brechas en los razonamientos de algunos expertos de las ciencias históricas (ojo, la gran mayoría se queda callado). Algunos de estos expertos de las ciencias históricas también han opinado sobre los potenciales de ‘analítica’ (y muy contundente además; no sé como Alicia Canto se atreve a opinar sobre el valor del informe Navarro después de escribir un post sobre la inutilidad de analítica para el caso de Veleia en La Arqueometría y la autenticidad de los óstraka de Iruña-Veleia).

En está ocasión ‘debatimos’ las ‘J gráficas’, y aunque evidentemente tienen repercusiones para Veleia, es un debate más bien general: ¿existen las ‘J gráficas en el mundo romano o no?

Tres ‘J gráficas’ en las tablillas de Vindolanda. ¿Son los parecidos con las J de Veleia pura coincidencia?
Guillier, G./Thauré, M. (2003): Les graffites antiques de la cité des Aulerques Cénomans (G.A.C.A.C.).

En Monographies Instrumentum, nº 25. Ed. Monique Mergoil, Montagnac. Pág. 129, figs. 146 y 147
Sobre el último grafito Idoia Filloy en Informe sobre los textos en latín de los grafitos de carácter excepcional de Iruña-Veleia:
«Dibujo y foto de un grafito sobre un fragmento de ánfora localizada en el yacimiento Etoile-Jacobins de
Le Mans. Cronología: 2ª mitad del siglo I d.C.58 Grafito MART IA. Adviértase la prolongación de la I,
hacia abajo y su forma curvada».

Abecedario entre los grafitos de Pompeya. Aportado del informe de Idoia Filloy.
Lillo Redonet, F. (publicación virtual): Taller de grafitos y pintadas de Pompeya. La escuela, los
gladiadores, las elecciones.

Después de leer los argumentos desde la página 139 hasta 152 en el citado informe de Idoia Filloy con decenas de ejemplos, la situación nos parece aclarada. Sí existen, tanto en epigrafía como en paleografía (ver p. ej. 6 ejemplos epigráficos del “Epigraphik-DatenbankClaus/Slaby EDCS”). Da igual el valor fonético que tienen, o como las llamaban los romanos o ahora. Visualmente se demuestra la existencia de un carácter como la ‘J gráfica’.

Alicia Canto, tampoco parece conocer la existencia de la ‘J gráfica’, como menciona lateralmente en un comentario del 3/4/2009 en TA, recogido por Alicia Satué en su informe El latín de Veleia:

“El problema es que en latín el «Anchises» griego nunca sonó «Anquises» ni «ankíses», como Ud. cree, porque la CH no es igual a K (y mucho menos a QV) y, como dije ayer, en latín transcriben con ch sólo lo que en griego sonaba a «J» (dejando aparte que tampoco tenía originalmente la N latina, pues en griego, se escribía ‘Aγχίσης, sonando en estos casos la gamma como una ni). O, lo que es igual, en griego sonaba «Anjíses», como si fuera con nuestra moderna J, pero en latín no existía la letra equivalente para el sonido J (ni la J gráfica misma, que es otra muestra de falsedad en varios óstraka). Es por la misma razón que el griego ‘Aχιλλεύς (también con «ji») sonaba «Ajilleus» y se transcribía en latín «Achilleus», y no «Aquilleus». Creo que esta vez puede haberle quedado más claro.”

Después de leer esta afirmación me armo de valor y menciono en TA este aparente hiato en el conocimiento de la autora del blog.

Su respuesta es clara:

Comentario por Alicia M. Canto el marzo 3, 2015 a las 4:07pm
Sí, por ejemplo Ud. mismo, Sr. van den Driessche, que no conseguirá nunca distinguir las letras cursivas latinas de las mayúsculas latinas, que no se parecen entre sí apenas en nada y de hecho tienen sus propios campos de estudio, por lo que no se puede andar trasladando ejemplos de uno a otro tipo de letra, no es profesional.
Y no será porque no se lo haya advertido tantas veces… pero su personal «costra» hace todo le resbale, y vuelva y vuelva siempre a los mismos y tan trillados surcos. (…)

La epigrafista Alicia se va por los cerros de Úbeda y quiere llevar el debate a discusiones bizantinas. Si no existe la ‘J gráfica’, tampoco puede aparecer en letras cursivas…
René Cagnat,en su ‘Cours d’épigraphie latine’ de 1890, nos afirma que la diferencia entre escritura cursiva y la escritura monumental no era tanto, y la verdad es que con la tabla más abajo se puede entender la inscripción cursiva en algunos casos bastante bien, otros casos son verdaderamente crípticos por un no experto (especialmente en la llamada ‘escritura continúa’). No entendemos lo que tiene que ver el tipo de escritura con el fenómeno de la ‘J gráfica’.

Pero en el informe de Alicia Satué ( El Latín de Iruña-Veleia ) encontramos pruebas de que efectivamente en algunos textos se distinguía ya en la época de Pompeya (doscientos años antes Veleia), entre la I vocálica y la I longa, que tenía la valor de yod (la /y/ en castellano).

Veikko Väänänen, Introducción al latín vulgar, pág. 96. Cita mencionado en el informe de Alicia Satué (2013), El latín de Iruña-Veleia p.72
(imagen proporcionada por Alica Satué en AmaAta)

J.N. Adams (2013) va todavía un paso más lejos y afirma que en La Graufesenque se utilizó la I longa para indicar la yod, /y/ en español o como primera letra de una palabra (¿como en ‘Jupiter’ o ‘Julio’ en Veleia?).

3. Yod in hiatus. The significanse of I longa p. 107
Adams, James Noel. Social variation and the Latin language. Cambridge University Press, 2013.
Los grafitos – ostraka de La Graufesenque son epigrafía, como Veleia inscrito en sigillatas!

Además encontramos estudios que investigan la transición ‘iv > jv’ y parecen encontrar un fenómeno social en su uso, p.ej.:

Title:
The case of I longa in hiatus in the Vindolanda writing-tablets
Author
Francesca Cotugno, PhD student in Linguistics at University of Pisa
Aims
A systematic review of I longa in hiatus in the whole Corpus Vindolandense in a linguistic perspective supported by palaeographical analysis.
We are dealing with a process of resyllabification, where the heterosyllabic[i.V] sequence outcomes in a tautosyllabic sequence [jV] (e.g. Tab.Vind. 141
renuntIum: [re.ꞌnun.ti.um] > [re.ꞌnun.tjum])
This graphic phenomenon, which probably reflects a phonetic process of gliding, is also present in other corpora , such as the Pompeian graffiti, the Tabulae Archivi Sulpiciorum and the graffiti of La Graufesenque, thus supporting the actual diffusion of this feature across the Roman Empire
(Adams 2013:104-108).
It is important to observe that the large majority of I longa in hiatus occurs in the personal correspondence written by the lower ranks of the garrison and from civilians (e.g. Tab.Vind. 343), in drafts (e.g. Tab.Vind.225) and in accounts (e.g. Tab.Vind. 194, 196) , i.e. in text characterised by many non – standard features.
In our opinion, these data provide evidence of the presence of early diphthongisation in the Latin of Britain . We assume that the gliding i in hiatus occurred in Latin as spoken in Vindolanda.
The process can be described as an instance of the sociolinguistic variation since its frequency reflects diaphasic and diastratic dynamics.

Pero nadie lo dice tan claramente como el eminente catedrático de filología latina Sebastián Mariner Bigorra en  «La(s) ortografía(s) escolares del latín»:

«Como ejemplo de esta conveniencia puede servir el aspecto didáctico de una cuestión planteada desde el comienzo de estas reflexiones: el problema de la J. Contra lo que a veces se ha escrito, y demasiado frecuentemente se ha enseñado, la figura de la J no es ningún invento renacentista. La i prolongada hacia abajo se halla suficientemente acreditada en Pompeya, incluso, en ocasiones, indebidamente (…) Pero no: en las citadas Leyes de la época de Domiciano, de todos los usos de la l longa en la epigrafía hispánica, catalogados por J. V. Rodríguez Adrados11, el más abundante es precisamente este: entre grafías del tipo ejus o del tipo eijus se reparten los más de los empleos de l longa que allí se encuentran.

En principio, pues, el planteamiento es muy parecido al observado con la distinción mayúsculas/minúsculas: lo «moderno» -en este caso, la «invención» tantas veces atribuida a Petrus Ramus– fue una sistematización de lo que antes ya existía sin un uso regulado, pero precisamente –tanto en una cuestión como en otra- con la misma función que «modernamente» se le encomendó

La ‘J gráfica’ existía en época romana entonces según muy importantes especialistas, entre otros para indicar la ‘i consonántica’ o la primera letra de una palabra. QED.

La epigrafista Alicia Canto no lo va a reconocer y utiliza todos los canales para despistar:

Comentario por Alicia M. Canto el marzo 4, 2015 a las 11:18pm 
No tengo ganas de perder más tiempo explicando cosas obvias, pero ya que puso Ud. como «prueba» el caso de este Sexti (el único epigráfico de todos los que, en plan plasta, nos ha vuelto a pegar entre ayer y hoy), es obvio que la final es simplemente una letra I adornada, del tipo que llamamos «rústico» o «actuario», lo mismo que se puede ver que lo está la X. Por tanto esa I no es ninguna J, y no pone Sextj porque “Sextj” no es nada en latín. Por ello no sirve como paralelo ni apoyo para nada de Veleia. Y así con todo lo demás, empezando por todo lo de Vindolanda, que es del campo de la Paleografía, como los casos de Pompeya, la mayoría parietarios y en cursiva, que cita de mi viejo maestro y amigo don Sebastián Mariner (¿tampoco sabe Ud. que la «ortografía escolar» se hacía en letra cursiva?). Después de morir él le dediqué en 1989 este artículo, hace nada menos que 26 años, así que no me venga Ud. contando a estas alturas lo que decía Mariner, que además lo hacía desde el punto de vista del latín vulgar.
No vale nada de todo lo que ha puesto, incluído Veikko Väänänen, porque en los óstraca de Iruña-Veleia NO HAY LATÍN VULGAR. Lo que hay son meras falsificaciones de alguien que sólo tenía unas vagas nociones de latín, y que fue dejando churretes lingüísticos –y epigráficos– en tantas piezas, supuestamente en «latín» y en «euskera antiguo». ¡Hasta con «jeroglíficos egipcios» se atrevió, para darle al lote del supuesto “paedagogium” veleyense un puntito exótico y cosmopolita!, de aquel entrañable “maestro entre el Nilo y el Zadorra”, para «explicar» al cual se trajeron a una Rius, “egiptóloga” que tampoco lo era. Qué tiempos aquellos…
(…)
(1) A ver si se entera por fin de que la Epigrafía y la Paleografía son ciencias diferentes:
Clasificación científica de la UNESCO:
55 Historia
5505.01 Arqueología
5505.02 Ciencia de la cerámica
5505.03 EPIGRAFÍA
5505.04 Heráldica
5505.05 Iconografía
5505.06 Numismática
5505.07 Onomástica
5505.08 PALEOGRAFÍA
5505.09 Papirología
5505.10 Filología
5505.11 Sigilografía
5505.12 Estratigrafía
5505.99 Otras (especificar)

Observamos que Alicia Canto critica ‘SEXTJ’, pero no ‘MARTJA’. En realidad la intención era únicamente de aportar ‘J gráficas’ independiente de su valor fonética, pero entiendo que en MARTJA la J tiene efectivamente el valor de yod (I consonántica). Una I ‘adornada’ com J también es una ‘J gráfica’ parece.

Dos cosas, uno es de lógica elemental cuando afirma «Y así con todo lo demás, empezando por todo lo de Vindolanda, que es del campo de la Paleografía, como los casos de Pompeya, la mayoría parietarios y en cursiva, que cita de mi viejo maestro y amigo don Sebastián Mariner (¿tampoco sabe Ud. que la «ortografía escolar» se hacía en letra cursiva?). Después de morir él le dediqué en 1989 este artículo, hace nada menos que 26 años, así que no me venga Ud. contando a estas alturas lo que decía Mariner, que además lo hacía desde el punto de vista del latín vulgar.», afirma la existencia de la ‘J gráfica’, aunque sea en el latín vulgar (evidentemente tener amistad con alguién no es prueba de que no haya ‘J gráficas’ en época romana).

La otra cosa es que las ‘jotas gráficas’ son de paleografía. A petición de Xabier Rentería explica ella el porqué.

Citamos el comentario en cuestión del 5 de marzo 2015.

Sr. Renteria: Su comentario no es falso, pero no es pertinente, porque yo me refería precisamente a un geólogo haciéndose pasar por epigrafista, y no a un epigrafista-paleógrafo. Y el primer caso –que es el que periódicamente sufrimos aquí con el Sr. Van den Driessche–, usando sus propias palabras de Ud., «es un salto disciplinar ‘cuántico’«. [1]
Tampoco su definición de la Paleografía es correcta (quizá porque la haya tomado de Wikipedia), pero el que ésta se dedique a escrituras sobre materiales «blandos», y en general a escritos de la Alta Edad Media en adelante (ya que son muy pocos comparativamente los textos antiguos que se conservan sobre tales materiales: papiro, pergamino, madera, yesos…), ya sugiere las diferencias por las que, como ya dije, la propia UNESCO las clasifica como ciencias distintas. Y lo mismo hacen todas las universidades del mundo en sus ofertas docentes. En muchos casos, como en la propia UAM, Epigrafía y Paleografía se encuadran en áreas de conocimiento y hasta en departamentos diferentes.
Claro que ambas tienen algunos vasos comunicantes, pues de escrituras tratan (como los tituli picti romanos); pero precisamente no afectan a las «piezas extraordinarias» de Veleia, espontáneas pero en mayúsculas y rayadas sobre materiales duros, razón por la que resulta absurdo estar aduciendo continuamente ejemplos paleográficos para «explicar» letras epigráficas romanas (la mayoría encima más que extrañas), y además en plan «ven que te voy a dar una lección«. [2]
Es de cajón: escriba Ud. una nota a mano en un papel, en su letra normal, y a continuación trate de grabar el mismo texto sobre mármol. Ya verá cómo todo cambia, empezando por el tipo de letra que use. [3]

[1] Solo me he dedicado a recoger lo que han dicho eminentes especialistas y he sacado conclusiones. Leer podemos todo.

[2] No es  «ven que te voy a dar una lección«, es más bien que tengo la sensación que nos quieren llevar al huerto.

[3] Las cerámicas de Veleia son evidentemente no tan duro como el mármol que es una piedra metamórfica. Como vemos en las siguientes imágenes tanto en las sigillatas de Veleia, las de La Graufesenque, las paredes de Pompeya o con tinta sobre las tablillas de Vindolanda se pueden escribir perfectamente en cursiva, y de allí que a mi entender la separación en el campo de la epigrafía (La Graufesenque – Veleia) como la paleografía (Vindolanda – Ostia) es completamente arbitraría y no viene a cuento en este caso de inscripciones ‘domesticas’.

Cours d’épigraphie latine. de René Cagnat, de 1890.
Ostrakon de La Graufesenque [epigrafía]

Grafito de Pompeya – flechas indican I longas (estilo J) [¿paleografía ?]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Tablilla de cera de Pompeya – flechas indican la I longa hacia arriba [paleografía]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Tablilla de Vindolanda – flechas indican algunas I longas en forma de J [paleografía]
http://avitus.alcuinus.net/schola_latina/litterae_en.php

Pieza 3143 de Veleia en cursiva [epigrafía]
 

Intuyo que algunos expertos hablan con doble lengua…

Inscripción siria aportada en AmaAta por Miguel Thomson de origen desconocido [epigrafía]

PD. Soy geólogo, ni de lejos experto en la materia, y me puedo equivocar, como todo el mundo, pero sé leer, y tengo capacidad de aprender y de razonar.

Dedico este post a mis compañer@s de AmaAta por su dedicación, debate, inspiración y aportaciones.