La filtración a la prensa de parte de los contenidos del informe sobre los análisis realizados sobre algunos grafitos de Iruña-Veleia en el Instituto del Patrimonio Cultural de España, que considera contemporáneos la mayoría de los grafitos analizados, parece haber puesto muy contentos a algunos, que lo celebran con alborozo. Algunas de estas personas, que dijeron que las analíticas eran inútiles, de pronto acaban de descubrir que sí son útiles, pero solo si prueban que los grafitos son falsos. Quienes con tal incoherencia e ingenuidad celebran esta noticia sin ni tan si quiera haber leído el informe deberían darse cuenta que dicho informe es simplemente uno más entre tantos otros que se han elaborado sobre la compleja e intrincada controversia científica de Iruña-Veleia, y que, aunque añade algunos elementos nuevos, éstos sirven más para plantear nuevos interrogantes que para despejar dudas. Estas personas, que con tanta vehemencia han defendido el trabajo y los puntos de vista de la Comisión de la Diputación Foral de Álava, parecen ignorar lo que uno de sus miembros más destacados dijo sobre las analíticas: “Los análisis de laboratorio son en ocasiones extremadamente lábiles y tan proclives a interpretaciones científicas diversas como puedan serlo los estudios humanísticos” (1). (A esto hay que comentar que no todos los análisis de laboratorio son iguales, y los hay que son fácilmente manipulables y otros que lo son difícilmente y para los que la susceptibilidad de interpretaciones subjetivas es limitada.) Quienes celebran el nuevo informe también pasan por alto el hecho de que contradice el de otro miembro de la comisión, Juan Manuel Madariaga, quien fue incapaz de llegar a una conclusión sobre la autenticidad o falsedad de los grafitos, analizando algunas de las piezas examinadas en el nuevo estudio y empleando algunos de sus mismos métodos (2). La controversia científica sobre los grafitos de Iruña-Veleia obviamente no se acaba aquí, sino que sigue en el mismo punto en el que se encontraba, y no es previsible que se resuelva en un corto plazo, dada su complejidad, sus implicaciones de todo tipo y las posturas fuertemente enfrentadas en torno a ellos.

Es importante tener en cuenta que el informe de Navarro no ha sido sometido a  una evaluación externa ni ha sido publicado en una revista científica tras revisión por pares, como no lo ha sido ninguno de los informes de la comisión de la DFA ni los argumentos contenidos en ellos. Otras grandes controversias arqueológicas han tenido su literatura científica acompañante, tanto a favor como en contra de la autenticidad de los hallazgos. La de Iruña-Veleia, de momento, y ya han pasado unos cuantos años, se escapa de esta norma. Aquí todo se intenta resolver a base de informes que solicita un político o un juez y que no son sometidos a evaluación científica de ningún tipo, haciendo caso omiso de lo que dijo el arqueólogo británico Dominic Perring en una de las pocas propuestas sensatas que contienen los informes de la DFA: “La última palabra sobre la cuestión debe esperar la publicación definitiva por los más destacados estudiosos de la epigrafía y de las fuentes textuales del periodo […] Ante todo, las conclusiones obtenidas necesitan ser sometidas a revisión por pares por los estudiosos internacionales más destacados en el campo.” (3) (¿Para qué se encarga y se paga un informe si luego se ignoran sus recomendaciones?) ¿Qué validez científica tienen el informe de Navarro y los de la comisión de la DFA? No lo sabemos. Lo sabremos cuando sus hallazgos y argumentos se publiquen en alguna revista científica de reconocido prestigio, si es que se publican alguna vez. A partir de ese momento es cuando se pueden empezar a tomar en serio, aunque la publicación no los convierten necesariamente en verdad (son conocidos los ejemplos de hallazgos publicados en revistas científicas del máximo nivel que posteriormente se demostraron ser falsos). La publicación hace que la controversia científica se desarrolle a un nivel más elevado, aunque puede que no acabe con ella. El caso de la Sábana Santa de Turín es un ejemplo. En 1989 se publicó en la prestigiosa revista Nature un estudio de tres centros en los que mediante la prueba de carbono 14 (C14) se databa la Sábana Santa hacia el siglo XIV (4). Pero a pesar de esta publicación, la controversia aún no ha cesado totalmente y se han publicado otros estudios científicos (ciertamente en revistas menos prestigiosas) que cuestionan los resultados de la datación del C14 o su interpretación. Los hallazgos de Iruña-Veleia tienen más visos de verosimilitud que la Sábana Santa, al haberse producido como consecuencia de una excavación arqueológica profesional avalada por una evaluación al máximo nivel, y en muchos aspectos tienen mayor transcendencia. Pero de momento, a lo máximo que se ha llegado es a una publicación en la revista Arse sobre los grafitos vascos (5), cuyo autor es el filólogo vasco-francés Hector Iglesias, quien, por cierto, apoya la autenticidad de los hallazgos. La controversia científica sobre Iruña-Veleia por lo tanto se desarrolla en un perfil bajo, que no se corresponde con la enorme transcendencia de los hallazgos en caso de ser auténticos.

Además de su publicación tras revisión por pares, otro criterio científico que refrenda la verosimilitud de un hallazgo es que sea reproducido independientemente por otros autores. En esta línea va la recomendación de Dominic Perring (3) de hacer excavaciones de contraste o catas controladas por un equipo arqueológico independiente, que también han sido solicitadas con insistencia por los arqueólogos implicados en el caso, recomendaciones y solicitudes que igualmente han sido ignoradas por la DFA. El hallazgo en estas excavaciones controladas de grafitos similares a los encontrados previamente confirmaría su autenticidad. Esto es lo que ocurrió en el caso de las pinturas rupestres de Altamira: se aceptó su autenticidad cuando se encontraron pinturas parecidas en otras cuevas, sin necesidad de hacer analíticas, que no existían en aquella época. En el caso de los grafitos de Iruña-Veleia también se han producido varios hallazgos paralelos posteriores a los de Veleia que apoyan su autenticidad (6-12): 1)  En 2012, el arqueólogo alemán Dennis Graen halló una inscripción hebrea en Silves (Portugal), datada hacia el s. IV d.C. mediante la prueba del C14 en un hueso animal hallado junto a la misma, que contenía “comillas triples” (7) (Fig. 1) parecidas a las que aparecen en varios grafitos de Iruña-Veleia (Fig. 2) y que eran desconocidas para los miembros de la comisión de la DFA; 2) Ese mismo año, se publicó un artículo en el que mediante datación con termoluminiscencia se demostraba la antigüedad (hacia el s. III d.C.) de las placas del “Itinerario de Barro” (8), cuya autenticidad había sido fuertemente cuestionada previamente, las cuales contienen caracteres ibéricos en un texto latino muy similares a los que aparecen en un grafito latino de Iruña-Veleia (9) (Fig. 3); 3) También en 2012 se dio a conocer el hallazgo del denominado “Bronce de Novallas” (10), en la provincia de Zaragoza, que contiene un texto en una lengua indígena paleohispánica, probablemente celtíbero, escrito con letras latinas, en medio del cual aparece la palabra latina publicus (Fig. 4), hallazgo con evidentes paralelos al de los grafitos en lengua vasca de Iruña-Veleia, algunos de los cuales también contienen palabras latinas insertadas en el texto, como polita, cor o nova (Fig. 5) (polita también es una palabra vasca moderna adquirida del gascón en la Edad Media, según se acepta generalmente, por lo que en época romana solo podría ser una palabra latina utilizada por hablantes bilingües vasco-latinos de Veleia (11)); 4) En 2013 se publicó el hallazgo en el yacimiento de Iruña-Veleia por el equipo de Julio Núñez de un ara con el nombre de la ciudad, Veleia, que también aparece en varios grafitos hallados por Lurmen (12) (Fig. 6) (Nota 1). Estos hallazgos paralelos proporcionan una gran verosimilitud a los grafitos de Iruña-Veleia y no se pueden ignorar porque haya aparecido un nuevo informe apuntando en otro sentido, cuyo contenido habrá que valorar cuando esté disponible en su integridad, como tampoco se pueden ignorar los informes de Iglesias, Harris, Orpustan, Silgo, Rodríguez Colmenero, Baxarias, Elexpuru, Satué o Van den Driessche que apoyan la verosimilitud de la antigüedad de los grafitos.
Fig. 1. Inscripción hebrea de Silves (Portugal) con «comillas triples»: ‘’’YEHIEL’’’  (c. 390 d.C.)     
Fig. 2. “Comillas triples” en Iruña-Veleia. Piezas (a) 13381 (‘’’IESHV); (b) 13383 (‘’’FILI’’’); (c) 13385 (‘’’IESHV); (d) 13361 (‘’’ATA’’’); (e) 13336 (‘’’IVAN).
Fig. 3. Es ibéricas en la placa IV del Itinerario de Barro (siglo III d.C.) (arriba) y en la pieza 11425 de Iruña-Veleia (ENIIAS,ANQVISIIS / ET VENVS FILI) (abajo).
Fig. 4. Bronce de Novallas: texto celtíbero escrito con letras latinas, con la palabra latina PVBLICVS en medio.
Fig. 5. Pieza 16365 de Iruña-Veleia: texto vasco (VIILIII NO / VVA, BANA / OSO V POLI / TA, NIIV / RII ATA / ARAINA / ARRAPA) con dos palabras latinas, NOV{V}A y POLITA, en medio. 

Fig. 6. El nombre de la ciudad VELEIA en el ara hallada en 2012 por el equipo de Julio Núñez (izda.) y en grafitos hallados por el equipo de Eliseo Gil en 2005-2006 (dcha.) (piezas, 13380, 13274 y 16364, de arriba a abajo).

Habrá que esperar a la publicación del informe completo de Navarro antes de hacer una valoración detallada de sus méritos o deméritos científicos. Uno de los puntos fundamentales al que habrá que prestar especial atención, como en cualquier estudio científico, es el relativo a la inclusión de los controles apropiados, en cuya ausencia su validez científica quedaría en entredicho (Nota 2). Sabemos que el estudio se ha limitado a un análisis de evidencias superficiales, y en concreto de la presencia de metales y rotura de costras, que son susceptibles de manipulación. Es muy difícil determinar más allá de una duda razonable, si no imposible, si estas evidencias representan el rastro del instrumento ejecutor del grafito o la huella de manipulaciones recientes posteriores a la ejecución, no necesariamente malintencionadas, algunas de las cuales fueron realizadas por el propio equipo arqueológico para facilitar la lectura de los grafitos y otras pudieron haberse realizado en el Museo Arqueológico de Vitoria por personal del museo o por personas ajenas al mismo que tuvieron acceso a las piezas. ¿Ha tomado en consideración el informe de Navarro todas las hipótesis y ha podido descartar la de la manipulación más allá de una duda razonable? Si no lo ha hecho, la duda sobre la interpretación de los resultados se mantendrá.

Todas estas consideraciones hacen prever que las analíticas realizadas en el IPCE no van a contribuir a resolver definitivamente la cuestión de la autenticidad o falsedad de los grafitos de Iruña-Veleia. La resolución de la controversia deberá esperar al menos a que se hagan pruebas que no sean susceptibles de manipulación o que sean difícilmente manipulables, como la del C14 en hueso grabado en fresco, la termoluminiscencia en ladrillo grabado antes de la cocción y el levantamiento de costras superpuestas a trazos de los grafitos, como propone la nota hecha pública por Lurmen, SOS Iruña-Veleia y Euskararen Jatorria. Con respecto al C14, la imposibilidad de manipular el ritmo de desintegración de un isótopo y la disparidad de las fechas consideradas en las distintas hipótesis (s. III a V por un lado y s. XX o XXI por otro) minimizan la posibilidad de error. Por otra parte, existen expertos, como osteoarqueólogos o paleopatólogos (entre quienes se encuentra Joaquín Baxarías, autor de un informe favorable a la antigüedad de la mayoría de los grafitos grabados en hueso (15)), competentes para determinar si un hueso se grabó poco después de la muerte del animal o muchos siglos más tarde, ya que el hueso con el tiempo sufre alteraciones en sus características físico-químicas que condicionan el aspecto y la morfología del corte que se hace sobre él. En cuanto a la termoluminiscencia, que permite datar cuándo se horneó o se expuso al fuego una pieza, la única forma de manipular los resultados sería someter las piezas a muy altas temperaturas, lo cual no es imposible, pero requeriría sacar las piezas de su lugar de depósito. Que algunos grafitos de Iruña-Veleia fueran grabados antes de la cocción parece probable por la morfología y profundidad de los trazos en varios ladrillos (16) y podría confirmarlo un experto cualificado. Otra prueba fundamental sería comprobar si hay costras carbonáticas cubriendo trazos de grafitos, como parece observarse en varias piezas (Fig. 7-9) (16,17) (Nota 3), lo cual demostraría la antigüedad de los mismos, ya que dichas costras tardan siglos en formarse. Hasta que no se hagan estas pruebas, además de las excavaciones de contraste, y todos estos estudios sean sometidos a revisión por pares y se publiquen en revistas científicas, no se avanzará en la resolución de la controversia científica sobre los hallazgos de Iruña-Veleia. 

Fig. 7. Pieza 13368. DIINOS / ZVRII / NAIA. Se observan costras sobre los vértices superiores de la R de ZVRII y de la N y la primera A de NAIA. (Nota 3).
Fig. 8. Pieza 15920. NIIV XII VRT(II?) TV, III / RIIBA TV, NIIV / CII (…). Se observa una costra sobre el trazo vertical de la R de RIIBA. Dudosamente, la costra a la derecha de la T de VRT podría estar cubriendo una esperada II.
Fig. 9. Pieza 13958. NEVR CORDV MAI. Se observa una costra sobre la R de CORDV. 

Notas

1) Este último paralelo no es tan banal como pudiera parecer. La identificación del yacimiento de Iruña con la ciudad romana de Veleia se hizo en base a documentos históricos que la situaban en dicho lugar, no a partir de hallazgos epigráficos hechos en el propio yacimiento. Incluso había dudas de cómo se esperaría encontrar escrito el nombre de Veleia, ya que existen diversas versiones del nombre en los documentos históricos antiguos y altomedievales: Veleia, Velegia, Belegia (13). De hecho, Joaquín Gorrochategui utilizó el hallazgo del nombre de Veleia en algunos grafitos de Iruña como argumento en contra de su autenticidad, tanto por el propio hecho del hallazgo (que, según Gorrochategui “refleja por todos sus poros los intereses y los modos de pensar y enjuiciar de nuestra sociedad moderna”, ya que “se han pretendido ratificar epigráficamente datos conocidos por otras fuentes antiguas, como el nombre de la propia ciudad, Veleia” (1)), como por el hecho de haberse encontrado escrito con V (“resulta muy poco comprensible que el nombre de la ciudad, Veleia, que ya incluso en ciertas fuentes latinas tardías como el Itinerario de Antonino y el Ravenate aparece con B […] aparezca siempre en los óstraca vascos escrito con V.”(14)). Sin embargo, contradiciendo sus propias palabras, Gorrochategui firma como coautor del artículo en el que se describe la inscripción con el nombre “Veleia” en el ara del yacimiento de Iruña descubierta por el equipo de Núñez.

2) Según nos informa Idoia Filloy en un comentario en este blog, en el informe de Navarro no se menciona que entre las piezas seleccionadas para análisis se incluyera un grupo de piezas de control.

3) Comparando una fotografía de la pieza 13368 tomada cuando estaba bajo la custodia del equipo arqueológico de Lurmen con la que se muestra en el informe de Navarro, se observa que varias costras han desaparecido, incluyendo la que cubría el trazo del vértice de la R de ZVRII  (Fig. 10), lo cual es una prueba evidente de manipulación de la pieza (sin entrar a considerar ni autoría ni intencionalidad). La manipulación, apreciable como cambios en el aspecto visual de esta y otras piezas (19,20), y la ausencia de un grupo control de piezas invalidan el informe de Navarro como estudio científico capaz de dirimir la autenticidad o falsedad de los grafitos.

Fig. 10. Fotografías de la pieza 13368 tomadas de un informe de Koenraad van den Driessche (19) y del de Navarro. Se señalan con flechas las costras que desaparecen en el informe de Navarro. A la derecha se muestra ampliada la zona donde se situaba la costra sobre el vértice de la R de ZVRII, que desparece posteriormente.  


Referencias

1. Gorrochategui, J. Hic et nunc. Falsificaciones contemporáneas. El caso de Iruña-Veleia. En: “El monumento epigráfico en contextos secundarios: Procesos de reutilización, interpretación y falsificación”. Editores: Joan Carbonell Manils, Helena Gimeno Pascual y José Luis Moralejo Álvarez. Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona.  Bellaterra (Barcelona). 2011. Pág. 259. http://www.amaata.com/2013/12/hic-et-nunc.html.
2. Madariaga, J. M. Estudio e investigación del yacimiento de Iruña Veleia. Análisis químicos. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/madariaga
3. Perring, D. An evaluation of the reliability of the stratigraphic sequences and findings described in the “Report on the discoveries of exceptional graffiti in the Roman city of Veleia (Iruña de Oca, Alava)” prepared by Idoia Filloy Nieva and Eliseo Gil Zubillaga. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/informeaa.
4. Damon, P. E. et al. Radiocarbon dating of the Shroud of Turin. Nature, 1989; 337: 611–615.
5. Iglesias, H. Les inscriptions d’Iruña-Veleia: analyse linguistique des principales inscriptions basques découvertes”. Arse, 2012; 46:21-81.
6. Thomson, M. Crucifixiones, staurogramas y otros símbolos cristianos de Ituña-Veleia. Ama Ata, Agosto 2013. http://www.amaata.com/2013/08/crucifixiones-staurogramas-y-otros.html.
7. Van den Driessche, K. Yehiel: La inscripción judía más antigua de la península. Ama Ata. Febrero 2013. http://www.amaata.com/2013/02/yehiel-la-inscripcion-judia-mas-antigua.html.
8. Fernández Ochoa, C, Morillo Cerdán, A, Gil Sendino, F. El Itinerario de Barro. Cuestiones de autenticidad y lectura. Zephyrus, LXX: 151-179. 2012.
9. Van den Driessche, K. Es arcaicas. Ama Ata, febrero 2013.
10. Alconchel Ciria, I. Hallado en Novallas el primer bronce celtíbero mediante el que se transmitió un mensaje completo en alfabeto latino. Aragóndigital.es. 23/10/2012. http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=100470.
11. Thomson, M. Polita: ¿puede una palabra latina ser prueba de falsedad de una inscripción atribuida a época romana? Ama Ata, mayo 2013. http://www.amaata.com/2013/05/polita-puede-una-palabra-latina-ser.html.
12. Van den Driessche, SOS Iruña-Veleia. Afirmado el nombre de Veleia tal como aparece entre los grafitos excepcionales. Ama Ata, febrero 2013. 
http://www.amaata.com/2013/02/descubren-en-iruna-veleia-una.html.
13. Van den Driessche, K. Veleia, Velia, Oueleia, Beleia, Belegia. Ama Ata. 27/02/2013. http://www.amaata.com/2013/02/veleia-velia-oueleia-beleia-belegia.html
14. Gorrochategui, J. Dictamen a la comisión asesora de la Diputación Foral de Álava sobre los hallazgos epigráficos de Iruña-Veleia. 2008. http://www.sos-irunaveleia.org/dictamen-de-joaquin-gorrochategui
15. Baxarias, J. Informe preliminar de los restos óseos con inscripciones antrópicas procedentes de las inscripciones de Iruña-Veleia. http://www.sos-irunaveleia.org/baxarias.

16. Van den Driessche, K. Bases científicas para la investigación de las evidencias físicas de los grafitos de Iruña-Veleia. 2012. http://www.sos-irunaveleia.org/start#newsletter3
17. Van den Driessche, K. El problema de la falsedad / autenticidad de los ostracones
de Iruña Veleia: evidencias físicas. 2009. http://www.sos-irunaveleia.org/van-den-driessche.

18. Van den Driessche, K. Las trampas en el informe Navarro: pieza IR 13368. Ama Ata. 10/02/2014. http://www.amaata.com/2014/02/las-trampas-en-el-informe-navarro-pieza.html. 

19. Van den Driesschen, K. Las trampas en el informe Navarro: pieza IR 15910. Ama Ata. 13/02/2014. http://www.amaata.com/2014/02/las-trampas-en-el-informe-navarro-pieza_13.html 
20. Van den Driessche, K. La cadena de custodia de los ostraka de Iruña Veleia, o más bien su ausencia. Ama Ata. 10/12/2013. http://www.amaata.com/2013/12/la-cadena-de-custodia-de-los-ostraka-de.html.