Recientemente encontré un interesante artículo de Larry Hurtado, historiador del cristianismo primitivo y profesor emérito de la Universidad de Edimburgo, titulado “The staurogram in early Christian manuscripts: the earliest visual reference to the crucified Jesus?” (“El staurograma en manuscritos cristianos tempranos: ¿la referencia más antigua a Jesús crucificado?) (1). En él propone la hipótesis de que el símbolo cristiano del staurograma (palabra derivada del griego stauros, que significa cruz), formado por la letra griega rho (Ρ) colocada sobre una tau (Τ) (Fig. 1a) constituye la primera referencia visual de Jesús crucificado, en la cual la T representaría la cruz y el semicírculo de la Ρ la cabeza de Jesús. En su artículo, Larry Hurtado escribe:
“In this proposal, the tau–rho device was appropriated initially because it could serve as a stylized reference to (and representation of) Jesus on the cross. The tau is confirmed as an early symbol of the cross, and the loop of the superimposed rho in the tau–rho suggested the head of a crucified figure. This very simple pictogram reference to the crucifixion of Jesus fits with the simplicity and lack of decorative detail that characterizes earliest Christian art. As Robin Jensen notes in her recent excellent introduction to early Christian art, the simple nature of the visual expressions of faith in the earliest material ‘suggests that communication was valued above artistic quality or refinement and that the emphasis was on the meaning behind the images more than on their presentation.’” Y concluye diciendo: “If this proposal is correct, the tau–rho represents a visual reference to Jesus’ crucifixion about 150 to 200 years earlier than the late fourth or fifth-century depictions that are usually taken by art historians as the earliest.”
En Iruña-Veleia, según la Ostracabase, se encontraron tres staurogramas, de los cuales se muestra la fotografía de dos de ellos (Fig. 1b,c). Hay una cuarta pieza que podría contener un dudoso staurograma con otras líneas añadidas (Fig. 1d). Pero lo más interesante en relación con la hipótesis de Hurtado es que hay varias crucifixiones en las cuales el cuerpo de Jesús se representa extremadamente estilizado mediante una figura que recuerda al staurograma, lo cual apoyaría dicha hipótesis. Tal es el caso sobre todo de la pieza 15916 (Fig. 2a), pero también tenemos las piezas 15910 (Fig. 2b), 13348 (Fig. 2c) y 13346 (Fig. 2d), en las que la única diferencia entre el cuerpo de Jesús y el staurograma es que en el primero la cabeza de Jesús es elíptica u ovalada en lugar de semielíptica o semicircular, como en la Ρ del staurograma. El esquematismo con el que se representa el cuerpo de Jesús en estas y otras crucifixiones de Iruña-Veleia (Fig. 3) concuerdan con lo que afirma Hurtado sobre “la simplicidad y la ausencia de detalle decorativo que caracteriza el arte cristiano más temprano” y con la cita de Robin Jensen en la que dice sobre el mismo que “sugiere que la comunicación se valoraba por encima de la calidad artística y el refinamiento y que el énfasis estaba en el significado de las imágenes más que en su presentación”.
Otros símbolos cristianos que aparecen en Iruña-Veleia son el conocido crismón (aún utilizado actualmente en la vestimenta litúrgica) (Fig. 3), formado por la superposición de una chi (X) y una rho (P), que son las dos primeras letras de Christos (Χριστοσ), y el pez (Fig. 5), que también representa a Cristo, ya que pez en griego es ichthys(ιχθυς), que coincide con el acrónimo de Iesous Christos Theou Yios Soter (Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador). En la misma pieza del pez está la inscripción “Dei in pace” (en la paz de Dios) y una figura de forma triangular con ángulo inferior que contiene un aspa o X en su interior (Fig. 5). El significado de esta figura no es obvio, pero teniendo en cuenta la temática cristiana de la pieza, la primera posibilidad a considerar es que se trata de un símbolo cristiano. Esta idea se ve reforzada cuando observamos su gran parecido con la cabeza de Cristo en la crucifixión de la pieza 13366 (Fig. 3c), que está representada por un triángulo de ángulo inferior con una X en medio. Por lo tanto, mi interpretación de la figura triangular de la pieza 12376 es que es un símbolo que representa a Cristo, siendo la X la letra chi del alfabeto griego, inicial de Christos. El triángulo como representación de Dios o Cristo es un tema recurrente en el arte cristiano. Es bien conocido el símbolo del triángulo con base inferior, que representa la Trinidad, con el “ojo que todo lo ve” en medio (Fig. 6a). Lo que no es tan conocido es que Jesús también se ha representado en forma triangular, como se aprecia en “La última cena” de Leonardo Da Vinci (Fig. 6b) o en “La cena en Emaús” de Jacopo Pontormo (Fig. 6a). La cola del pez que representa a Cristo en la simbología cristiana primitiva también tiene forma triangular, como se ve en la pieza 12376 (Fig. 5). Sin embargo, no he encontrado ninguna referencia a un triángulo con una X como símbolo cristiano primitivo.
Volviendo a los staurogramas de Veleia, sorprende que puedan ser obra de un falsificador, tal como se ha postulado para el conjunto de los hallazgos de Veleia, ya que este símbolo es poco conocido en ámbitos no especializados. Incluso es desconocido para muchos historiadores del arte cristiano primitivo, según afirma Hurtado en su artículo (1): “it is unfortunate that a good many historians of early Christian art are not aware of the staurogram” (“es desafortunado que muchos historiadores del arte cristiano primitivo no tengan conocimiento del staurograma”). Con respecto a la hipótesis de Hurtado de que el staurograma sería una representación visual de Jesús crucificado, que es consistente con lo que se ve en algunas crucifixiones de Iruña-Veleia en las que el cuerpo de Jesús está extremadamente estilizado en forma que recuerda al staurograma, es aún menos conocida. El artículo en el que la propone forma parte de un libro publicado en 2006 (1), exponiéndola en su blog de Internet en 2010. En el artículo en inglés sobre el simbolismo cristiano primitivo en Wikipedia solo se menciona la hipótesis de San Efrén de Siria (s. IV) de que la rho del staurograma podría representar el número 100 o la palabra griega βοηθια (ayuda). Es evidente que los supuestos falsificadores de Iruña-Veleia debían de saber mucho sobre muchos temas. A sus conocimientos avanzados sobre latín vulgar, epigrafía latina, historia y mitología greco-romanas, egiptología, lingüística vasca histórica y onomástica celta antigua, hay que añadir aquellos sobre simbolismo e iconografía del cristianismo primitivo. Como escribió el arqueólogo británico Edward Harris (2), deberían ser “geniuses of the first order” (genios de primer categoría). Esta es la misma idea que subyace en el artículo del filólogo vasco-francés Hector Iglesias (3), en el que muestra con múltiples ejemplos que los supuestos falsificadores deberían de saber sobre diversos temas más que los miembros de la comisión que declararon falsos los hallazgos, pudiéndose encontrar más ejemplos de ello en el informe de Alicia Satué sobre el latín de Iruña-Veleia (4) y en mis comentarios sobre algunos grafitos (5). Pero el problema para la hipótesis de falsificación no es solo que los supuestos falsificadores deberían de ser unos genios, sino que también deberían ser adivinos. Y esto se deduce del hecho de que algunos hallazgos de Iruña-Veleia presentan paralelos con otros efectuados después de los de Veleia, y que, por lo tanto, no podían haber sido conocidos en las fechas en que se hallaron los “grafitos excepcionales” (años 2005 y 2006). Tal es el caso de las “comillas triples” que enmarcan algunos nombres (Fig. 7) y una crucifixión (Fig. 2a) y que aparecen sobre una figura humana arrodillada (Fig. 4b), que ya fueron discutidas en otro post (6). En el contexto de la temática cristiana en los que aparecen, las “comillas triples” parecen ser una marca de santidad o bendición divina. Lo inexplicable para una falsificación es que unas “comilla triples” muy parecidas a las de Veleia se hallaron recientemente en Silves, en la región del Algarve (Portugal), en una excavación realizada por el arqueólogo alemán Dennis Graen, enmarcando un nombre en caracteres hebreos que fue leído como Yehiel (Fig. 8) (7) (este hallazgo también se comentó en este blog (8)). Aplicando la técnica del carbono 14 a un hueso animal encontrado junto a la inscripción, se dató la misma hacia 390 d.C. El hallazgo se hizo público en 2012.
Mi hipótesis sobre el significado de las “comillas triples” de Iruña-Veleia, considerando el esquematismo del arte cristiano primitivo, es que podrían ser una representación estilizada de la mano de Dios bendiciendo, que señalaría a la persona marcada por las “comillas” como bendita. La semejanza a una mano estilizada es más aparente en las “comillas” de la Fig. 2a, en las que incluso se ve una cuarta raya corta que podría representar la muñeca. Las tres “comillas” podrían representar los dedos pulgar, índice y medio extendidos en señal de bendición, tal como aparecen frecuentemente en el arte cristiano medieval (Fig. 9), señal que aún es utilizada actualmente por sacerdotes y papas. Otra posibilidad, considerando el carácter judaizante de algunas manifestaciones cristianas de Veleia y la inscripción hebrea de Silves, es que representen una mano que bendice al modo judío, en la que los dedos meñique y anular, por una parte, y medio e índice, por otra, se juntan, formando como tres prolongaciones separadas por dos espacios (Fig. 10). Desconozco desde cuándo las bendiciones cristiana y judía se realizan de las maneras descritas, por lo que no estoy seguro de que alguna de esta hipótesis sea correcta. Lo que sí está documentado en la antigüedad es la representación de la mano de Dios bajando desde el cielo en señal de bendición o de intervención divina en los hechos escenificados en las pinturas de la sinagoga de Dura Europos (en la actual Siria), del siglo III d.C. (Fig. 11a-c), mano de Dios que también está representada en la escena bíblica del sacrificio de Isaac de un capitel de la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave, en El Campillo (Zamora) (Fig. 11d).
Aunque no tiene relación con la simbología cristiana, viene al caso señalar en este punto que existe otro hallazgo posterior a los de Veleia que presenta un paralelo con los mismos, que es el de las Es ibéricas contenidas en el texto latino de una de las cuatro placas del Itinerario de Barro (Fig. 12a), también comentado en este blog (9). Aunque las placas se conocían desde 1920, existía una fuerte polémica entre los expertos sobre su autenticidad, opinando algunos de ellos que eran falsas y estimando un autor que las consideraba auténticas (Antonio García Bellido) que eran del siglo I d.C. basándose en el contenido del texto (10). Solo fue en 2012 cuando se publicó el estudio en el que mediante termoluminiscencia se demostró definitivamente su autenticidad, datándose en el siglo III d.C. (10). Las Es ibéricas del Itinerario de Barro son muy parecidas a las que aparecen en el grafito de Veleia con el texto “ENEAS ANQUISES ET VENUS FILI” (Fig. 12b) (11). Otro signo ibérico, en este caso correspondiente a la I latina, aparece en otro grafito en lengua vasca de Iruña-Veleia (11) (Fig. 12c) (el carácter ibérico de todos estos signos me ha sido confirmado por Luis Silgo, historiador especializado en lengua íbera). Es muy sorprendente que aparezcan signos ibéricos en inscripciones del siglo III d.C., ya que las últimas inscripciones documentadas en escritura ibérica datan del siglo I d.C. (aunque en un congreso reciente se presentó una cerámica con una inscripción ibérica del s. II d.C., según me informa Luis Silgo). ¿Cómo sabían los supuestos falsificadores de Veleia que posteriormente a su falsificación se iba a publicar un artículo en el que se demostraba que en el siglo III d.C. se utilizaban signos ibéricos en inscripciones escritas en latín y que se iba a dar a conocer el hallazgo de una inscripción del s. IV d.C. que contenía “comillas triples”? ¿Cómo es posible que una falsificación reciente se adelante en el tiempo a hallazgos paralelos genuinos de época antigua?
Para explicar las inscripciones de Iruña-Veleia, algunas de las cuales son ciertamente inusuales, se pueden proponer dos hipótesis principales:
1) Fueron hechas en época reciente por un equipo multidisciplinar de genios-adivinos anónimos que realizaron una falsificación masiva sin ningún objetivo aparente.
2) Fueron hechas en la antigüedad, en la época que indica la cronología estratigráfica de un trabajo arqueológico que (según opinión de uno de los más prestigiosos arqueólogos del mundo) está bien hecho, para la cual existen paralelos en la bibliografía especializada y en hallazgos posteriores a los de Iruña-Veleia.
No parece que sea difícil hacer una elección.
(Agradezco a Luis Silgo su información sobre la escritura ibérica).
REFERENCIAS
1. Hurtado, L. The staurogram in early Christian manuscripts: the earliest visual reference to the crucified Jesus? En: “New Testament Manuscripts: Their Text and Their World”. Ed. Thomas J. Kraus and Tobias Nicklas. Pp. 207-226. Divinity Publications, The University of Edinburgh School of Divinity. Edimburgo, Reino Unido. 2006.
3. Iglesias, H. Les inscriptions de Veleia-Iruña. 2009.